No es solo una botella: el problema de los residuos
Los residuos son una de las tantas patas de la problemática ambiental, hablemos de lo que tiramos a la basura y de cómo se vuelve visible cuando se hace a gran escala
Las personas que creemos en la importancia de los cambios individuales a la hora de sumar nuestro aporte a la lucha ambiental solemos empezar por la gestión de nuestros residuos domiciliarios y, en consecuencia, quiérase o no, empezamos a observar cómo se gestionan los residuos, no solo en nuestros hogares, sino en los distintos espacios que habitamos y frecuentamos.
Este estado de alerta se activa cuando visitamos amigxs que tiran todos sus residuos juntos, cuando vamos a la oficina y luchamos contra la falta de interés de compañeros de trabajo, pero también cuando asistimos a eventos masivos donde la falta de propuestas de los organizadores vuelve evidente cuánto tenemos aún por aprender.
Podemos observar la problemática a partir de las pilas de plásticos y latas que suelen acumularse en el suelo después de recitales, partidos, festivales y marchas, pero también podemos dar un paso atrás y pensar en el momento previo a la generación del residuo, que es la elección del consumo.
Podríamos hablar de cientos de eventos masivos conocidos por todos, pero elijo hacer referencia a uno de los más emblemáticos en lo que va del año: el partido de la selección argentina contra Panamá que se llevó a cabo en la cancha del Club Atlético River Plate, el pasado 23 de marzo. En esa oportunidad, el estadio albergó a 84.600 espectadores. Hagamos entonces un cálculo azaroso pero probable: si tan solo una de cada 2 personas de las que asistieron a la celebración eligieron consumir una gaseosa o agua, estamos hablando de un descarte de 42.300 botellas plásticas en tan solo unas horas.
La pregunta entonces es ¿qué alternativas tenemos para evitar esa generación de residuos? En este punto, podemos pensar en el rol de tres actores de la sociedad: el de los organizadores de los eventos masivos, el del Estado y el de cada persona.
Hablemos entonces de cada uno de ellos:
En cuanto a los organizadores, para cualquiera que tenga conciencia ambiental y asista a eventos masivos, no es una novedad que en la gran mayoría no se realiza ningún tipo de acción porque no hay intención de reducir la generación de residuos ni de gestionarlos adecuadamente,
En cuanto al Estado: cada municipio establece la forma en la que se gestionan los residuos, por esa razón, tenemos algunos que brindan alternativas sustentables y otros que no lo hacen o que lo hacen de manera deficiente.
En lo que respecta a los individuos, lamentablemente, muchísima gente sigue siendo parte del problema, ya sea por falta de información o por falta de interés.
Dicho todo esto, es fundamental ver lo importante que es que cada una de esas esferas funcione de colaborativamente. De nada sirve que haya una ordenanza que indique que los grandes generadores de residuos deben separarlos si desde los bares y restaurantes se las ingenian para no hacerlo correctamente. De la misma forma, de nada sirve que los organizadores de un evento pongan tachos diferenciados si los concurrentes no saben qué hacer con ellos.
Y, finalmente, de nada sirve que las personas queramos separar residuos si no recibimos por parte del Estado (y en el caso de los eventos masivos, de los organizadores) un mínimo de herramientas para poder hacerlo.
Pero, ¿Por qué es importante tomar cartas en el asunto? Para ejemplificar, enumeremos algunos de los muchos datos que existen sobre contaminación plástica, uno de los grandes problemas a los que debemos enfrentarnos:
· En 2021, se produjeron globalmente 391 millones de toneladas de plásticos.
· Durante el período de 1950 a 2015, la producción alcanzó los 7.800 millones de toneladas de plástico.
· La mitad de todo ese plástico se generó en los últimos 13 años.
· En Argentina se producen anualmente alrededor de 1.6 millones de toneladas.
En términos de consumo:
· En el mundo se compran un millón de botellas plásticas por minuto.
· Globalmente, cada persona usa alrededor de 45 kg de plástico al año.
· En los países de América del Norte y la Unión Europea, cada persona consume más de 100 kg de plástico al año.
· En Argentina, se calcula un consumo anual de entre 40 y 42 kg de plástico por persona.
