Energía
Contaminación

China sigue siendo el país más contaminante del mundo, y se lo debe al carbón

"Es la gran fábrica del mundo. Se ha ofrecido a las grandes multinacionales como sitios libres de impuestos, con mano de obra barata y licencia para contaminar", analizó Juan Pablo Cardenal.

La República Popular es en 2021, una vez más, la nación más contaminante del mundo, ya que no puede contener la emisión de gases de efecto invernadero, según publicó la consultora francesa Capgemini en base a datos de World Energy Markets Observatory (Observatorio Mundial de Mercados de Energía).

A contramano de lo acordado en París, el régimen de Pekín ha aumentado sus niveles de polución y sus emisiones de CO2 en un promedio del 2% anual. Gracias a esta práctica, ha logrado tomar claras ventajas sobre las restantes economías líderes. Mientras tanto, la Unión Europea mantiene estables sus números, luego de una década de fuertes descensos.

En la medida que el gigante asiático no cambie su modelo de producción será casi imposible cumplir a nivel global con los objetivos del milenio establecidos por 125 países en la capital francesa.

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Según la Organización Mundial de la Salud, la suciedad crónica del aire de las principales ciudades chinas reduce la esperanza de vida de sus habitantes en más de cuatro años promedio.

Lo primero que los residentes hacen cuando se despiertan en la mañana es comprobar en medidores de oxígeno especiales los índices de pureza del aire dentro de sus propios domicilios.

Luego, no podrán durante el día beber agua desde los grifos, ya que el líquido que surge de las cañerías no es recomendable para el consumo humano.

Más tarde, en plena vía pública, los ciudadanos comunes y corrientes deberán cubrir sus bocas y narices con máscaras protectoras con filtros que evitan que respiren partículas microscópicas viciadas.

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Existen varias estadísticas que avalan este fenómeno. Hace una década, se vendieron en la capital china unos 200.000 purificadores de aire. El año pasado esa cifra creció en Beijing hasta los cinco millones de unidades, 25 veces más, según datos de Huidian Research, una compañía china de consultoría y mercadeo.

Los valores unitarios de estos dispositivos cayeron hasta los 300 dólares gracias a la explosión de la demanda.

¿Por qué es tan infecciosa su matriz energética?

Porque casi dos tercios del dióxido de carbono expulsado proviene de sus centrales basadas en quema de carbón.

De acuerdo a datos de la Administración Nacional de Energía de China, la producción de este mineral crece anualmente a un ritmo del 5% ya que las usinas térmicas de este tipo siguen proliferando, especialmente, en la costa este del país.

El año pasado, las cuarentenas estrictas habían limpiado los cielos de China por la parálisis productiva. Se estimó que un 30% de las actividades industriales fueron detenidas de manera obligatoria.

Sin embargo, tras lograrse el control completo de los contagios, todo volvió a la "normalidad" y los frenos al daño ambiental prácticamente desaparecieron.

"Existe voluntad política de diversificar las fuentes"

El columnista del diario El País de España, Juan Pablo Cardenal, un profesional que vivió en Shanghai y ha escrito varios libros sobre el coloso, brindó su propia interpretación sobre este tema a Carbono News.

"Tienen que dar energía a diario a casi 1400 millones de habitantes y los KW generados a base de carbón son los más baratos pero también los más nocivos. Han tratado en los últimos años de revertir la situación con grandes represas hidráulicas como las de las Tres Gargantas y también han sumado cientos de parques fotovoltaicos. Existe una pretensión política del capitalismo de Estado de diversificar sus fuentes. Lo que es muy grave es la contaminación del agua. A la gente se le está pidiendo que cierre las ventanas de sus viviendas durante las horas diurnas para evitar que ingrese el dióxido de Carbono que llega desde las calles. Las nubes tóxicas en las ciudades son permanentes. China es la gran fábrica del mundo. Se ha ofrecido a las grandes multinacionales como sitios libres de impuestos, con mano de obra barata y licencia para contaminar. Desde los años 80 hubo tres décadas donde los inversores extranjeros y los locales hicieron lo que les daba la gana en materia medioambiental. Se llegó al extremo de que 18 de las 20 ciudades más afectadas del mundo estaban en la RPCh", comentó.

Para este experto, las claves detrás del deterioro de las condiciones de vida se relacionan con el éxito económico de la súper potencia.

"La presencia económica de China hace 20 años en el resto del mundo era casi testimonial. Hoy, no existe un país en el que no tengan intervención. Este sistema de desarrollo es exitoso en lo cuantitativo pero deteriora las condiciones y cualidades humanas de sus habitantes", cerró Cardenal.

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