Los habitantes de este pueblo francés donan el pelo para limpiar el petróleo de los océanos

El cabello humano crece alrededor de un centímetro al mes. Lejos de valorarse solo estéticamente, este material 100% natural es biodegradable, se puede usar muchas veces, y es muy absorbente: puede contener hasta ocho veces su peso en aceite y así, ayudar a limpiar el planeta.

En Francia, una organización llamada Coiffeurs Justes recolecta cabello de más de 3000 salones, que luego se usa para limpiar aguas contaminadas por hidrocarburos y derrames de petróleo en los océanos. Cada vez más peluqueros se suman a la propuesta y donan el pelo de sus clientes.

El autor de esta iniciativa es Thierry Gras, un peluquero de Saint-Zacharie, un pequeño pueblo de la región francesa de Provenza-Alpes-Costa Azul, y la lleva a cabo desde 2015.

"Gracias a estas acciones, estamos desarrollando la fase II de nuestro proyecto en colaboración con el personal de ESAT que trabaja en la transformación del cabello recogido en mechones. Al mismo tiempo, continuamos sensibilizando a la ciudadanía, realizando nuevos estudios técnicos sobre la reutilización del cabello y adaptando nuestras herramientas de comunicación", señala en su sitio web.

Cómo funciona el proyecto

Los miembros del proyecto recogen los recortes, los empaquetan y los envían a un almacén en la ciudad de Brignoles. Allí, un grupo de trabajadores se encarga de meter el cabello en medias de nylon, creando una especie de "tubos flotantes" capaces de absorber hasta ocho veces su peso en aceite.

La misión de la campaña tiene tres pilares: reutilizar el cabello, ayudar al planeta y dar trabajo a personas que se veían excluidas del sistema. Por eso fomenta la economía circular, con un triple impacto positivo: económico, social y ambiental.

Estos tubos ya se han utilizado con éxito en el puerto de Cavalaire-sur-Mer en el Mediterráneo. Actualmente, Gras quiere expandir la producción vendiendo cada paquete de nylon por 9 euros y reinvirtiendo parte de las ganancias en el centro de empleo donde se rellenan estos empaques, según aseguró Alex Thornton en el Foro Económico Mundial.

Orgánico, natural y con muchas bondades

El cabello es lipofílico, esto significa que puede absorber los hidrocarburos. Sin embargo, esta forma de limpieza de los océanos no es tan nueva como parece. Ya de niño, el fundador del proyecto había escuchado historias sobre el uso de cabello para ayudar a limpiar el derrame de petróleo de Amoco Cádiz, en el norte de Francia, en 1978, y así nació su idea.

En 2020 se utilizó cabello para quitar el petróleo del MV Wakashio, un carguero japonés que encalló en un arrecife en la Isla Mauricio. Los lugareños donaron su pelo y lo empacaron en bolsas con paja y tela, en un intento desesperado por evitar que el petróleo dañe los importantes ecosistemas marinos de la región.

El cabello es superior en muchos aspectos a otros materiales manufacturados para absorber los derrames. Los motivos: no cuesta nada producirlo, es biodegradable, hay un suministro inagotable, y se puede lavar. Además, usar el cabello de esta manera también evita que termine en la basura, donde puede causar daños a la vida silvestre.

Lamentablemente, la costumbre es cortar el pelo y luego barrerlo y desecharlo en casi todo el mundo. Aún no hay una organización en la Argentina que use el cabello para estos fines, sin embargo, sí hay otra opción para reutilizar el pelo y así ayudar al planeta y a otras personas: donarlo para hacer pelucas, o añadirlo al compost.

Otros usos que se le dan en el mundo son: como instrumentos musicales, como el git-git -una especie de violín utilizado por el pueblo de los Mangyans en Filipinas-; para hacer sombreros (en China y en la India), como pesticidas naturales para evitar plagas; y para fabricar cuerdas.