Política
COP29

¿A quién beneficia el retiro de la delegación argentina de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático?

Mientras todos los países discuten cómo será la financiación para la acción climática a partir de 2025, el gobierno de Javier Milei ha decidido retirar a la delegación argentina de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP29) que se está llevando a cabo en Bakú, Azerbaiyán. ¿Cuáles serán los motivos de semejante decisión?

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Los equipos técnicos de la Subsecretaría de Ambiente y de Cancillería que integraban la delegación argentina que venían participando en las negociaciones internacionales de la COP29, fueron notificados este martes pasado de la medida tomada por las autoridades políticas. Esto implica que el país se autoexcluye a participar en las negociaciones climáticas de Bakú, y que quedamos afuera de todas las decisiones multilaterales para avanzar en una acción climática ambiciosa y justa.

Ante semejante decisión se hace incontenible preguntarse: ¿Y entonces, a qué fueron? ¿Porqué se invirtieron cuantiosos recursos (pasajes, estadías, viáticos, etc.) en tiempos de profunda crisis económica, si el gobierno nacional desentona completamente con la comunidad internacional que busca vías concretas de solución a esta temática acuciante e impostergable? 

La subsecretaria de Ambiente de Argentina, Ana Lamas, atinó a explicar - muy temerosamente por cierto - que se trata de "no interceder en los consensos" de la Conferencia, extraño argumento por cierto de una delegación ya instalada e inicialmente operativa en dichas negociaciones y búsquedas de acuerdos...Eso se da en el marco de un Gobierno nacional que se disoció del reciente Pacto para el Futuro consensuado en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que critica la Agenda 2030, y bajo un presidente que en palabras de Lamas, "cree que el cambio climático no es 100% producido por las actividades humanas".

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Cabe señalar que ya habían participado previamente en las negociaciones intermediarias de junio pasado en Bonn (Alemania), y ahora se retiran de la edición más importante en los últimos años sobre un tema crucial para un país en desarrollo -y endeudado- como Argentina: la financiación.

A lo largo de los años y de los diferentes gobiernos, Argentina venía manteniendo una postura común con otros países en desarrollo de exigirle a los países desarrollados cumplir con su responsabilidad histórica de movilizar recursos económicos para poder implementar sus políticas climáticas. De hecho, esa venía siendo también la postura que mantenía, hasta ahora, la delegación bajo el Gobierno de Milei.

En esta COP29, los gobiernos tienen el desafío de decidir los detalles de la Nueva Meta Colectiva y Cuantificable de Financiamiento Climático (NCQG, por sus siglas en inglés), es decir, cómo será la movilización de recursos económicos que los países desarrollados deben hacer a países en desarrollo (como es el caso de Argentina). Las discusiones sobre la NCQG incluyen definir cuánto dinero habrá en juego, quiénes proveerán de ese dinero, quiénes lo recibirán y bajo qué modalidad. Sobre este último elemento, los países en desarrollo reclaman priorizar modalidades como grants y no préstamos que terminan endeudan más a países ya endeudados, como la Argentina.

Hay que recordar que el presidente Milei cree que "todas esas políticas que culpan al ser humano del cambio climático son falsas y buscan recaudar fondos para financiar vagos socialistas", y no escatima esfuerzos para vociferarlo en cualquier oportunidad que se le presente hacerlo, contrastando con los Informes de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), que han sido muy claros con la evidencia mostrada sobre el rol inequívoco de la influencia humana en el calentamiento de la atmósfera, el océano y la tierra.

Estos informes del IPCC marcan el camino hacia un mundo menos cruel en pleno caos climático, que sintetizan casi una década de ciencia climática, y reconocen los años de acción perdidos, proyecta los posibles futuros, señalando las herramientas más efectivas para afrontar la crisis climática. 

Existen seis extensos trabajos publicados desde 2018: tres informes especiales (uno dedicado a los impactos al planeta con un calentamiento de 1.5 ºC, otro sobre el cambio climático y la tierra, y otro sobre el océano y las zonas congeladas del planeta); el Sexto Informe de Evaluación (2023) compuesto a su vez por 3 informes (uno sobre las bases físicas del cambio climático, otro sobre los impactos y la adaptación y otro sobre cómo hacer frente al cambio climático). En total, 8 informes (los 6 nombrados, más el de síntesis, más uno de carácter técnico sobre los gases de efecto invernadero (GEI)) con la mejor y mayor evidencia sobre el cambio climático que ha existido jamás.

Esta numerosa y distinguida comunidad científica internacional ha señalado que: "El ritmo y la escala de lo que se ha hecho hasta ahora, y los planes actuales, son insuficientes", y que: "Aun así todavía hay tiempo para actuar. Siempre será mejor tarde que nunca". Y es inobjetable que cada rincón del planeta está ya bajo los efectos del calentamiento global y que el inmovilismo solo hará incrementar la velocidad, intensidad y frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos, y desatará un sin fin de impactos visibles desde la cotidianidad de nuestros días. Dejando por demás claro que los enemigos número uno del clima y la vida, no son otros que el carbón, el petróleo y el gas. Lo señala el propio IPCC: "Más de un siglo de quema de combustibles fósiles, así como de un uso desigual e insostenible de la energía y del suelo, ha provocado un calentamiento global de 1.1 °C por encima de los niveles preindustriales". Una cifra que se queda desfasada: a día de hoy, el calentamiento del planeta respecto a la época preindustrial (1850-1900) se sitúa ya cerca de 1.5 ºC a nivel global, y sigue aumentando...

