Ocho años de espera: la norma para promover las terrazas verdes de Buenos Aires aún no fue reglamentada
A través de la misma se pretende incentivar la creación de espacios verdes a cambio de la deducción de impuestos
La concentración de la población en grandes ciudades es un fenómeno mundial y trae aparejada la reducción de los espacios verdes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un mínimo de nueve metros cuadrados de espacios verdes por habitante, pero la Reina del Plata apenas cuenta con seis metros cuadrados por habitante.
La "ley de terrazas verdes de Buenos Aires", que ya cumplió años desde su sanción, intentó generar soluciones de la mano de deducciones de impuestos para los propietarios. Se buscó incentivar la instalación de azoteas ajardinadas a cambio de reducciones en la Tasa de Alumbrado Barrido y Limpieza.
La idea consistía en acondicionar la cubierta superior de un inmueble para hacer posible la instalación de una pequeña huerta en lo más alto de la construcción. Las superficies duras, artificiales y de materiales tan sólidos como estériles debían dar lugar a un manto natural de tierra lleno de vida.
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Desafortunadamente, la norma aún no fue reglamentada por el Poder Ejecutivo porteño, impidiendo el acceso a los descuentos impositivos mencionados. Cabe destacar que si el Poder Ejecutivo decide no poner en práctica el mencionado paso, las normas pasan a ser letra muerta.
Los beneficios que aporta la instalación de una terraza verde son múltiples:
reducción del efecto isla de calor en el casco céntrico
aumento del valor de las propiedades
incremento de la aislación térmica, lo que genera baja de la temperatura en verano y aumento de la misma en invierno
reducción del uso de energía en los departamentos porque se alivian los sistemas de calefacción y refrigeración
purificación del aire gracias a la producción de oxígeno
aumento de retención del agua de lluvia que ayuda al drenaje de la ciudad y disminuye la posibilidad de inundaciones
reducción del sonido ambiental.
Consultado por Carbono.news, el legislador capitalino del GEN, Sergio Abrevaya, expresó: "No me sorprende lo que ha ocurrido. Yo tengo una ley de mi autoría, de hace ya diez años, para beneficiar con rebajas de ABL (alumbrado, barrido y limpieza) a quienes colocaran paneles solares y tampoco tuvo una reglamentación, a pesar de estar vigente. Estaba destinada a calentar agua en los termotanques y a calefaccionar ambientes domiciliarios".
La pandemia multiplicó huertas y jardines hogareños
La regeneración urbana ganó mucho espacio en Argentina durante la dilatada cuarentena que soportó el país. Se crearon nuevos espacios vivos y comestibles en miles de techos y patios particulares.
Reporteada por Carbono.news, Florencia Gallino, titular de Sitopia, una empresa dedicada a los espacios verdes domiciliarios, reveló: "El trabajo creció desde marzo de 2020. Muchos nuevos clientes notaron que, a los tres meses de contar con su espacio, ya podían alimentarse con zanahorias, tomates, lechugas, acelgas e, inclusive, frutillas. Cuando alguien no dispone de un sitio demasiado amplio, puede armar su movida en el propio balcón. Para ello, son ideales las plantas aromáticas y comestibles como el orégano, tomillo, albahaca, romero, menta, salvia o perejil. Aunque tengamos pocas horas de sol cada día, la producción va a terminar siendo buena si las sabemos cuidar. ¿La segunda sorpresa? Los sabores son deliciosos, frescos y más intensos. Descubrimos el sabor real de las hortalizas que es totalmente diferente al que conocemos con productos de verdulería que fueron cortados hace varios días y estuvieron expuestos a agroquímicos".
A pesar del mencionado "olvido" reglamentario de las autoridades, los pisos superiores de la gran ciudad se siguen pintando de verde, las personas comienzan a subir para cosechar su propia comida y los alimentos que ingieren son cada vez más sanos.