Tecnología y urbanismo
Entrevista

Compostaje de los lodos cloacales en Bariloche: regeneración de suelos y un freno a la contaminación en el Lago Nahuel Huapi

La ingeniera agrónoma María Julia Mazzarino contó cómo es este proceso biológico controlado que debiera expandirse en la Argentina para cuidar las aguas y darle fertilidad natural a la tierra.

El compostaje de la orina y de la materia fecal de los ciudadanos en Bariloche se viene llevando a cabo desde 1998 principalmente por un tema económico. "Antes iban al lago Nahuel Huapi sin ningún tipo de tratamiento, que es lo que pasa en casi todo el país. Bariloche fue pionero en fomentar que los líquidos cloacales fueran tratados. La razón más importante fue la económica, por el turismo: el lago es el centro de ese turismo y le estábamos tirando los líquidos cloacales desde hacía 100 años", dijo a Carbono.News, la ingeniera agrónoma especialista en suelos, María Julia Mazzarino, quien con su grupo de investigación comandaron la creación de la planta de compostaje que se anexó a la planta depuradora, construida por decisión de la Cooperativa de Electricidad Bariloche (CEB) con el apoyo de la provincia rionegrina.

María Julia Mazzarino, ingeniera agrónoma argentina (Gentileza)

"Con el nombre 'emisario submarino', que parece importante, dicen que tratan los residuos cloacales, mientras que, en verdad, es un tubo que, a varios kilómetros de las costas, tira literalmente caca diluida al río", explicó Mazzarino, quien a pesar de estar jubilada, es la asesora del equipo que maneja la planta en Bariloche y de la Asociación Argentina de Compostaje. Contó que cuando se inventaron las plantas de tratamiento fue un "adelanto enorme para la humanidad", pero aseguró que, en Argentina, esta innovación no fue acompañada por el tratamiento de los residuos de estas plantas, es decir, de los lodos cloacales.

Pero empecemos por lo fundamental: ¿qué es el compost y por qué es tan importante?

Sebastián Briganti es coordinador del Colectivo Reciclador y, en contacto con Carbono.News, explicó que el compost es "una enmienda, un insumo o un sustrato que se obtiene a partir de la descomposición de la materia orgánica", a través de un "proceso controlado". Es decir, no es una hoja en un bosque que cae del árbol, se descompone y vuelve a ser parte de la tierra, fertilizándola naturalmente; sino que, a pesar de que el resultado sea también un abono natural, para conseguirlo se necesita recrear ese ambiente natural. No es lo mismo tirar al suelo una cáscara de banana en una chacra que tirarla junto con materiales reciclables y restos de comida condimentada en una bolsa negra que termina, en el mejor de los casos, en un relleno sanitario, donde no se revalorizan los residuos y contamina el ambiente.

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Lo más conocido en este último tiempo es el compostaje domiciliario, comunitario, institucional y en muchos campos. Sin embargo, ¿qué pasa con la materia fecal de las personas, puede convertirse en abono como la de vaca, por ejemplo? ¿Es coherente que estos desechos terminen en los ríos, contaminando las aguas?

Bariloche, como otros (pocos) lugares del país, demuestran lo efectivo que es revalorizar estos residuos naturales para que se conviertan en un compost seguro que regenere los suelos. Algo que no solo suena lindo, sino que es necesario: la ONU señala que la desertificación afecta a una sexta parte de la población mundial, al 70 % de todas las zonas secas y a una cuarta parte de la superficie terrestre mundial. Da lugar a una pobreza generalizada, así como a la degradación de miles de millones de hectáreas de pastizales y tierras de cultivo.

María Julia Mazzarino trabaja por mejorar los suelos. "Sobre todo en las zonas áridas y semiáridas del país que tienen poca materia orgánica". Una maestría en Italia y España, un doctorado en Ciencias Agrarias en Alemania, un posdoctorado en EE.UU y el trabajo en un proyecto internacional de manejo de lodos cloacales con España y Escocia, es la experiencia que tenía esta investigadora del Conicet y docente en tres universidades nacionales (del Comahue, UBA y de Río Negro) cuando se sumó al proyecto de compostaje en Bariloche.


El paso a paso del compostaje en Bariloche

1- Tratamiento biológico: la planta depuradora recibe los líquidos cloacales diluidos, ya que también llegan juntos con los del lavarropa y el agua de baño. Mediante un tratamiento biológico que consiste en distintos microorganismos que son capaces de aprovechar, de atacar esa materia orgánica. A esos líquidos se los agita para que ese proceso sea aeróbico, o sea, que tenga oxígeno. "Los microorganismos se comen gran parte de la materia orgánica y una parte la excretan. Esas colonias de microorganismos se van muriendo y se van depositando en el fondo de la planta de tratamiento, donde queda un nuevo residuo: los lodos cloacales compuestos por el cuerpo de los microorganismos muertos y pedacitos de materia orgánica. Todo el material pasa a tanques sedimentadores donde los lodos quedan abajo y arriba está el líquido depurado que va al lago. No es potable, pero le ha bajado la carga de patógenos y de nutrientes que podrían contaminar, producir "bloom" de algas y eutrofizar el lago", detalló la investigadora.

