Bajan los ríos: ¿cambio climático, sequia, o represas brasileñas?
Varias causas confluyen para que los niveles de los ríos estén muy por debajo de lo usual.
La República de Brasil ha multiplicado sus represas hidroeléctricas en los últimos años. Solamente en el Río Iguazú ya existen un total de seis distintas. Muy cerca, a pocos kilómetros de Foz Do Iguazú, se levanta la gigante Itaipú, que comparte con Paraguay.
Al mismo tiempo, las míticas cataratas (una de las nuevas maravillas del mundo) lucen un caudal agonizante y los ríos Paraná, Uruguay y Paraguay muestran también un estrés hídrico que cuenta con pocos antecedentes históricos.
Concretamente, en los saltos del Iguazú se registra un caudal de 289 m3/s cuando lo normal suele ser 1500 m3/s. Cinco veces más. Esta situación no se había dado desde 1952.
¿Alcanza con invocar al fenómeno de La Niña y su consecuente sequía para explicar lo que ha ocurrido en el acuífero guaraní?, ¿cuánto influyen los embalses del gigante sudamericano en la crisis hídrica?
Consultado por Carbono.news, el ingeniero Juan Borus, director de Alertas Hidrológicas del Instituto Nacional del Agua, señaló: "Aún no podemos asegurar que el cambio climático sea el responsable de la situación de merma en los caudales que se inició hacia fines de 2019. Sin embargo, si esto se extiende, habrá que analizar la situación bajo nuevos parámetros. Estamos atravesando el cuarto verano consecutivo con lluvias por debajo de la media histórica. La Niña irrumpió luego de ocho meses de sequía y consolidó un escenario para que se vuelva persistente".
Con respecto a los embalses que Brasil erigió en el corazón del acuífero guaraní, explicó: "Fueron construidos con el exclusivo fin de generar energía. No tienen la intención de riego para los campos o insumo para el ganado. No les sirve apropiarse del elemento vital porque su negocio consiste en que los torrentes hagan girar las turbinas. De las seis últimos diques, solamente Foz Do Areia y Salto Santiago tienen alguna capacidad de retención de líquidos. El resto no puede almacenarlo. A través de acuerdo entre Paraguay, Argentina y Brasil se han abierto compuertas para mejorar la navegabilidad en toda esa zona pero hay que señalar que el nivel interno de las construcciones sigue siendo muy bajo".
"No hay lugar para nuevas descargas especiales. No existen volúmenes estancados que se puedan verter. Debemos esperar grandes precipitaciones en las nacientes del Paraná y la cuenca media del Iguazú para salir de esta encerrona", expresó el experto.
Con respecto a las versiones conspirativas que aparecen en internet, no se mostró sorprendido. "Estoy acostumbrado a leer todo tipo de materiales sin ningún rigor científico. De hecho, me cuesta mucho a menudo convencer a algunos funcionarios propios y ajenos con los que mantengo diálogo directo", contó.
Contener las pérdidas
Tanto Argentina como Paraguay y Uruguay han visto afectadas sus economías, el transporte fluvial, el turismo, la ecología y la pesca por esta escasez hídrica.
La Casa Rosada, a través del canciller Felipe Solá, hizo recurrentes pedidos a su enorme vecino pidiendo la apertura de la binacional Itaipú para evitar el colapso del Paraná.
La situación se hizo particularmente dramática cuando se llegó a frenar en parte el transporte fluvial de la exportación agropecuaria.
Durante varios meses, barcos de ultramar debieron dejar el complejo de puertos de Rosario con cargas que llegaban apenas al 75 % de la capacidad de los buques.
Desde Brasilia se asegura que ya no se construirán más diques que puedan afectar el ecosistema del litoral.
La escasez de humedad en el aire de zonas con tanta vegetación ha dificultado el control de los numerosos focos de incendio que se dieron en la región en los últimos meses.
Las quemas de basura son prácticas habituales entre los vecinos de zonas periurbanas debido a una mala gestión en el tratamiento de los residuos.
También se producen quemas intencionales en zonas rurales con el fin de preparar los campos para la producción.
El fuego fuera de control ya demostró que genera perjuicios catastróficos
Para todos los problemas enunciados parece que existe una única solución: que se regularicen las marcas pluviales en el noreste de Sudamérica.