¿Qué es el Fondo Bosques Tropicales para Siempre?
Encabezados por Brasil, doce países están ultimando un fondo que aspira a recaudar 125.000 millones de dólares para la conservación de los bosques tropicales y que se lanzará en la COP30
En 2023, durante la Semana del Clima de las Naciones Unidas en Nueva York, Carlos Rittl, de la Wildlife Conservation Society (WCS), advirtió a la ministra de Medioambiente de Brasil, Marina Silva, sobre la crítica situación de los bosques del mundo: el 25% ya había sido destruido.
Esta cifra procede de una investigación de WCS, publicada en Nature Communications en 2020, que también reveló que de los 4300 millones de hectáreas de bosques que quedan en el planeta, sólo el 40% -es decir, 1700 millones de hectáreas- permanecen prácticamente intactas. Menos del 30% de estas zonas están protegidas oficialmente.
"Los bosques en estado natural desempeñan un papel esencial para el clima, la biodiversidad y la supervivencia de las personas. Pero existe un enorme reto para evitar su degradación y deforestación", afirmó Rittl, director de políticas públicas de bosques y clima de la WCS.
La reunión de 2023 marcó el inicio de la asociación de la WCS con el gobierno brasileño para crear una innovadora iniciativa de financiación que haga frente a este escenario: el Fondo Bosques Tropicales para Siempre (Tropical Forest Forever Facility, en inglés). En este artículo desarrollamos todo lo que necesitas saber al respecto.
¿Qué es el Fondo Bosques Tropicales para Siempre?
El Fondo Bosques Tropicales para Siempre (TFFF, por sus siglas en inglés) pretende contribuir a la conservación de los bosques tropicales y subtropicales de los países en desarrollo. En total, hay 1200 millones de hectáreas de estas zonas verdes repartidas por 76 países, concentradas sobre todo en la Amazonía, la cuenca del Congo y el Sudeste Asiático.
"El objetivo del TFFF es recompensar a los países que ya están controlando sus niveles de deforestación, pero que aún necesitan invertir para mantener los bosques en pie", declaró Garo Batmanian, director general del Servicio Forestal Brasileño, organismo que gestiona los bosques públicos de Brasil y que representó al Ministerio de Medioambiente en la elaboración del fondo.
Garo Batmanian, director general del Servicio Forestal Brasileño, presentó el TFFF en la cumbre sobre biodiversidad COP16 celebrada en Cali, Colombia, en octubre de 2024. El fondo recompensará a los países que. aunque controlan sus niveles de deforestación, aún necesitan invertir para mantener los bosques en pie (Imagen: André Aroeira / Ministerio de Medioambiente y Cambio Climático de Brasil, CC BY NC SA)
Además de la WCS y el gobierno brasileño, otras organizaciones han participado en el diseño de la iniciativa, que se presentará en la cumbre climática COP30 de Belém, Brasil, en noviembre.
¿Qué tiene de innovador el TFFF?
Los mecanismos de protección forestal suelen pagar para evitar la deforestación y se basan en cálculos del carbono que no se ha liberado a la atmósfera por dejar los árboles en pie. El principal ejemplo es REDD+, lanzado en la COP19 de 2013. Según esta lógica, un país que lograse la deforestación cero dejaría de recibir ayuda financiera porque ya no estaría reduciendo sus emisiones, señala Batmanian. El TFFF pretende llenar este vacío al continuar pagando a las naciones por mantener los bosques preservados.
"Los países acaban por no obtener un beneficio directo por tener bosques. Este mecanismo aporta esa perspectiva, porque envía [el pago] directamente al país y crea incentivos de forma más fuerte", comentó Ane Alencar, directora científica del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (IPAM), que también asesoró en la creación del TFFF.
Los países con bosques tropicales que mantengan o reduzcan la deforestación podrán recibir pagos anuales de 4 dólares estadounidenses por hectárea de bosque conservado. Sin embargo, habrá deducciones en el pago de un país por superficie deforestada durante cada año: entre 400 y 800 dólares estadounidenses por hectárea. Las zonas degradadas, con servicios medioambientales interrumpidos, fragmentación o prácticas insostenibles, recibirán un recorte de 100 dólares por hectárea. Estas deducciones, explica Batmanian, sirven de incentivo para que los países con tasas de deforestación ya bajas sigan avanzando hacia la deforestación cero.
Vista aérea de una zona deforestada en el estado amazónico de Pará, Brasil. Los países con bosques tropicales recibirán pagos anuales de 4 dólares estadounidenses por hectárea de bosque preservado, pero se aplicará una deducción de entre 400 y 800 dólares por hectárea deforestada (Imagen: Flávia Milhorance)
"La gran innovación es crear un incentivo que incluya un desincentivo en el propio mecanismo", afirma Tasso Azevedo, coordinador general de la plataforma MapBiomas y uno de los artífices de la idea original del mecanismo.