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Vale preguntarnos entonces qué impacto tiene esto en el ambiente y lo cierto es que son muchos los datos que respaldan que la contaminación por plásticos tiene serias consecuencias sobre la naturaleza y la salud de las personas. En la actualidad, los plásticos representan entre el 60 y 80% de los desechos marinos y, una vez que este llega a los océanos, se mueve a merced de las corrientes y los vientos, generando en algunas zonas grandes acumulaciones llamadas "Islas de plásticos".
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Como consecuencia, una famosa proyección afirma que para 2050 va a haber más plásticos que peces en los océanos, dato que se vincula con el hecho de que actualmente hay casi 700 especies marinas que se encuentran afectadas por la contaminación plástica, ya sea por ser víctimas de enredos, de asfixia o de intoxicación.
Asimismo, durante 2022, distintos estudios revelaron que las personas consumimos partículas de plástico a través de los alimentos y que este material se encuentra presente en la sangre humana y en la leche materna.
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Visto el problema, la pregunta es ¿qué hacemos? ¿cómo se resuelve? Y en este punto, me permito volver a los tres actores que mencioné anteriormente:
A nivel estatal, como ciudadanos, tenemos que reclamar a nuestros gobernantes que por normativa faciliten la separación de residuos, así como también que incentiven la reducción en el consumo de descartables. En este contexto, una ley que estamos esperando y en la que insistimos con vehemencia es la Ley de envases con inclusión social, que plantea responsabilizar a las empresas por la gestión de los descartables que introducen en el mercado.
Si hablamos de organizadores de eventos masivos, hay múltiples acciones que podrían llevarse a cabo para asegurar una reducción de la generación de residuos, así como también una gestión eficiente. En este punto, podrían implementarse algunas medidas como proporcionar puntos de hidratación para que las personas puedan cargar sus botellas reutilizables y también la colocación de tachos diferenciados con información clara con respecto a la forma en que deben utilizarse.
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Como individuos, tenemos que reducir nuestro consumo de plásticos de un solo uso, buscar alternativas sustentables, como llevar siempre una bolsa reutilizable para hacer las compras; usar botellas recargables, no aceptar cubiertos descartables, tratar de comprar productos sueltos en dietéticas y comercios de venta a granel para evitar el descarte de envases, entre otras.
Más allá de estos puntos, cabe resaltar también el rol de las empresas y de los organismos internacionales. Respecto a las primeras, la ley de envases va a jugar un rol clave en términos de reciclaje, pero también es importante que se presione a quienes colocan los productos en las góndolas, para que apuesten al ecodiseño y a la circularidad de los materiales.
Respecto a los organismos internacionales, cabe mencionar que recientemente se firmó el primer tratado global de plásticos, que aún se encuentra en una etapa inicial, pero que, justamente, busca ponerle fin a la problemática del plástico de manera global.
Si bien hay muchos actores que deben mostrar mayor compromiso, quisiera hacer énfasis en la importancia del rol de cada individuo frente a esta realidad ¿por qué?, porque más allá de que en nuestro municipio exista o no un sistema de recolección diferenciada, tanto en CABA como en la mayoría de los municipios del conurbano y en muchísimas ciudades de nuestro país, encontramos recuperadores urbanos o los llamados cartoneros.
El plástico, el metal, el vidrio, el papel y el cartón son materiales reciclables, esto significa que pueden ser sometidos a un proceso de transformación que les permite ser la materia prima para nuevos productos, con un costo ambiental muchísimo menor al de la materia prima virgen.
Además, es fundamental entender que quienes se encargan de la gestión de estos residuos son los recuperadores urbanos, cartoneros y cartoneras que desde el 2001 se dedican a rescatar de la basura los materiales reutilizables para venderlos a la industria del reciclaje y así, generar un ingreso. Este trabajo, a pesar de ser fundamental, estaba absolutamente invisibilizado, pero actualmente, poco a poco empieza a reconocerse.
Por eso, el que exista un mayor compromiso por parte de empresas, gobiernos y particulares a la hora de separar los residuos no solo es beneficioso para el ambiente, sino que simplifica y dignifica la labor de estos trabajadores.