Llegan los Hesla, los Tesla impulsados por Hidrógeno
Los nuevos vehículos podrían duplicar la autonomía de los autos eléctricos, pero triplicarían su precio
Los motores eléctricos de los coches creados por la empresa de Elon Musk están siendo modificados sin su consentimiento para usar el hidrógeno como combustible. La compañía Holthausen Group, un consorcio holandés dedicado al gas, es la creadora del Proyecto Hesla, la modificación del sistema de propulsión del coche Tesla Model S.
El objetivo es la mejora en la autonomía y rendimiento de los coches eléctricos ya que se le agrega a las baterías de litio una nueva fuente de alimentación.
El Model S tiene una autonomía entre 400 y 500 kilómetros, pero el Hesla podría cubrir una distancia de hasta mil kilómetros gracias a los cambios incorporados. De esta manera, se solucionaría uno de los principales problemas que tienen los autos que no usan hidrocarburos porque ahora podrían moverse en la mayoría de los casos durante una semana completa con una sola carga.
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Al final del proceso de generación, el hidrógeno produce gases de escape formados por vapor de agua. Esa es su única emisión, por lo que el impacto ambiental se vería reducido drásticamente. Un vehículo eléctrico como el Tesla Model S contiene 63 kg de litio. Además emplea cobre. La extracción de ambos minerales está asociada a un alto impacto ambiental.
La extracción del litio, además de consumir mucha agua en regiones en las que esta es particularmente escasa, utiliza en su proceso sustancias químicas tóxicas que pueden contaminar los arroyos, los cultivos y la vida silvestre, contribuyendo a la pérdida de biodiversidad, incluso de especies en peligro de extinción.
Los investigadores llaman a este tipo de minería la sombra colonial de la electromovilidad, ya que postulan que la extracción de litio reproduce las desigualdades históricas entre los hemisferios norte y sur en lo que respecta al impacto en los territorios indígenas andinos. Acusaciones similares enfrenta la minería de cobre.
También está en desarrollo el tema del reciclaje y la reutilización paquetes viejos de baterías de una manera que no perjudicial para el planeta.
El hidrógeno le inyecta oxígeno a los tanques del vehículo y genera una reacción química que alimenta la batería del coche. El gran problema que presenta esta nueva forma de electromovilidad tiene que ver con los costos: un Tesla cuesta 60.000 dólares pero un Hesla podría trepar hasta los 200.000 dólares, ya que la aplicación de los avances es sumamente costosos.
El segundo gran inconveniente radica en que, por el momento, en todo Estados Unidos existen apenas 40 estaciones aptas para repostar hidrógeno. La gran mayoría está ubicada en California, el Estado que tiene el parque automotor más valioso de todo el planeta en zonas como Beverly Hills y Hollywood.
Los expertos de la industria automotor aseguran que la tecnología de hidrógeno pronto va a abaratarse como para ser competitiva con las alternativas restantes.