Kelp, la súper-alga que podría revolucionar la alimentación mundial
La irlandesa Kate Burns fundó una empresa que cultiva y produce alimentos.
Una isla de 150 habitantes en el extremo septentrional de Irlanda del Norte, llamada Rathlin, podría ser el epicentro de una verdadera revolución alimentaria en los próximos tiempos.
En las aguas de Rathlin crece Kelp, un alga súper nutritiva que tienen tanta proteína como la carne de vaca y es una de las pocas fuentes no animales de vitamina B12, que ayuda a producir ADN y a mantener sanos los nervios y las células sanguíneas del cuerpo.
El Kelp, como todas las algas, colabora también con el ambiente: alrededor de la mitad de la fotosíntesis del planeta se produce en las algas marinas y de los océanos, que absorben grandes cantidades de dióxido de carbono y liberan oxígeno.
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En la década entre 2005 y 2015 la industria mundial de algas marinas duplicó su tamaño, según CNN. En 2018 produjo 33 millones de toneladas. Sin embargo, alimentarse con algas no es una costumbre muy extendida, y en muchas culturas sigue siendo un alimento de nicho.
Cultivar el cambio
Una isleña de Rathlin está dispuesta a cambiar eso. Kate Burns fundó Islander Rathlin Kelp, su empresa que cultiva algas y las convierte en distintos productos alimenticios.
Kate aprovecha las bondades de la isla de las aguas que la rodean, que son ideales para el Kelp. Si se mantiene una temperatura constante de entre 7 y 12 grados Celsius, la empresa de Kate puede cultivar todo el año y obtener alrededor de 50 toneladas anuales, contó a CNN.
Cultivar algas puede ser similar a sembrar una planta, pero no es del todo igual: implica llevar esquejes a un laboratorio y estimularlos para que liberen esporas, que luego se nutren en tanques de agua de mar estériles antes de cultivarlas en cuerdas en el mar.
Islander Kelp, la empresa de Kate, tiene de 15 a 20 cuerdas desplegadas, de 100 metros de largo, cada una con una tonelada de algas.
Un gusto adquirido
El Kelp sabe esencialmente a umami -el llamado "quinto sabor" junto a dulce, ácido, amargo y salado-. Kate Burns reconoce que es un alimento caro, pero asegura que vale cada centavo que cuesta.
Su empresa elabora y vende fideos de algas a Alemania, Suiza, los Países Bajos e Inglaterra. Produce también pesto de algas, tapenade -una especie pasta- y salsa verde.
"Es sorprendente lo mucho que los chefs y la gente hablan sobre las algas, 'la nueva comida', pero cuando las buscas en los menús o en las tiendas, todavía no están ahí", notó Burns.
Un impacto desconocido
Elisa Capuzzo, científica senior de ecosistemas en el Centro para la Pesca Ambiental y la Ciencia de la Acuicultura (CEFAS) del gobierno del Reino Unido, coincidió con Kate. "Creo que hay un componente de educar al consumidor, porque está desarrollando, de alguna manera, un nuevo mercado", dijo a CNN.
Capuzzo también remarcó que es importante investigar más sobre el efecto de la industria de las algas en la naturaleza. "Hay impactos asociados con la acuicultura de algas, tanto positivos como negativos", aseguró.
"Algunos estudios muestran que efectivamente hay un aumento de la biodiversidad en ellos", dijo. Sin embargo, "está agregando una estructura adicional en el mar que podría convertirse en un trampolín para que se propaguen las especies no nativas, o está proporcionando una estructura en el mar que podría convertirse en un obstáculo para que la gran fauna se mueva".
Para Burns, además de las ventajas en cuanto a alimentación y a cuidado del ambiente, el cultivo de Kelps es una oportunidad económica para comunidades pesqueras.
"Nosotros, como una pequeña comunidad aquí, hemos hecho algo asombroso y hemos demostrado que puede funcionar en las circunstancias más desafiantes con muy pocos recursos", dijo.