Bioarquitectura es arquitectura saludable, ecológica, económica, sustentable, regenerativa y solidaria
Cada día que pasa, nos damos cuenta de la importancia de vivir de una manera más armónica y saludable, buscando un aumento del bienestar, una mejora de la calidad de vida, y sobre todo del Buen Vivir.
Cuando consideramos el Buen Vivir desde la Arquitectura, podemos observar que la mayoría de las construcciones actuales son grandes derrochadoras de recursos y energía y que, a la vez, generan atmósferas interiores insalubres que inciden negativamente en el confort y la salud biológica y psicológica de las personas. Estas condiciones desfavorables se traducen en fatiga, trastornos, molestias, desvitalización y disconfort; provocando estrés psicofísico y afectando al estado de ánimo, al rendimiento y a las relaciones.
Para diseñar y armonizar espacios y ambientes -logrando así la tan deseada relación integradora entre el Hombre, su Hábitat y la Naturaleza- es indispensable enfocarnos en dar respuestas concretas a los requerimientos biológicos del ser humano a partir de sus necesidades y deseos no satisfechos; adecuando y utilizando positivamente las condiciones ambientales sostenidas durante el proceso del proyecto, la obra y la vida de todo espacio edificado y la utilización por sus habitantes.
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Allí, es donde se hace indispensable analizar el paradigma biocéntrico, el punto de vista ecológico y el enfoque cíclico sistémico relacional para resignificar la vida como una condición esencial en la génesis de toda creación humana.
No es un concepto nuevo. La idea de un mundo organizado en función de la vida ya estuvo presente en numerosas culturas ancestrales: en los misterios pitagóricos y órficos (antigua Grecia); en las cosmogonías caldeo-asirias y egipcias; en el ikigai (Japón) y otras cosmogonías del Lejano Oriente; en la filosofía de "Vivir en Plenitud": sumak kawsay y suma Qamaña (entre los pueblos andinos); en los pueblos originarios de México y Estados Unido; en la ética ubuntu (África); y en pueblos primitivos de Australia, entre tantos otros antecedentes.
En síntesis, es indispensable diseñar, construir y mantener hábitats sustentables y sostenibles; en los que edificio, habitantes-usuarios y ambiente constituyen una unidad indivisible que debe ser atendida mediante la utilización de sistemas constructivos coherentes con los adelantos y el confort actuales, pero sin perder de vista que el objetivo final: la salud y el bienestar integral de quienes harán uso de esas construcciones, considerando incluso la vida de las generaciones venideras y el futuro de su ambiente.
La Bioarquitectura surge como una respuesta, como la disciplina ideal para la Reparación-Restauración- Regeneración de esa armonía perdida, extraviada, olvidada. La Bioarquitectura es una verdadera síntesis de Arte, Ciencia y Tecnología, aunque muchos la confunden o la reducen al diseño bioclimático o a técnicas de bioconstrucción, meros componentes de la amplia diversidad y complejidad temática que aborda.
Bioarquitectura es arquitectura saludable, ecológica, económica, sustentable, regenerativa y solidaria. Y se enfoca en crear nuevas alternativas, innovar o acaso recuperar tecnologías que nuestros ancestros utilizaron eficientemente para superar los problemas de agresión y daño ambiental creados por los modos actuales de diseño y construcción.
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Tenemos que pensar la Bioarquitectura como una profunda mirada sobre la calidad ambiental de nuestros espacios y edificios. Sirve para diagnosticar y resolver con mayor provecho en función de las condiciones electromagnéticas y geobiológicas, de la ionización, la luz y el color; de los materiales de construcción; las instalaciones, el mobiliario, los materiales de decoración y las formas. También para determinar los consumos y la provisión de energía con diseños ecoeficientes y sustentablidad y con el manejo del agua y las plantas en tanto que biotecnologías, entre otras cosas.
