Los peces "olvidados" que se enfrentan a su extinción
Los peces de los lagos y los ríos son vitales para millones de personas en el mundo. Sin embargo, estas especies no han contado con la atención necesaria, lo que ha provocado que un tercio de ellos se enfrente a la extinción, advierte un nuevo informe.
La falta de reconocimiento y el poco avance en medidas de protección y conservación han provocado que una de cada tres especies de peces de agua dulce esté en peligro de extinción, según un informe realizado por 16 organizaciones ecologistas del mundo, incluido el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
Hasta el momento se conocen más de 18.000 especies de peces de agua dulce. Es decir que estos animales representan más de la mitad de todos los peces del mundo y una cuarta parte de todos los vertebrados de la Tierra. E incluso aún hay muchas especies que no han sido descubiertas: solo en América del Sur más de 104 nuevas especies de peces de agua dulce se han identificado cada año durante la última década.
Esta diversidad no es solo el soporte para las poblaciones que se alimentan de estos animales, también es fundamental para la salud de los lagos, ríos y humedales. Por ejemplo, según el reporte, los peces de agua dulce suponen la principal fuente de proteína para 200 millones de personas sobre todo en Asia, África y Sudamérica. Además, la pesca recreativa y el comercio de peces para los acuarios genera beneficios millonarios para estas industrias.
Sin embargo, la variedad de estos peces se está agotando poco a poco. De hecho, según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ya son 80 especies que se han extinguido, y casi la mitad solo en 2020. Otras poblaciones de peces siguen reduciéndose, como los peces migratorios o las poblaciones de los megapeces -peces gigantes como el siluro, el arapaima, el pez gato o el pez espátula, de hasta siete metros de longitud- que han disminuido casi al 100%.
"En ninguna parte la crisis mundial de la naturaleza es más grave que en nuestros ríos, lagos y humedales, y el indicador más claro del daño que estamos haciendo es la rápida disminución de las poblaciones de peces de agua dulce. Son la versión acuática del canario en la mina de carbón, y debe servirnos de advertencia", afirma Stuart Orr, Líder Global de Agua Dulce de WWF.
Orr sostiene que a pesar de la importancia de estos animales para comunidades locales, los peces de agua dulce no se tienen en cuenta a la hora de tomar decisiones como la construcción de presas hidroeléctricas o el uso del agua. Estas intervenciones humanas modifican profundamente el ecosistema en el que viven.
Por ejemplo, el siluro sudamericano, el pez con la migración más larga de todos los de agua dulce, y que puede llegar a medir hasta dos metros, se ve profundamente afectado por la instalación de presas hidroeléctricas y las industrias mineras. "Las presas hidroeléctricas bloquean cada vez más su camino, mientras que la deforestación y la minería amenazan zonas de desove cruciales desde Colombia hasta Bolivia", explica el informe.
Estos peces dorados, una fuente importante de alimentación de muchas comunidades indígenas, comienzan su migración cuando desovan en lo alto en las estribaciones de los Andes en la cabecera del Amazonas. Los peces jóvenes van a la deriva y nadan 5800 km hasta la desembocadura del río, donde viven durante dos o tres años antes de emprender el gigantesco viaje de regreso. La crecida de las aguas tras la estación lluviosa, es la señal para que regresen río arriba: un año más tarde estarán de vuelta en las montañas, listos para reproducirse.
Pero esto solo sucede cuando los ríos se encuentran sanos. "Es un indicador de la salud del ecosistema de agua dulce, y su supervivencia futura está en duda. Es una señal alarmante para todo el sistema fluvial en su conjunto", advierte el informe.
"Los peces de agua dulce son importantes para la salud de las personas y para los ecosistemas acuáticos de los que dependen todas las personas y la vida en la Tierra. Es hora de que recordemos esto", asegura Orr.
El informe destaca las amenazas a las que se enfrentan estos peces y los hábitats acuáticos: la destrucción de ecosistemas, la sobreextracción de agua para riego y la contaminación industrial y agrícola. Junto a estos peligros, se encuentran: la sobrepesca y las prácticas pesqueras destructivas, la expansión de especies invasoras, los impactos del cambio climático, la extracción excesiva de arena y los crímenes contra la fauna silvestre.
Lo que está en nuestras manos
No está todo perdido: el 2021 puede ser un gran año para revertirla situación. Este año se realiza la Conferencia de la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (CDB). Será el 17 de mayo en Kunming, China.
"El mundo debe aprovechar la oportunidad de asegurar un ambicioso acuerdo global de biodiversidad", sostiene WWF, y advierten que este acuerdo debe prestar la misma atención a los sistemas de agua dulce que a los bosques o los océanos.
"Un Nuevo Acuerdo permitirá recuperar especies de peces de agua dulce que están en peligro, asegurando el alimento y empleo para cientos de millones de personas, así como salvaguardar los valores culturales e impulsar la biodiversidad y la salud de los ecosistemas de agua dulce que sustentan nuestro bienestar y prosperidad ", declaró Orr.
Según el especialista, los gobiernos tienen que comprometerse a aplicar nuevas soluciones, así como evaluar qué ecosistemas de agua dulce deben ser protegidos y restaurados prioritariamente. Además apuntó que se necesita la colaboración entre el sector privado, la sociedad civil y el ámbito público.