Ambiente y naturaleza
Cambio climático

Siberia, en la vía rápida hacia el calentamiento

El verano en la ciudad de Verjoyansk puede ser muy caluroso, pero este año comenzó antes y preocupan las altas temperaturas.

La ciudad de Verjoyansk, en Siberia, ostenta el título del punto más gélido del hemisferio norte. Allí las temperaturas invernales superan los -50 grados e incluso disputa con la ciudad rusa de Oimiakón el registro más bajo histórico: -67,8 grados.

Sin embargo, los veranos en Verjoyansk pueden registrar máximas por arriba de 30°, pero este año, algo inusual llamó la atención de los expertos: el calor llegó antes de tiempo, en junio, y con picos de hasta 38°, un récord que preocupa y lleva todas las miradas hacia los peligros del calentamiento global.

Verjoyanks es la ciudad más septentrional de la región de Yakutia, con una superficie de más de 3,1 millones de kilómetros cuadrados y donde viven solamente 908.000 personas.

El inédito registro de 38 grados deberá ser revisado por expertos, y de comprobarse su autenticidad, quedará documentado como la temperatura más alta de la historia al norte del Círculo Polar Ártico, según el departamento de hidrometeorología y monitoreo ambiental de Yakutia.

Hay un antecedente de 38,3 grados en otra ciudad vecina, Yakutsk, diez años atrás, pero nunca en esta época del año. Tatiana Marshalik, jefa del servicio meteorológico yakutio, indicó a la agencia Ria Novosti que el calor es normal en el norte de la región, pero que suele llegar en julio o agosto.

"Es el impacto de la inestabilidad del clima debido al constante calentamiento", dice sobre este fenómeno María Anánicheva, del Instituto de Geografía de la Academia Rusa de Ciencias. Y es que según expertos, el Ártico se está calentando más del doble que el promedio del resto del mundo.

Las altas temperaturas no solo impactan en el derretimiento del hielo y la nieve, sino que la desaparición de éstos favorece que se descongele el permafrost, la capa de suelo que está permanentemente congelado en las áreas muy frías.

El deshielo del permafrost es potencialmente muy peligroso, según consta en un artículo de El País, ya que al descongelarse se liberan gases, entre ellos metano, que tiene un efecto invernadero muy potente. También puede causar corrimientos de tierra y daños en los cimientos de infraestructuras.