"What's Next?": El Futuro de las Habilidades y Tecnologías
¿Alguna vez te preguntaste cómo podría ser el mundo en el 2045? Acá te contamos 5 posibles futuros que dependen de lo que decidamos hacer hoy
La Escuela de Innovación del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) organizó el evento anual "What's Next?", un espacio diseñado para explorar las tendencias más innovadoras en tecnología y las habilidades necesarias para afrontar un entorno profesional en constante evolución. Este evento, que ya se ha convertido en un referente en la región, reúne a expertos de diversas disciplinas para abordar desafíos futuros y las oportunidades que ofrece el avance tecnológico.
La edición de este año se estructuró en cinco escenarios de futuro, cada uno presentado por profesionales afines:
En primer lugar, el escenario Automatización Avanzada fue liderado por Eugenio Scafati y se centró en cómo la singularidad tecnológica y la automatización redefinirán el trabajo y la vida diaria.
En segundo lugar, el escenario Cyberpunk fue representado por Mariana Segulin, quien abordó el impacto de la tecnología como herramienta de control, destacando la importancia de la ciberseguridad y el pensamiento crítico.
Seguidamente fue el turno del escenario EcoTech, representado por Natalia Mazzei (quien escribe), en el que se exploró la integración entre tecnología y sostenibilidad, destacando la economía circular y las energías renovables como pilares de un futuro verde.
Como cuarto escenario, se planteó un futuro AstroPreneurship, encarnado por Gabriel Caballero, quien se enfocó en las oportunidades y retos que presenta la colonización espacial y el desarrollo interplanetario.
Finalmente, el quinto escenario recibió el nombre de Convergencia 5.0 y fue presentado por Karen Zeolla, futurista y experta en diseño de futuros, quien analizó cómo integrar innovación, inclusión y bienestar humano.
El objetivo del evento fue ofrecer un espacio de reflexión sobre los avances tecnológicos e invitar a los asistentes a considerar cómo adaptarse a estos cambios y aprovecharlos para crecer profesionalmente.
Más allá de lo interesante que resulta conocer todos estos escenarios (motivo por el cual recomiendo vean el encuentro completo en este link), no quiero dejar pasar la oportunidad de hacer doble click en el escenario EcoTech, que es el que más nos compete a quienes somos parte de Carbono.News.
Para eso vamos a entrevistar a una viajera en el tiempo que nos visita desde el 2045.
CN: ¿Cuáles fueron los principales desafíos que tuvieron que enfrentar como humanidad?
Ecotech: En los primeros años de este siglo, entre 2000 y 2024, enfrentamos múltiples desafíos ambientales. En 2024, los problemas más graves incluían el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
La basura y la contaminación por plásticos eran problemas cada vez más graves y la gestión de residuos era deficiente tanto a nivel técnico como de conciencia social. Solo una pequeña parte de la población se comprometía a gestionarlos adecuadamente a pesar de que las políticas públicas no incentivaban esta práctica.
Además, estaba la obsolescencia programada, que implicaba un mal diseño, un mal uso, una mala gestión y un mal descarte de los productos electrónicos y digitales. En aquel momento empezaban a aparecer algunas herramientas buscando modificar la situación, por ejemplo, a través de la elaboración de índices de reparabilidad.
Otro desafío significativo era la gran demanda energética, mucho mayor de la que realmente necesitábamos, y el hecho de que gran parte de esa energía proviniera de la quema de combustibles fósiles. Durante muchos años, sectores poderosos a nivel global se resistieron a una verdadera transición energética que pudiera liberarnos de esos combustibles contaminantes.
CN: ¿Cómo hicieron para superar estos desafíos?
ET: En estos últimos 20 años logramos una transición energética justa, respetuosa de los derechos de las comunidades, vulnerados especialmente en América Latina, donde el litio, un recurso valioso, generaba conflictos debido a los intereses económicos. Con el tiempo, la inteligencia artificial optimizó la gestión y el almacenamiento de la energía, permitiendo un uso más eficiente de los recursos.
No obstante, la tecnología por sí sola no bastaba: también fue necesario un cambio cultural profundo, en el que la sociedad comprendió la importancia de consumir energía de manera responsable.
En 2024, manteníamos los dispositivos electrónicos enchufados las 24 horas del día, sin considerar las implicaciones de ese uso desmedido. Hoy, en 2045, somos una sociedad más consciente, entendemos que las energías limpias no pueden sostener los niveles de consumo de antaño y hemos adaptado nuestro estilo de vida a estándares sustentables.
