#HuertaVereda, la iniciativa de vecinos de San Isidro para resignificar el espacio público
Se trata de un proyecto educativo, autogestivo y comunitario de un grupo de personas que, unidos por la cercanía geográfica e intereses comunes pero sin ningún tipo de experiencia en el armado de huertas, transforman la vereda en un espacio de integración, trabajo en comunidad, aprendizaje y fuente de alimento.
Durante la cuarentena, en agosto del 2020, los vecinos de San Isidro decidieron comenzar a trabajar la tierra de los espacios públicos del barrio. Muchas de las personas de la zona aún no se conocían, pero estaban deseando tener un lugar comunitario para compostar.
La primera semilla la aportó un vecino en forma de grupo de Whatsapp y rápidamente se pusieron manos a la obra. Una tarde de julio, se encontraron para comenzar el armado de una compostera y un cajón de huerta, haciendo uso de madera y herramientas que tenían a mano. Pronto, más y más personas se acercaron para llevar sus residuos orgánicos, encantados con la idea de revitalizar un espacio verde que hasta el momento funcionaba como reservorio de basura o estacionamiento.
A la semana, la compostera número uno estaba repleta. Eran muchos más los interesados en ver el sueño hecho realidad, por lo que se lanzaron a crear más composteras y cajones de huerta. Se comenzaba a vislumbrar un deseo colectivo, no canalizado hasta el momento, de entablar una relación sustentable entre las acciones individuales y el compromiso comunitario.
Al respecto, desde Huerta Vereda dijeron: "Entendimos también, gracias a la respuesta de los vecinos, que hay voluntad para separar y hacer una correcta gestión de los residuos domiciliarios, reduciendo la basura, informándonos sobre a dónde va nuestra basura, qué se hace con ella y cuál es nuestra forma de consumir, desde lo que comemos hasta lo que desechamos".
Con emoción, se pusieron manos a la obra: armaron un EcoPunto para gestionar correctamente los residuos bajo las categorías de papel, metal, plásticos y vidrio; inclusive un punto de acopio de botellas de amor, logrando que la municipalidad incluyera este punto en su recorrido de recolección.
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Desde entonces, la Huerta Vereda no paró de crecer y se creó un espacio de diálogo entre los vecinos de San Isidro que, además, encontraron allí un lugar de recreación. "Hoy este espacio es mucho más que una huerta. Es una comunidad sostenida gracias al compromiso de los vecinos que lo iniciamos y de los otros que se sumaron y colaboraron trabajando, donando elementos para que se siga expandiendo, aportando conocimiento, plantines, semillas, herramientas", añadieron.
Los resultados superaron las expectativas y, por eso, esperan que la experiencia se replique en otros barrios y ciudades. Desean "que la gente se anime a intervenir su propio espacio público, a plantar naturaleza comida y generar independencia alimenticia, a consumir local, a emocionarse cuando crezcan las primeras hojas e invitar a sus vecinos a ser parte de este proceso mágico".
"Tenemos que cuidar la tierra", expresan. Pero para conseguirlo, es necesaria una comunidad unida en pos de un objetivo superador. En ese sentido, sostienen: "Creemos en las personas y en la relación armoniosa que pueden entablar con el entorno. Creemos en la soberanía alimentaria y la alimentación poderosa. Creemos que la mejor manera de subsanar el daño que le hemos hecho a nuestra hermosa tierra es re nutriendo sus suelos. Creemos que el espacio público es de todos y puede ser habitado con respeto, creativa y comunitariamente. Creemos que, para que esto suceda, no necesitamos pedir permiso ni depender de una habilitación burocrática. Creemos que las gestiones de políticas públicas deben estar al servicio de las personas y no al revés. Creemos en la concientización, en la educación y en la integración de la comunidad. Creemos que la mejor manera de hacerlo realidad es, simplemente, haciéndolo".