Se trata igualmente de lograr espacios agradables y energéticamente armonizados, utilizando determinados objetos, colores, formas, distribuciones, direcciones, texturas, luces, sonidos, aromas, etc., que nos permitan disfrutar de ambientes equilibrados, sanadores y vitalizantes.
Podemos reconocer en ella una creación colectiva, consecuente con su base epistemológica y las cosmovisiones que la preceden y sustentan, que va tomando cada vez más fuerza en el presente. Vivimos en medio de un constante bombardeo de múltiples y diversas radiaciones, agresiones físicas y químicas sobre nuestro organismo; muchas de ellas inciden en los espacios interiores en los que habitamos, trabajamos y estudiamos, generando ambientes de mala calidad, perjudiciales a nuestra salud y que influyen negativamente en la vitalidad, desempeño y bienestar psicofísico de sus usuarios.
Por estas razones es indispensable contar con profesionales de la Bioarquitectura que conciben, diseñan, proyectan, programan, utilizan, recuperan, reusan, reciclan, construyen, dirigen y gestionan edificios sustentables y sostenibles para el hombre y el ambiente. Los edificios se emplazan localmente y buscan la optimización, la salubridad y la ecoeficiencia en el uso de materiales, energía e información, lo que tiene grandes ventajas sanitarias, ambientales y económicas.
Atento a ello, el Profesional de la Bioarquitectura tiene que contemplar:
- Concepción y desarrollo de la obra con visión holística (integral).
- Gestión integrada del hábitat, al tiempo que armónica, de los asentamientos humanos
- Valoración de todas las necesidades humanas con sus prioridades
- Realización del proyecto de la obra de acuerdo al clima y al medioambiente local
- Ahorro y eficiencia energética en todas las fases de la obra y en la vida útil del edificio
- Prioridad en el uso de tecnologías que usan energías renovables
- Ahorro y racionalización del consumo de agua
- Construcción de edificios de mayor calidad, ecológicamente sustentables y sostenibles
- Prevención de todo tipo de riesgos para la salud de los usuarios y ocupantes
- Optimización de los recursos y materiales
- Disminución de residuos y emisiones
- Disminución del mantenimiento, explotación y uso de los edificios
- Atención especial a la idiosincracia local y a la base ecosistémica natural y cultural de donde se emplaza la obra
La Bioarquitectura tiene respuestas concretas y enteramente accesibles para resolver la problemática de la sustentabilidad ambiental y del buen vivir, es decir, para recuperar la casa, el edificio, como un sitio saludable, confortable, adecuado para albergar todas nuestras actividades vitales y, sobre todo, para proteger nuestra vida y la de nuestros seres queridos. Utiliza las técnicas apropiadas para adecuar nuestro hogar, no sólo para sustituir los materiales tóxicos o peligrosos por otros naturales y no contaminantes, sino además para alcanzar la mayor eficiencia energética posible y el mayor ahorro de materias primas, con sus consecuentes beneficios económicos y ecológicos.
De esta manera se evitan o se minimizan los efectos negativos de las diversas formas de contaminación a las que un edificio puede estar sometido (electromagnética, química, biológica, ionizante, telúrica, radiactiva, etc.)
Cada vez hay más personas que buscan ideas, consejos y asesoramiento profesional para adecuar y actualizar su vivienda o su lugar de trabajo, atendiendo a criterios de eficiencia energética, salud y ecología. El fin es recuperar la función primitiva de la Arquitectura: armonizar la relación entre el individuo, su hábitat y la naturaleza.
A todos aquellas personas con sensibilidad ambiental, que desean lograr una mejor calidad de vida, que se dan cuenta de la necesidad de cambiar su hábitat, la Bioarquitectura puede darles respuesta según sus deseos y requerimientos.
En toda edificación se pueden aplicar los criterios y ventajas de la Bioarquitectura. Lo ideal es hacerlo desde la concepción misma del diseño y proyecto, pero en toda construcción es viable mejorar las condiciones con intervenciones bioarquitectónicas para disfrutar a pleno de sus beneficios.