El TFFF también se diferenciará de otros planes de conservación en la forma de calcular las superficies forestales en cuestión. Esto se debe a que sumar las reservas de carbono de todos los países tropicales, como se hace en diversos mecanismos, incluido REDD+, sería una tarea compleja y costosa, mientras que el seguimiento de los bosques por satélite y teledetección es más sencillo y accesible.
Si un país no tiene acceso a estos sistemas, puede utilizar plataformas mundiales para hacer el cálculo, explicó Leonardo Sobral, director de bosques de Imaflora, otra organización de la sociedad civil con sede en Brasil que participa en la iniciativa. MapBiomas, por ejemplo, hace un seguimiento de la cubierta forestal en toda Sudamérica e Indonesia, y tiene previsto ampliarlo a África.
¿Quién participa?
La idea del fondo fue presentada por el gobierno brasileño en 2023, en la COP28 celebrada en los Emiratos Árabes Unidos. Todavía está siendo desarrollado por el gobierno con el apoyo técnico de varias ONG internacionales de conservación, agencias intergubernamentales, instituciones financieras y grupos de reflexión.
En marzo de 2025, un comité directivo se reunió en Londres, Reino Unido, para ultimar el diseño del TFFF. La publicación de otro documento, la nota conceptual 2.0, está prevista para abril y estará acompañada por debates con países, posibles inversores y la sociedad civil. Según Batmanian, la versión final debería estar terminada en mayo.
Este comité está formado por representantes de 12 países, entre ellos seis naciones con bosques tropicales, incluido Brasil. La otra mitad está formada por países desarrollados, que serían los potenciales inversores del fondo.
Con la excepción de los Emiratos Árabes Unidos, estas naciones suelen aportar recursos a la conservación. Por ejemplo, Noruega, Alemania, Francia, Estados Unidos y el Reino Unido suman el 60% de los 9300 millones de dólares prometidos al Fondo Verde para el Clima y, con la excepción de Francia, son los principales inversores en el Fondo Amazonía.
Cómo podría funcionar el TFFF
El fondo será gestionado por una institución multilateral, que se definirá una vez finalizado su diseño. Una de las opciones es el Banco Mundial, que ha seguido los debates.
Antes de su lanzamiento en noviembre, el TFFF aspira a obtener una calificación "en la sombra" de una agencia de calificación crediticia, es decir, una calificación crediticia no oficial que certifique un bajo riesgo de inversión. A continuación, los bonos se pondrán a la venta en el mercado en un intento de recaudar 125.000 millones de dólares para el fondo.
La expectativa, según Batmanian, es conseguir compromisos por el valor de 25.000 millones de dólares estadounidenses antes de la COP30, y apalancar los 100.000 millones adicionales en el mercado financiero. Batmanian cree que el producto será atractivo para los fondos soberanos y de pensiones, que buscan inversiones de bajo riesgo con rentabilidad a largo plazo. La filantropía sería otro foco de atención.
Los fondos del TFFF se reinvertirían en inversiones seguras, como bonos del Estado y otras inversiones de renta fija. "Por cada 100.000 millones de dólares, se calcula que se obtendrían 4.000 millones al año para invertir en silvicultura", afirmó Tasso Azevedo.
Marina Silva, ministra de Medioambiente y Cambio Climático de Brasil, se reunió con el responsable de clima de la UE, Wopke Hoekstra, en Brasilia para debatir sobre el TFFF y la COP30. Está previsto que el fondo sea gestionado por una institución multilateral aún por definir (Imagen: Rogério Cassimiro / Ministerio de Medioambiente y Cambio Climático de Brasil, CC BY NC SA)
Según la nota conceptual 2.0, a la que ha tenido acceso Dialogue Earth, las inversiones en renta fija se realizarán principalmente en activos de países emergentes, con inversiones dirigidas a bonos "verdes" y "azules" asociados a la "transición climática global".
"Adoptamos el principio de que ninguna inversión puede causar daños al medioambiente o a la salud", añadió Batmanian.
Cómo pueden los países unirse al TFFF
Para participar en el TFFF, los países tropicales deben tener una tasa anual de deforestación no superior al 0,5% de la superficie forestal total y mostrar una tendencia a la baja en relación con el año anterior a la solicitud del fondo. Esto significa estar dentro de la media mundial, según los cálculos del comité.
"Muchos países ya han alcanzado esta tasa", señaló Sobral, de Imaflora. "Y por eso se anima a los países con cifras más altas a reducir su deforestación para poder entrar en el fondo".
Basándose en este criterio, Brasil cumpliría los requisitos para participar en el TFFF. Un análisis de Dialogue Earth, basado en datos oficiales del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) y del Servicio Forestal Brasileño, muestra que la Amazonía y la Mata Atlántica del país perdieron en conjunto un 0,25% de su vegetación nativa en 2023 en comparación con el año anterior. Dado que el fondo tiene como objetivo la preservación de las selvas tropicales, en el caso brasileño sólo se tendrían en cuenta estos dos biomas.
En su solicitud, el país debe presentar un sistema de monitoreo forestal y un plan de utilización de los recursos, destinándolos a programas públicos de conservación y restauración. Al menos el 20% de los fondos deben destinarse a iniciativas que beneficien a los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales, explicó Batmanian.