Respecto de la gestión de residuos, la sociedad entendió la necesidad de reducir la generación de residuos y el uso de plásticos de un solo uso para disminuir la acumulación de basura en los océanos y vertederos.
Los gobiernos también asumieron el compromiso de reducir y gestionar los residuos de manera adecuada, usando tecnologías como enzimas y hongos capaces de descomponer materiales no reciclables, incluyendo plásticos y textiles sintéticos.
La producción de alimentos también cambió radicalmente. En el 2045, la agricultura y la ganadería convencionales, otrora intensivas y dañinas para el ambiente, han sido reemplazadas por sistemas de agricultura regenerativa y tecnologías avanzadas como la producción de alimentos en entornos controlados y verticales.
Además, los alimentos de origen vegetal y las alternativas basadas en biotecnología se han convertido en una norma, reduciendo la dependencia de prácticas insostenibles.
En cuanto a la obsolescencia programada, actualmente, los sistemas de economía circular digital han integrado tecnologías de datos y automatización para optimizar el ciclo de vida de productos y materiales. A través de sensores conectados por IoT y gestionados mediante IA, estos sistemas monitorean el estado de los productos desde su fabricación hasta el final de su vida útil, determinando cuándo y cómo deben ser reutilizados, reparados o reciclados.
Mirá también: Inteligencia Artificial Verde: ¿El gran salto cultural y tecnológico para lograr la sostenibilidad planetaria?
Esta tecnología permite una trazabilidad completa de los recursos, garantizando que los materiales se mantengan en el ciclo productivo durante el mayor tiempo posible. Dar este paso fue fundamental para reducir la basura electrónica, así como también para reducir y optimizar la extracción de metales, fomentar y aprovechar la minería urbana y extender la vida útil de los productos ya existentes.
En cuanto a la contaminación y el cambio climático, la inteligencia artificial ha jugado un papel clave, ayudando a prever fenómenos climáticos extremos y a mejorar los sistemas de alerta temprana, lo que permitió prepararnos mejor y evitar daños irreparables. También contribuyó a la limpieza de los océanos y de la naturaleza mediante sistemas de detección y tratamiento de residuos más eficientes.
CN: ¿Cuáles son las habilidades que se requieren en ese futuro para insertarse laboralmente?
ET: En el 2045, predomina el trabajo a distancia, una modalidad que ha permitido reducir significativamente la huella de carbono al minimizar los desplazamientos. Cuando se requieren espacios físicos de oficina, estos se diseñan para maximizar la sostenibilidad, utilizando energías renovables y materiales de construcción ecológicos.
Además, se busca minimizar el desperdicio en todas las etapas de los procesos laborales. Los proyectos enfocados en energías limpias y economía circular han sido el resultado de un compromiso colectivo que reconoció la necesidad de un abordaje interdisciplinario y colaborativo para enfrentar la crisis ambiental de 2024. La concientización a nivel empresarial fue clave para este cambio, promoviendo un modelo de trabajo donde el bienestar ambiental y de las personas es central.
Los profesionales han tenido que desarrollar sistemas tecnológicos que optimicen la producción y el consumo, basándose en energías limpias, reciclaje avanzado y tecnologías de bajo impacto ambiental.
Sin importar si eran ingenieros, abogados, economistas, arquitectos o médicos, todas las personas tuvieron que poner sus habilidades a disposición para enfrentar la crisis ambiental. En 2024, la crisis climática se presentaba como un desafío interdisciplinario que requería una colaboración sin precedentes. Era necesario que cada persona reconociera la urgencia de dejar atrás patrones destructivos y abrazara un cambio de conciencia.
En 2024, temíamos que para 2050 la crisis climática pudiera ser irreversible y sus consecuencias devastadoras para la humanidad. Sin embargo, gracias a la toma de conciencia, al compromiso colectivo, la empatía y el correcto uso de las nuevas tecnologías, logramos romper ese ciclo vicioso y construir un futuro más positivo y equilibrado.
Mirá también: La educación ambiental gana terreno en América Latina
En resumen, pensar en el futuro nos motiva a ser proactivos en la construcción de sociedades resilientes y sostenibles. Ejercicios como este son esenciales para construir una visión colectiva sobre el futuro. En un mundo donde el cambio tecnológico avanza a ritmos sin precedentes, estas instancias nos permiten detenernos, reflexionar y planificar. Además, son un puente entre el presente y los desafíos que plantea el mañana, fomentando el aprendizaje y la colaboración interdisciplinaria.
El futuro no es solo un ejercicio creativo, sino una necesidad de anticipar riesgos, identificar oportunidades y diseñar estrategias que promuevan un progreso sostenible y equitativo.