¿Qué implica la medida tomada por le Gobierno argentino, qué se propone con ella?

Nuevamente la subsecretaria de Ambiente de Argentina, Ana Lamas, se ataja y señala que la instrucción solo se limita a no participar presencialmente en estas dos semanas de negociaciones climáticas en Bakú. Por tanto, no implica -al menos de momento- retirarse del Acuerdo de París ni de la Convención Marco de la ONU en Cambio Climático (CMNUCC). Habrá que esperar a ver si, con la asunción de Donald Trump (otro reconocido negacionista del cambio climático y ferviente defensor del uso de los combustibles fósiles) como presidente de Estados Unidos (EE.UU.), el gobierno de Milei adopta otra medida respecto de los compromisos asumidos.

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"Ante esto que está pasando con los eventos climáticos extremos, donde no sólo Brasil se vio afectado por la sequía debido a los incendios, sino incluso la propia Argentina, cualquier reducción en los esfuerzos para alcanzar los compromisos del Acuerdo de París es una declaración en contra no sólo para el equilibrio climático, es un debilitamiento de la protección de la vida, de los sistemas agrícolas, de los sistemas energéticos", señaló Marina Silva, ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático de Brasil, tras conocer la noticia, y agregó: "Ello genera, en consecuencia, pérdidas económicas, sociales y ambientales que son incalculables e irreparables".

Marina Silva, ministra de Ambiente de Brasilo en la COP29. Fuente: Filckr. UNCC

"Sin conocer las razones por las cuales Argentina se ha retirado de la negociación, esta es una decisión que no tiene precedentes e implica un cambio de rumbo en las negociaciones internacionales del país", señala Andrés Napoli, director ejecutivo de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), que agrega: "Si nos preguntamos quiénes festejan esta decisión podemos indicar que son las compañías petroleras, las que pretenden deforestar en el monte nativo y quienes pretenden tener una economía de mercado sin ningún tipo de limitaciones".

"Es una situación suicida", sentencia Óscar Soria, director de la iniciativa Common. "Argentina ha sufrido el impacto del cambio climático, por ejemplo, con las extensas sequías que incluso generaron mayor endeudamiento. Las exportaciones del país son vulnerables a la crisis climática. Que salga de estas discusiones es suicida porque necesita tener financiamiento tanto en mitigación como en adaptación. Está dando una señal muy equivocada a la comunidad internacional de no estar dispuesta a dialogar y participar en el que la crisis climática, la crisis de la biodiversidad y la crisis financiera están interrelacionadas".

"Creo que es un error que cualquier gobierno saque a sus negociadores del campo de juego y no los represente en las negociaciones, especialmente cuando se están por tomar decisiones importantes sobre el futuro del Acuerdo de París, el sistema climático multilateral, y sobre el alcance, la magnitud y la asignación de financiación climática a largo plazo. Si yo fuera un país, particularmente un país en desarrollo, querría estar presente cuando se tomen esas decisiones", analiza Alden Meyer, senior associate de E3G y un experto histórico de las negociaciones climáticas, que aclara además: "Esto no es una declaración sobre Argentina. Se trata de cualquier país que realmente tenga interés en el futuro de este sistema, de la gestión de la emergencia climática y de los impactos que sufren las personas en el mundo. Tienen que estar aquí, arremangándose y trabajando para conseguir lo máximo que puedan para su gente".

¿Es esta la respuesta que puede dar el gobierno de "la gente de bien" ante la pérdida del bienestar y el dolor humano y animal de las generaciones futuras y también de las actuales? Porque las sequías, las olas de calor, los ciclones tropicales, la falta de alimentos, las migraciones, los incendios incontrolables, la pérdida de biodiversidad, el deshielo, la subida del nivel del mar, el deterioro del océano y las ciudades que vuelven inhabitables, por poner sólo algunos ejemplos, son ya un drama en el presente y empeorarán mucho más si no se actúa de forma urgente y real.

Lo concreto, ante tantas preguntas muy comprometedoras de responder, es que esta medida es un contrasentido, significa darles la espalda a tantos argentinos que están esperando noticias de financiamiento para hacer frente a la crisis climática en su territorio. Demorar las transformaciones necesarias, recuerda el IPCC, puede llevar a un punto en que sea demasiado tarde para revertir o evitar los peores impactos del cambio climático. 

En este sentido, quienes más desean que todo siga como hasta ahora son quienes se enriquecen con esta situación. Mientras, los recursos para afrontar las pérdidas y daños, así como la adaptación, no terminan de llegar. "La acción climática acelerada sólo será posible si se multiplica por mucho la financiación.....Una financiación insuficiente y desajustada está frenando el progreso".

Aumentar la financiación de las inversiones climáticas -y no las que destruyen el clima- es ahora mismo una prioridad más. En esta línea, es impostergable compartir y cooperar con el objetivo de que todas las comunidades puedan "reducir o evitar el consumo intensivo de carbono". El compromiso político, las políticas coordinadas, la cooperación internacional, la gestión de los ecosistemas y la gobernanza inclusiva son importantes para una acción climática eficaz y equitativa.

Está bien claro que esta decisión no beneficia a la Argentina ni a los argentinos. ¿A quién entonces...?

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