Tierra forestal despejada para dar paso a una plantación dentro del territorio de la comunidad Pohoneang en Seko, Indonesia. Al menos el 20% de los fondos recibidos por los países con bosques tropicales deberán destinarse a iniciativas que beneficien a los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales (Imagen: Junaidi Hanafiah / Dialogue Earth)
Al final de cada año, los países deben publicar informes de seguimiento y enviarlos al TFFF. Para recibir el pago, la tasa de deforestación debe ser estable o disminuir en comparación con el año anterior.
Los gestores del fondo tendrán en cuenta las catástrofes naturales que puedan destruir los bosques, como los huracanes en el Caribe o las erupciones volcánicas en Indonesia. En estos casos, según Batmanian, el fondo permitirá una variación de hasta el 0,1%.
También dijo que las normas de aplicación de los recursos no serán tan rígidas como para bloquear el mecanismo e imposibilitar el acceso de los países: "Lo que nos une es el hecho de que tenemos bosques, pero hay muchos contextos económicos y sociales diferentes entre los 76 países".
Retos y próximos pasos para el TFFF
Tasso Azevedo ve un problema en el actual modelo de funcionamiento del fondo. El mecanismo financiero propuesto da prioridad en su cartera de inversiones a los valores de mercados emergentes y economías en desarrollo, que ofrecen mayores rendimientos, con un tipo de interés medio del 7.6%. Esto incluye a los propios países con bosques tropicales.
Para Azevedo, esto crea una contradicción: los fondos no provendrían de los países ricos que compren bonos del TFFF, sino del producto de los bonos emitidos por países que necesitan ofrecer altos tipos de interés para atraer a los inversores, naciones como el propio Brasil.
En la práctica, afirma el ingeniero forestal, los países ricos cosecharían los beneficios financieros de invertir su capital, al tiempo que reforzarían su condición de partidarios de la conservación de los bosques. Mientras tanto, el costo real de la financiación de la conservación recaería en los países emisores de los bonos de alto interés.
Otro reto, según Rittl, será cómo incorporar el seguimiento de la degradación forestal a los criterios del fondo, ya que ello implicará definir distintos niveles de impacto. El comité del TFFF es partidario de esta inclusión para evitar que las zonas degradadas puedan beneficiarse como si estuvieran totalmente preservadas. Por eso ha adoptado una "propuesta pragmática", dice Rittl.
Bosque deforestado y en llamas en el municipio de Apuí, estado de Amazonas, Brasil. El seguimiento de la degradación forestal será un reto para el fondo, ya que los bosques degradados pueden seguir apareciendo en pie en las imágenes de satélite, ya que las copas de los árboles a veces no se queman (Imagen: Bruno Kelly / Amazônia Real, CC BY NC SA)
"De momento, decimos que el bosque degradado es la zona que se incendió, pero que en la imagen satelital sigue apareciendo como bosque, porque las copas de los árboles no se han quemado", dice Batmanian. "Sabemos que hay otras formas de degradación. Pero ésta es la más común y extendida, y ocurre en todos los países".
Azevedo también se pregunta si el monto de 4 dólares estadounidenses por hectárea será suficiente para desincentivar la deforestación. Para él, más importante que el pago por bosque preservado es el peso de la penalización: en una propuesta original, la deducción era de 3000 dólares por hectárea deforestada. "Prácticamente ninguno de los principales productos que causan la deforestación da más de 3000 dólares por hectárea. Ahora, si el pago es de 4 dólares el desincentivo no sería tan grande", afirma.
Qué se espera del fondo
Según los implicados en su creación, la expectativa es que el TFFF, además de contribuir potencialmente a la estabilidad climática mundial mediante la protección de las reservas de carbono y la prevención de las emisiones de gases de efecto invernadero, pueda generar impactos reales en la vida de las comunidades locales y la preservación de la biodiversidad.
"Antes de que conociéramos el cambio climático, el bosque ya era importante para mantener el agua, la biodiversidad y para las comunidades locales y los pueblos indígenas", afirma Batmanian.
Aunque el TFFF no está vinculado a compromisos internacionales, Batmanian argumentó que la iniciativa puede contribuir al cumplimiento de compromisos climáticos mundiales como el Acuerdo de París, el Marco Mundial de Biodiversidad de KunmiMontreal y la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación.
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Carlos Rittl, de WCS, defiende que el TFFF debe continuar sin imponer leyes o políticas específicas a los países miembros, respetando su soberanía. Pero cree que los pagos podrían apoyar la creación de políticas públicas sobre acción climática, fortalecer los sistemas de monitoreo, proteger los derechos indígenas y mejorar las condiciones de vida de las comunidades locales.
Para Rittl, la COP30 de Belém será una oportunidad única para hacer realidad la iniciativa y convertirla en un instrumento de transformación real: "Si el TFFF es capaz de movilizar inversiones a la escala que deseamos, de 125.000 millones de dólares, será realmente la mayor fuente de recursos para la protección de los bosques que hayamos visto en la historia".