Un conjunto de cinco medidas para que Nueva York se convierta en una de las ciudades más sustentables
La Gran Manzana siempre ha tenido un espíritu innovador y por eso sus autoridades han diseñado una estrategia que se denomina: OneNYC2050.
A través de la iniciativa OneNYC2050, se tratará de convertir a la "ciudad que nunca duerme" en la más sustentable, dentro de un cuarto de siglo.
Como se sabe, durante décadas sus calles fueron asociadas con el desorden, el crimen y la basura.
Primer problema: el tránsito vehicular
En 2050, se prevé que nueve millones de personas vivan en forma permanente en Manhattan, Queens, Brooklyn y Bronx, pero además, se sumarán a diario un millón de turistas nacionales y extranjeros. La urbe mantendría el liderazgo mundial en turismo y recibiría unos 100 millones de visitantes por año.
Se promoverá el uso de bicicletas, caminatas y se utilizará el transporte público mediante vehículos que funcionen de manera limpia, sin motores a combustión. Ya se lanzaron varias líneas de buses gratuitos para que se utilicen en menor medida los autos particulares.
De lunes a viernes se establecerá la free fare (tarifa gratis) para decenas de rutas internas.
Segundo problema: los edificios
En 2050, todos los edificios tendrán paneles solares y aerogeneradores propios. Se reemplazarán los actuales sistemas de calefacción y agua caliente de domicilios, comercios y fábricas por otros más eficientes.
La mayor revolución será la del carbón cero. La leña pronto estará prohibida como forma de cocción de las comidas en las empresas gastronómicas.
En 2024, más de un 30% de la electricidad neoyorquina se sirve de energías limpias. La estrategia propone alcanzar un 100% para 2040.
Las autoridades le han declarado la guerra a uno de los mayores contaminantes: los grandes edificios y los rascacielos. Las actividades diarias que ocurren dentro de ellos (como el uso del gas natural, la electricidad, el aire acondicionado y la calefacción) arrojan a la atmósfera de la ciudad un 60% de material nocivo, según el Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero publicado por la alcaldía local.
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Las familias se despedirán de las estufas de gas a partir de 2026, cuando entre en vigencia una ley que prohibirá su uso y convertirá a este conglomerado humano en el primero del país en no utilizarlas.
Actualmente, tres de cada cinco hogares usan gas natural para calefacción y cerca del 62% lo utiliza para cocinar, de acuerdo con la US Energy Information Administration.
Tercer problema: comida y textiles en la basura
Los lunes ya no se consumirá carne en las escuelas públicas y privadas, lo que reducirá la compra de este alimento en un 50%.
Los residuos alimenticios también constituyen una parte esencial del plan, tendrán un manejo especial y los usarán para la producción de energía renovable y para generar abonos.
Cada año, la ciudad desecha 200.000 toneladas de textiles, lo que termina significando un alto costo para el medio ambiente. Por esta razón, se les exigirá a los fabricantes que utilicen material reciclado en la producción de nuevos diseños.
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El objetivo es lograr que Nueva York sea un centro de excelencia para la moda sostenible.
Cuarto problema, los plásticos
El Consejo neoyorquino prepara una medida radical para erradicar el uso de detergentes y plásticos que se descomponen y constituyen una amenaza para sus aguas.
Se va a restringir la venta y distribución de detergentes en cápsulas y láminas que contienen alcohol polivinílico, un tipo de plástico que plantea serias preocupaciones ambientales.
Asimismo, el precio de cada bebida contendrá un depósito de entre 5 a 10 centavos de dólar que podrá ser recuperado en los supermercados gracias a máquinas para canjear latas de aluminio y envases de plástico, vidrio de distintos colores o cartón.
Los envoltorios plásticos fueron prohibidos hace varios años (2020).
Quinto problema: calor por cambio climático
Prácticamente, todos los edificios de la ciudad tendrán "terrazas verdes" para proteger el cemento de las radiaciones solares. Además, se van a parquizar y arbolar la mayoría de las veredas en calles y avenidas para mitigar su impacto.
Muchos vecinos cultivarán plantas y frutos comestibles en sus propios balcones, jardines y azoteas. El gris de las grandes construcciones estará entrelazado con un verde omnipresente en cada arteria neoyorquina.