El derretimiento de la Antártida y el peligroso despertar de sus volcanes
La Antártida se derrite y sus volcanes se despiertan: un círculo vicioso que amenaza al planeta Bajo la aparente calma de la Antártida se esconde una amenaza latente: volcanes que, al despertar, podrían reconfigurar el mapa del mundo y alterar profundamente el equilibrio climático.
En los medios de comunicación, el derretimiento de las capas de hielo suele considerarse sinónimo de cambio climático, con imágenes evocadoras de osos polares (que son del Ártico) solitarios flotando en balsas de hielo cada vez más pequeñas. Si bien es común informar sobre impactos como el aumento del nivel del mar y los cambios de salinidad, una consecuencia menos conocida es el efecto sobre los volcanes.
La Antártida, considerada a menudo la última frontera de la Tierra, nos está enviando una señal de socorro: la región ha estado experimentando niveles récord de baja de hielo marino. Este fenómeno tiene implicaciones de largo alcance, no solo para los ecosistemas polares y la vida silvestre, sino para el clima, los ecosistemas y los niveles del mar de nuestro planeta. Es necesario que sepamos más sobre el derretimiento del hielo antártico y lo que estos cambios sin precedentes significan para nuestro futuro.
A partir de 2023, el hielo marino antártico ha estado en niveles de baja récord durante meses. El climatólogo, doctor en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos por la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador del CONICET, Leandro Díaz señala que para el invierno del hemisferio sur se esperaban 17 millones de km² de mar cubierto con hielo alrededor de la Antártida (en promedio es lo habitual desde 1979). Sin embargo, se registraron unos 14.5 millones de km² de hielo, en otras palabras 2.5 millones km² menos, casi el equivalente de la superficie de Argentina.
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Según un estudio reciente, esto marca un cambio muy repentino. La pronunciada disminución del hielo marino antártico está alarmando a los científicos y generando inquietud sobre su papel vital en la regulación de las temperaturas del océano y del aire. Una teoría sugiere que el agua oceánica cálida de otras partes del planeta ha comenzado a mezclarse con la capa de agua de la superficie, donde normalmente se forma el hielo marino. Esto ha provocado que esa agua se caliente un poco, lo que dificulta la formación de hielo.
El peligro del aumento de nivel en los océanos
La Antártida ha perdido 7.5 mil millones de toneladas de hielo en 25 años. De 1997 a 2021, se ha reducido en un 43% el volumen de 71 de las 162 plataformas de hielo que rodean la Antártida, según un estudio publicado en Science Advances. Lo que complica aún más las cosas son los impactos del aumento de los niveles de dióxido de carbono que causan el calentamiento global y la retroalimentación del albedo del hielo. Como el hielo es blanco, refleja los rayos del sol a gran escala, protegiendo a la Tierra del calor excesivo. Menos hielo significa una mayor exposición de las oscuras aguas oceánicas que se encuentran debajo, que absorben los rayos solares. Esto significa que, a medida que el hielo se derrite, en realidad acelera el ritmo del calentamiento global, que ya es excesivo y ese aumento de temperatura, a su vez, causa más derretimiento.
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La disminución del hielo marino tiene repercusiones ecológicas inmediatas. Por poner un ejemplo, las dos especies de pingüinos autóctonos de la Antártida dependen del hielo marino para sobrevivir. Entre los pingüinos antárticos se encuentran los pingüinos Adelia y los pingüinos Emperador. Los primeros se alimentan exclusivamente de krill, un diminuto crustáceo que prospera en aguas heladas. Menos hielo marino significa menos krill y menos alimento para esta especie. Los pingüinos Emperador, de mayor tamaño, ponen sus huevos y crían a sus crías en estos hábitats flotantes. Cuando el hielo marino se derrite antes en la temporada, los polluelos pueden ahogarse.
Pingüino Emperador. Fuente: Pixabay
Una disminución continua del hielo marino antártico dejaría expuesta una mayor parte de la capa de hielo del continente al mar abierto, lo que permitiría que se derritiera y se desprendiera con mayor facilidad. Esto exacerbará el aumento actual del nivel del mar que afecta a las poblaciones costeras de todo el mundo. La plataforma de hielo de la Antártida Occidental por sí sola contiene suficiente agua para elevar el nivel global del mar en unos tres metro
Una investigación dirigida por Benjamín Davison de la Universidad de Leeds, Inglaterra, publicada en la revista científica Nature Communications, reveló que la Antártida Occidental experimentó una disminución neta de 3.3 mil millones de toneladas de hielo entre 1996 y 2021, contribuyendo con más de 9 milímetros al nivel global del mar. Se cree que los cambios en la temperatura del océano y las corrientes fueron los factores más importantes que impulsaron la pérdida de hielo.
