El comercio justo como una nueva forma de producción y consumo
El comercio justo propone un nuevo modelo de producción y de consumo, que involucra aspectos económicos, sociales y ambientales, y que tiende a lograr un desarrollo inclusivo, justo y sostenible.
Hoy 13 de mayo es el Día Mundial del Comercio Justo, fecha en la que se busca generar conciencia acerca de las desigualdades producidas por el sistema económico actual y que perjudican principalmente a los pequeños productores y comerciantes.
Según la Coordinadora Estatal de Comercio Justo (España) a partir de esta efemérides se busca "llamar la atención de los consumidores y consumidoras ante la condiciones abusivas de trabajo, la explotación infantil o la destrucción de bosques que se esconden detrás de productos cotidianos, como el café, el cacao, el azúcar, el té o la ropa". Este año bajo el lema "Le sienta bien a todo el mundo", apuesta por la igualdad de género y el respeto de la tierra y el entorno natural, promueve los derechos laborales y humanos, salarios y condiciones dignas, y prohíbe la explotación infantil.
Con la celebración de este día se fomenta el Comercio Justo como una forma alternativa de comercialización tendiente al desarrollo de un sistema económico más sostenible. Afortunadamente, encuentra cada día más aceptación en nuestro país, lo que hace pensar que una economía social es posible.
En esta línea, tenemos el caso de Mercado Territorial, una organización de trabajadores que lleva a cabo la comercialización solidaria desde el productor al consumidor, organizado a través de nodos de consumo.
Esta red no solo implica la venta del bolsón de frutas y verduras agroecológicas, sino también de otros alimentos de producción local como conservas, mermeladas, harinas agroecológicas y hasta productos de cosmética natural, que varían según el barrio y los vecinos. Esta dinámica da lugar al término: prosumidor que hace referencia al hecho de que todas las personas producimos y consumimos, compramos y ofrecemos productos, servicios y conocimientos, generando una red dentro de la comunidad.
A partir de estas experiencias de intercambio y comercio justo, queda en evidencia la existencia de otro tipo de comercialización, lejos de los supermercados y los grandes centros de venta, lejos de la despersonalización de los productos fabricados en masa. El comercio justo no solo hace referencia a la variable económica, sino a la generación de comunidad y al intercambio de saberes.
Otro ejemplo de comercio justo en el rubro de los alimentos es el caso de La Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT) que organiza familias dedicadas a la producción de frutas y verduras, crianza de animales, producción de granos, producción de lácteos y pequeñas agroindustrias. Recogiendo el principio de comercio justo, desde la UTT promueven el comercio sin intermediarios a través de los Almacenes de Ramos Generales, del Mercado Agroecológico y de los bolsones que se distribuyen a través de compras colectivas en los nodos de consumo.
Desde la organización, definen sus Almacenes como "una alternativa real al esquema de comercialización convencional, acortando las distancias entre productorxs y consumidorxs".
Otro de los emprendimientos es la Empresa Cooperativa de Alimento Soberano (ECAS), un nuevo espacio desde el cual se trabaja en la Soberanía Alimentaria y la Agroecología, para la producción de alimentos libres de agrotóxicos y a precios justos para productores y consumidores.
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Uno de los puntos fundamentales cuando nos encontramos en presencia de un sistema de comercio justo es el reconocimiento de la importancia de que los productores reciban un pago justo por su trabajo, a diferencia del modelo más tradicional y extendido que les deja a los pequeños productores un porcentaje muy bajo de las ganancias, debido a los múltiples intermediarios que participan de la cadena de comercialización.
En el caso del Mercado Territorial, los vecinos tienen un rol activo, no solo por ser actores políticos que expresan con su compra su apoyo a un modelo de producción y de consumo más justo, sino también porque cuentan con la posibilidad de participar de las asambleas en que se decide el precio del bolsón. Estas asambleas reúnen a productores, consumidores y otros actores con el fin de lograr transparencia y de establecer un diálogo entre actores, para que se entienda cómo se conforma el precio final y cuál es el porcentaje del mismo le corresponde a cada quien, priorizando que más del 50% vaya al productor.
De manera similar, ECAS se organiza en asambleas para comercializar fruta y verdura agroecológicas, y para ofrecer productos de la canasta básica provenientes de distintas cooperativas, pymes y pequeños emprendedores.
Cuando hablamos de bolsones agroecológicos, una de las dudas más frecuentes está vinculada con su precio ¿Es más caro comprar alimentos agroecológicos? ¿Resulta más oneroso apoyar el comercio justo? Ciertamente no, porque por un lado, las redes de economía social no buscan especular con el precio de los productos y por el otro, porque suprimir intermediarios permite fijar precios más justos y accesibles.
Según el documento "El aporte del comercio justo al desarrollo sostenible", disponible en el Repositorio Digital de la CEPAL: "Hoy en día, se hace cada vez más evidente la urgencia de construir una alianza global para el desarrollo sostenible. Eso obliga a repensar tanto las acciones cotidianas de los ciudadanos, electores y consumidores, como las reglas de convivencia a nivel local, nacional, regional o global. Uno de los movimientos que propone reescribir estas reglas es el comercio justo".
Es importante que superemos los prejuicios y las excusas y nos acerquemos a algunas de las múltiples alternativas que, afortunadamente, ya están disponibles para que a través de nuestras elecciones de consumo apoyemos formas de producción y de comercio más respetuosas del ambiente y del trabajo de las personas.