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¿Mito o realidad? El plan de China para sembrar nubes y modificar su clima

Creen que más lluvias beneficiarán la producción, pero los países vecinos temen una alteración climática masiva.

Según algunos medios del mundo, China estaría desarrollando un experimento para alterar la atmósfera y hacer llover de manera artificial en muchas de sus regiones internas. Con esta noticia, se abrió un debate sobre la intención del país de mejorar su producción agrícola y dar respuesta a incendios forestales o sequías intensas.

El gobierno de Xi Jinping estaría buscando aumentar sus precipitaciones, para llegar a cubrir 5,5 millones de kilómetros cuadrados en 2025. Esto representa casi el 60% de su extenso territorio.

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El anuncio generó preocupación en países vecinos, como India y Taiwán, por la incertidumbre sobre el eventual impacto de esta tecnología en la región. Para lograrlo, utilizarían drones de gran tamaño.

Estas naves no tripuladas "sembrarían" nubes rociando el cielo con sustancias como el yoduro de plata, para que se produzca la caída de agua en forma de lluvia. ¿Se trata de un gran avance o de un dispositivo ya conocido por los productores agropecuarios?

La revista especializada New Scientist explicó que las nubes orográficas pueden aumentar los chubascos, pero señaló también que el incremento no sería significativo, ya que el aumento se mantendría por debajo del 10% del total.

Consultado por Carbono News, el físico y matemático Eduardo Piacentini, especialista en cambio climático, dijo: "Hace 50 años en la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CONIE) trabajamos en estos temas. La siembra de nubes es conocida desde la década de los sesenta. Se la utilizaba para evitar granizadas, especialmente en la región argentina de Cuyo, con el objetivo de no estropear los viñedos. También era un sistema escogido en el Norte de Argentina, para que no fueran afectados los tabacales".

"Cuando una formación nos muestra en el radar que es una amenaza, se la bombardea con cohetes para transformarla en lluvia. El yoduro de plata rompe la estructura de los cristales de hielo y los vuelve líquidos a través de un proceso físico-químico llamado adolescencia. Pero, debemos tener en cuenta que estamos hablando de nubes cuyas extensiones no superan los 15 kilómetros. Ningún sistema climático podría verse afectado por un radio tan diminuto", agregó.

(Foto: Pixabay)

Uno de los temores de la aplicación masiva de esta tecnología es saber qué impacto tendrá, por ejemplo, en el viento Monzón de verano de la India. Se trata de una corriente de aire clave para toda la región, y uno de sus factores impulsores es la diferencia de temperatura entre la meseta tibetana y el océano Índico.

Paralelamente la relación de China con sus vecinos no está pasando por su mejor momento. Existen fuertes tensiones fronterizas con India por múltiples encontronazos casi diarios entre soldados de ambos ejércitos. Taiwán también dio la voz de alarma y acusó al gigante de un eventual "robo de lluvia".

Mientras, Piacentini descartó casi por completo la situación: "El sistema monzónico involucra continentes, océanos completos. Muy difícilmente este tipo de técnicas pueda causar cambios significativos. Se trata de soluciones puntuales, meramente locales", explicó.

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Los logros de Pekín con respecto al manejo de su propio medio ambiente han sido muy discutidos. Uno de los que más llama la atención es que, pese a que la ciudad capital es una de las más contaminadas del mundo, cuando se celebra una reunión de relevancia internacional, su cielo se abre siempre diáfano.

¿Es este fenómeno obra de los avances tecnológicos, o bien obedece a que el poder central ordena el cierre preventivo de todas las fábricas contaminantes cercanas al epicentro político de la Nación varios días antes de los grandes cónclaves?

Por el momento, se trata de cuestiones casi inescrutables. En algunos años recién se sabrá si los vaticinios en cuanto a la manipulación de la naturaleza por parte de China fueron reales o meras cortinas de humo.

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