Catamarca busca reverdecer sus desiertos con riego artificial: ¿acción para imitar o "greenwashing" de las mineras?
El llamado "Programa de Reforestación Ecológica" que la empresa extractiva china Zijin-Liex desarrolla en Fiambalá, Catamarca, estaría mostrando resultados positivos tras 18 meses de intenso trabajo en ese árido entorno.
Desde noviembre de 2022, la firma de capitales asiáticos invirtió aproximadamente 400.000 dólares en la plantación de 10.260 árboles de especies resistentes al frío y la sequía: algarrobo, chañar, espinillo, aguaribay, pino y laurel de jardín. Los ejemplares elegidos pueden alcanzar alturas significativas en un período de 5 a 10 años según el caso. Alcanzarían su madurez en unos 30 años.
Para superar la falta de agua y las condiciones del suelo infértil, se implementó un sistema de riego por goteo altamente eficiente que garantiza la supervivencia de los árboles y arbustos plantados. Se suplementa con agua llevada a través de cañerías a las especies durante períodos críticos.
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Catamarca busca reverdecer sus zonas desérticas formando un paisaje de terrazas que no sólo prevendrán el viento y fijará la arena mejorando el suelo, sino que también incrementarán la diversidad ecológica de una región que carece de este tipo de oasis.
Separar las iniciativas verdes del greenwashing
Consultado por Carbono.news, el ingeniero agrónomo Marcelo Tenaglia, ex director de Parques y Paseos de la ciudad de Rosario, donde multiplicó el arbolado local, planteó sus dudas: "¿Es una reparación ambiental o un reparo del viento? La actividad de plantación de árboles que realiza es insignificante en lo cuantitativo para mitigar el impacto ambiental de la actividad de extracción de litio que están realizando; mientras que en lo cualitativo es directamente peligroso. En lo numérico es exiguo porque aspiran a plantar apenas 6 hectáreas cuando la zona que está afectada por la actividad minera es mayor a 30.000 hectáreas. En cuanto a lo cualitativo, el hecho de plantar árboles de monte o espinal en zonas áridas, de altura y mayoritariamente afectadas por erosión, habla de un desconocimiento profundo del lugar en el que están y parece corresponderse más con las necesidades de reparo del viento por parte de la empresa que por una reparación ambiental".
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Tenaglia agregó: "El daño que van a producir interviniendo en la zona de volcanes que para el turismo es la ruta de los seis miles no se compensa con la plantación de árboles. Menos si esa plantación se hace en un lugar en el que no es adecuado plantarlos. Las zonas áridas tienen arbustos y pastos adecuados y la introducción de árboles aunque los llamen nativos no mejora el lugar, porque no están en su hábitat natural. Sólo son de utilidad a la empresa, único habitante de la zona".
Por último, el ingeniero destacó: "No son aconsejables especies exóticas como el pino tadea, el laurel de jardín y otras como el jacarandá cuyo comportamiento es muy imprevisible en un contexto ambiental extraño a sus condiciones normales de desarrollo".