2- Pilas: junto con viruta de aserraderos y restos de poda chipeada (por una chipeadora que deja trozos de 4 o 5 milímetros) que hay en cantidad en Bariloche (árboles, jardines, parques nacionales, limpieza de caminos) se mezclan los lodos que son muy líquidos: solo tienen un 15% de material sólido. Estos residuos se ponen en pilas, en hileras, y ahí actúan los microorganismos que los transforman en compost. Las pilas son volteadas con maquinaria porque es un proceso aeróbico y así, "los organismos se comen lo más rápidamente degradable que es lo más peligroso, lo que es más putrescible, y después el resto se transforma en una materia orgánica muy estable que es lo que después le podes poner al suelo para mejorarlo".

Mezcla de lodos y aserrín en las pilas en la planta de compostaje de la Cooperativa de Electricidad Bariloche. Foto: Gentileza María Julia Mazzarino y CEB

Esta parte del proceso consta de dos etapas: la primera es la termofílica. La temperatura de las pilas debe subir a más de 55 °C porque aseguran la reducción de patógenos. "La reducción de patógenos tarda más o menos unos 20 o 30 días. Hay que voltear las pilas y esperar a que vuelva a subir la temperatura porque apenas lo hacés, se enfría". Esta es la parte donde hay un poco de olor. Después, viene la etapa de maduración que dura 6 meses, aproximadamente. La temperatura baja a temperatura ambiente y se completa la transformación de la materia y ya no tiene olores desagradables, sino a tierra.

Estudiantes de posgrado UNRN midiendo temperaturas en las pilas en la planta de compostaje de la CEB. Foto: Gentileza María Julia Mazzarino

Durante el circuito, cada pila va despidiendo líquidos que se llaman lixiviados. Estos los devuelven a la planta depuradora que está a 13km de la planta de compostaje, lo que representa un costo adicional por el transporte. Las pilas están en un campo (sin casas cerca) en el camino de circunvalación de la ciudad, que pasa por el aeropuerto y se junta con la ruta 40.

Usos del compost

Actualmente, a este compost lo utilizan para revegetar las banquinas de muchos caminos en el sur, como las del que va a Chile por Villa La Angostura y el de los 7 Lagos, "por ley todas las banquinas de los caminos en construcción o reparación deberían ser revegetadas. También, para descontaminar suelos contaminados por petróleo, para plantaciones forestales, producción de plantines en viveros y plantines forestales para recuperar bosques incendiados en la zona", destacó Mazzarino, entre otros usos.

La norma argentina de compost (norma conjunta entre el Ministerio de Medio Ambiente y el SENASA) no permite que este compost se utilice en agricultura. Existe otra norma sobre lodos cloacales del Ministerio de Medio Ambiente (y una similar del IRAM) que recomienda su uso en paisajismo, restauración, viveros de ornamentales y forestales y otros; sin embargo, no es aceptada por el SENASA a pesar de que no nombra uso en agricultura. "Hay toda una discusión. En otros países sí está permitido en agricultura. En Bariloche, investigadores del CONICET y de las universidades del Comahue y de Río Negro miden la temperatura de las pilas durante la etapa termofílica y antes de venderlo analizan patógenos para asegurar la calidad del producto. También analizan nutrientes y otros contaminantes, como metales pesados. Los resultados indican que el producto de Bariloche hasta podría ser incluido en la norma de compost por su alta calidad"

"Necesitamos que la norma del Ministerio sobre lodos sea aceptada por el SENASA para poder usarlos sin problemas", resumió.

Reconocer a la ciencia argentina

Impulsar este tipo de medidas para compostar estos residuos es una apuesta por la salud, la economía y el cuidado del agua, tan vital, más en estos momentos. Hay otras experiencias también muy llamativas, interesantes y, por sobre todo, viables. Una es la que se usa en Esquel con lagunas de fitorremediación. "Su planta depuradora es con plantas. Se forman lagunas artificiales y allí dentro se deposita directamente todo el líquido cloacal y se colocan unas plantas que, en este caso, son los carrizos. Estas absorben todos los nutrientes y crecen", señaló la investigadora, y explicó que luego de algunos años, esas plantas se quitan, se compostan, y se ponen nuevas.

Carrizos en crecimiento. Fuente: Gentileza

Carrizos crecidos. Fuente: Gentileza

Ante la pregunta ¿por qué esto no es conocido masivamente en la Argentina? La especialista en compostaje respondió: "Porque en general somos muy buenos para difundir lo malo y muy malos para difundir lo bueno. Creo que lo que funciona acá y en el mundo, en este momento, es la mala noticia porque vende". Y criticó a quienes solo hablan mal del país: "Acá todo va mal y lo que va bien está en el extranjero, es una combinación perversa porque niega que este país está lleno de investigadores haciendo cosas maravillosas. Hay mucha gente aplicando este conocimiento y cantidad de pymes que trabajan maravillosamente bien. Tendrían que entrevistar a la gente del INVAP que ha largado tres satélites al espacio, fabrica radares, vende reactores nucleares con fines medicinales a otros países, como Holanda y Australia, por ejemplo. La cantidad de cosas que se podrían hacer con todo lo que se ha investigado, pero que no se aplica. Hay cosas que ya se investigaron, solo queda aplicarlas".


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