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Los científicos están monitoreando lo que está sucediendo en la ensenada del mar de Amundsen debido al papel crucial que juega en el aumento del nivel del mar. Si los niveles de los océanos aumentaran significativamente en los próximos años, hay comunidades en todo el mundo que experimentarían inundaciones extremas.
Menos hielo, más actividad volcánica
Bajo la inmensidad blanca y serena de la Antártida se esconde un peligro latente y que cada vez preocupa más: gigantescos volcanes dormidos, enterrados bajo kilómetros de hielo. Más de 100 volcanes permanecen ocultos y el deshielo podría ser el desencadenante que los despierte.Si alguna de las grietas volcánicas se activara, el panorama no sería solo cuestión de lava, sino de un efecto dominó que podría acelerar el derretimiento y agudizar aún más el cambio climático.
La Antártida está perdiendo hielo a un ritmo alarmante de 150 mil millones de toneladas anuales, por lo que que se muestra cada vez más verde.
El equipo de investigadores liderado por la geoquímica Allie Coonin, de la Universidad de Brown de Estados Unidos, investigó la interacción de la glaciación y el vulcanismo durante los dos últimos ciclos glaciales planetarios (en los últimos 150.000 años). Se realizaron miles de simulaciones para analizar qué pasaría si el hielo continúa derritiéndose. Los hallazgos, publicados en noviembre de 2024 en la revista científica Geoquímica, Geofísica, Geosistemas, resaltan la necesidad de incluir estos procesos en los modelos climáticos y no son alentadores: las erupciones desencadenadas por este proceso liberarían aún más calor, intensificando la pérdida de hielo. Las erupciones podrían mantenerse activas durante siglos, liberando calor que desgasta lentamente el hielo desde abajo.
El estudio destaca un alarmante ciclo de retroalimentación: la pérdida de hielo incrementa la actividad volcánica, mientras que las erupciones generan calor que erosiona la capa desde abajo, acelerando el derretimiento. Este proceso podría mantenerse activo durante siglos, incluso si logramos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
A diferencia de las erupciones visibles en la superficie, las erupciones subglaciales quedan atrapadas bajo kilómetros de hielo. Aunque invisibles, sus efectos son igualmente preocupantes: cuando el magma se enfría, el CO2 y el agua atrapados en su interior podrían formar burbujas de gas, añadiendo presión y aumentando las posibilidades de nuevas erupciones.
Fumarola. Fuente: Pixabay
La Antártida Occidental, particularmente vulnerable debido a su tamaño y características, es el punto más expuesto a este fenómeno, su capa de hielo es particularmente vulnerable al colapso, pero rara vez se considerasu posición sobre una grieta volcánica activa.
Aunque los modelos climáticos actuales consideran el impacto del calentamiento global, el factor volcánico ha sido, hasta ahora, un tema desestimado.
Resumiendo, cada tonelada de hielo perdido desestabiliza el equilibrio del continente y contribuye a un aumento del nivel del mar. También modifica el equilibrio de presiones en la corteza terrestre. Cuando el hielo desaparece, la capa que "aprieta" las cámaras de magma debajo del suelo se aligera y permite que el magma se expanda. Es como si quitáramos la tapa de una olla a presión. El resultado: una mayor probabilidad de erupciones volcánicas.
Comprender este mecanismo es crucial para anticipar los efectos del cambio climático a largo plazo. Los autores de este estudio subrayan que este proceso es lento y se desarrolla a lo largo de cientos de años, pero eso significa que la retroalimentación teórica podría continuar incluso si el mundo reduce el calentamiento antropogénico.
Los montes Terror (derecha) y Erebus (izquierda, el volcán activo más austral de la Tierra), vistos desde la península de Hut Point, Antártida
Los niveles récord de derretimiento del hielo marino antártico no son sólo una preocupación para los científicos, sino una advertencia para la humanidad. Por ahora, la grieta volcánica bajo la Antártida permanece en silencio, sin embargo, el futuro de la Tierra depende de comprender mejor estos mecanismos desestimados y de cómo podrían amplificar los desafíos del cambio climático.
A medida que la Antártida continúa perdiendo su capa de hielo, el mundo debe prepararse para las repercusiones que inevitablemente se producirán.