Space X triplicó sus vuelos en apenas dos años: ¿están perforando las naves nuestra capa atmosférica?
El conocido holding cerrará el año con casi un centenar de lanzamientos de cohetes al espacio exterior
La compañía dirigida por Elon Musk quiere aumentar para 2024 en un 50% la cantidad de despegues que hoy ya es récord. Serán doce por mes, uno cada dos días y medio.
Para poner este ritmo inusitado en contexto bastaría decir que la compañía produjo:
31 misiones en 2021,
61 misiones en 2022
casi un centenar de misiones en 2023 (se triplicaron los vuelos en apenas dos años).
La firma propiedad del hombre más rico del mundo ha lanzado más de 5300 satélites de internet Starlink en el último lustro. Según el propio Elon Musk, su "criatura" ha aportado cerca del 80% de la masa extra atmosférica en 2023.
China está en segundo lugar, con un 10%, y el resto del mundo les sigue a la zaga, con el restante 10%.
¿Por qué son capaces de sacar tanta ventaja?
Porque recuperan y reutilizan los cohetes Falcon. No los destruyen por completo, como pasaba en décadas anteriores. Ninguna otra empresa ha conseguido que sus propulsores aterricen al cabo de un vuelo. Mucho menos que lo hagan una y otra vez, incluso 17 veces consecutivas.
Cada tres semanas, las naves son reacondicionadas y vuelven a despegar.
A medida que la industria espacial experimenta un auge y un crecimiento constante comienza a preocupar un nuevo tipo de fenómeno: los agujeros temporales en la alta atmósfera terrestre.
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Distintos científicos aseguran que ya se están registrando imágenes impactantes donde pareciera que el cielo está sangrando, porque grandes manchas rojas aparecen en lo más alto de la bóveda celeste.
La razón principal radica en que los cohetes de desorbitaje de SpaceX liberan combustible durante breves quemas con el fin de maniobrar con eficiencia. Deben aterrizar de manera suave para no estrellarse contra la Tierra.
Consultado por Carbono.news, el reconocido astrónomo Jorge Coghlan expresó: "Es verdad que queda un halo flotando, una nubecita como marca de lo que ocurrió. Estas señales se han magnificado porque los cohetes son recuperables. El combustible se vaporiza en la atmósfera y la coloración del cielo dura varios minutos".
Y agregó: "Durante la guerra fría, cuando las dos grandes súper potencias se enfrentaban fuera de la tierra, sucedía lo mismo. No creo que esta situación perjudique el medio ambiente. Tal vez moleste por algunos minutos a los astrónomos quienes verán afectada su visión del cielo. Se trata de algo circunstancial, el espacio que afectan los zigzags de las naves es muy pequeño".
Por su parte, el doctor Diego Bagú, profesor de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de La Plata, sostuvo: "Los efectos observables se deben a la reacción de los gases de combustión de los cohetes con el aire de la alta atmósfera. Pero no es algo que produzca problemas medioambientales concretos. Los restos de la quema de combustible de los cohetes es ínfima comparada con el tamaño de nuestra atmósfera".