Ambiente y naturaleza
Extractivismo

La dirigencia argentina habla de "la salvación que nos traería el litio", pero las regalías que se reciben son ridículas

Al litio se lo define de distintas maneras: "Oro blanco", "petróleo del Siglo XXI", "mineral estratégico a nivel geopolítico"

Los políticos nacionales festejan que la geografía local contenga las segundas reservas de litio más relevantes a nivel mundial. Muchos piensan que los ingresos fiscales percibidos son enormes y que pronto nos volveremos ricos gracias a este elemento vital para la descarbonización del planeta. Pero nada más alejado de la realidad.

Argentina, a diferencia de los vecinos Chile y Bolivia, ha entregado el manejo del litio a grupos de empresas privadas que tributan cifras insignificantes.

En el triángulo mágico, Bolivia cuenta con las mayores reservas (21 millones de toneladas), seguida por Argentina (19 millones) y Chile (9.6 millones). A nivel local, las provincias de Catamarca, Salta y Jujuy son las más beneficiadas.

Este metal liviano, gran conductor del calor y la energía, se usa como componente para las baterías de celulares, computadoras y autos eléctricos.

Los Smartphones necesitan apenas un gramo, pero los vehículos de gran autonomía, como los Tesla, requieren entre cinco y seis kilos por unidad. Tiene una cotización que trepa hasta decenas de miles de dólares por tonelada, pero ese dinero no queda atrapado a nivel local.

Mirá también: Un fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación busca iluminar la oscuridad de las concesiones de litio en Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc

En enero de 2020, antes de la pandemia, la tonelada costaba unos seis mil dólares. En 2022, llegó a superar los ochenta mil dólares cada mil kilos.

Las firmas transnacionales colocan la salmuera en piletas hasta que se evapora el agua y se obtiene el preciado material. China tiene una producción propia muy desarrollada ya que hoy es, por lejos, el líder mundial en electromovilidad. Además, se queda con el 90% de lo que extrae Australia, el mayor productor global en 2023.

Fuente: mineriaydesarrollo.com

Consultado por Carbono.news, Bruno Fornillo, especialista en minería formado en el Conicet, asegura: "Mucha de la narrativa por la que festejamos no tiene nada que ver con la realidad. Es un eufemismo, ya que la Argentina no exporta litio, lo hacen las firmas transnacionales que nos entregan una parte mínima de lo que consiguen aquí. No pagan prácticamente regalías. Existen dos grandes empresas, una en Catamarca, Livent, norteamericana, que desde el 98 explota el salar del Hombre Muerto. La restante es Orocobre Limited, australiana, con participación de empresas japonesas y también chinas. En la práctica, estos gigantes nos dejan entre el 1.5% y el 2% como tributo, ya que por la ley minera que tenemos, el techo a abonar no puede superar el 3% del mineral en boca de pozo, ni bien sale, sin depuración. Luego, a los holdings se les descuentan los distintos costos de producción. Lo que nos terminan entregando es cincuenta veces menor a lo que se llevan".

¿Qué pasa, por ejemplo, en los países vecinos? ¿Trabajan de la misma forma?

Según Fornillo: "En Chile se quedan con el 40% de las ganancias. Algo similar ocurre en Brasil, Bolivia y México. En Catamarca, por ejemplo, Livent subfactura y cuando el litio está internacionalmente a 55 dólares, ellos pagan la décima parte gracias a que inventan empresas que están de los dos lados del mostrador: una extrae la producción y otra se la compra. Pero, ambas pertenecen al mismo grupo empresarial. Están licuando los recursos y, además, pagan de acuerdo a declaraciones juradas propias que el Estado toma como válidas ya que no existen controles efectivos".

Mirá también: ¿Y lo verde del litio dónde está? Derrame de 20.000 litros de ácido y sobrefacturación al Estado: el caso Livent en Antofagasta de la Sierra

Se trata de procesos similares a los que se desarrollan con el oro (también se utilizan estos instrumentos "bajo juramento"), con el petróleo (no existen a menudo los caudalímetros en los pozos más productivos) y con la pesca (no hay cámaras online para monitorear lo que se llevan los buques extranjeros).

"Usan el Paso de Jama, en la frontera con Chile, para llevarse el recurso hacia el Pacífico. Se trata de sitios con mínimos controles. Luego, se derivan los materiales a Estados Unidos, Japón, China o Australia".

Existieron numerosas denuncias contra este tipo de operaciones y la Aduana Nacional confirmó que eran ciertas. Luego, les impuso multas por varios millones de dólares a las mineras. Lejos de protestar, los gigantes pagan lo que se les ordena y siguen, aparentemente, con sus prácticas de subfacturación.

México nacionalizó el litio y prohibió que participaran empresas privadas en su explotación. Solamente pueden hacerlo las estatales. Por su parte, Chile acaba de anunciar que también va a estatizar el recurso para que sea monitoreado por una firma nacional.

Mientras tanto, Bolivia estatizó los yacimientos en 2008. Pero, como el grupo estatal no dio en la tecla a nivel productivo, decidió entregar el manejo a firmas provenientes de la República Popular China.

El tesoro mejor guardado del Norte argentino no nos va a cambiar la vida. Las maniobras son tan evidentes que hasta la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) tuvo que advertir sobre este tipo de manejos evasivos: determinó que los pagos a Argentina son un 58% menores a los que se pactaron en el resto del mundo.

A nivel tecnológico, el país está en condiciones de fabricar celdas de baterías con litio que podrían utilizarse como forma de almacenaje para parques solares, viviendas o rodados. Por alguna razón, se ha decidido no transitar ese camino.

Esta nota habla de: