Ambiente y naturaleza
Restaurar el equilibrio del ecosistema local

Sembrar plantas nativas frente a la pérdida de biodiversidad

La flora nativa brinda alimento y refugio para miles de seres vivos. El pastizal pampeano se desvanece. Necesitamos sembrar nativas para sanar nuestro ecosistema.

Abogada y diplomada en el Programa de actualización de Políticas Públicas y Cambio Climático. Autora del libro "Una vida sustentable"

Nos encontramos atravesando la sexta extinción masiva de especies y, sin dudas, afrontamos una enorme crisis de biodiversidad. Estos conceptos tan amplios y catastróficos nos pueden llevar a pensar, instintivamente, en la pérdida de grandes e icónicos mamíferos. Sin embargo, hacer ese recorte resulta limitado. Esta crisis nos afecta a todos los seres vivos que habitamos el planeta tierra, incluyendo el reino vegetal.

Por eso, debido a esta toma de consciencia y como cruzada contra las consecuencias de la crisis ambiental, vamos a hacer foco en una presencia silenciosa que requiere de nuestro compromiso y protección: las plantas nativas.

¿Qué es una planta nativa? Según el INTA, "son aquellas que crecieron en un lugar determinado antes que llegue la llamada civilización" y, por supuesto, la presencia y subsistencia de las mismas se encuentra directamente vinculada con el nivel de urbanización de las comunidades.

Según la bióloga Cornelia Witschi, la flora nativa "brinda alimento y refugio, ya sea para aves como para insectos, entre ellos los polinizadores como las abejas, las avispas, los escarabajos voladores y las mariposas. Hay muchas de estas especies que necesitan de estas plantas para poder sobrevivir".

El paisaje en torno al Centro de Control Aeroespacial que tiene la Fuerza Aérea en Parque San Martín, partido de Merlo

Sin embargo, esto no es todo. Sembrar y proteger a las plantas nativas, tiene una relevancia cultural. "Cultivar plantas nativas es una especie de rebeldía, es una forma de reivindicar lo propio, lo originario y previo a la imposición de plantas de otras culturas y de otro modo de vida como una forma de colonización. Volver a lo original nos conecta con lo ancestral, con las características medicinales de muchas de nuestras plantas nativas, plantas que muchas veces se han ocultado o se las ha indicado como 'yuyos' o 'malezas'"

En plena crisis climática, cabe resaltar que nos encontramos frente a la urgencia de fomentar y conservar los espacios verdes, más aún en las grandes ciudades, donde la aglomeración de personas y la demanda habitacional va en aumento. En este contexto, una de las enseñanzas que nos dejó la pandemia es saber apreciar los beneficios de contar con espacios naturales en las grandes ciudades, tanto para la recreación como para la conservación de la biodiversidad. Estos cumplen funciones vitales, como la de ser amortiguadores de los impactos ambientales en las ciudades y la de brindarnos servicios como la filtración del agua y la absorción de los ruidos y contaminantes, entre otros.

En esta misma línea, los Parques Nacionales, Áreas Protegidas y Reservas Naturales cumplen una función clave a lo largo y ancho de todo el país (podés conocerlas en este enlace https://www.argentina.gob.ar/ambiente/contenidos/areas-protegidas), pero resultan vitales en las inmediaciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, donde vienen a darle un respiro no solo a los seres humanos sino a todo el ecosistema. Es así que, gracias a estas zonas, se puede proteger el pastizal, uno de los ambientes más amenazados en el país ya que cuenta con muy poca protección a nivel nacional y que además es de los primeros sobre los que se avanzó para la urbanización y el desarrollo de actividad agropecuaria.

El paisaje en torno al Centro de Control Aeroespacial que tiene la Fuerza Aérea en Parque San Martín, partido de Merlo

Pero, ¿por qué los pastizales requieren protección?. Según las integrantes de Pastizal Conurbano, existen muchas variables a tener en cuenta a la hora de reflexionar sobre la conservación o la poca protección de los pastizales en nuestro país. Históricamente, desde su origen, los pastizales pampeanos fueron los grandes proveedores de materias primas. Entonces, usualmente, el concepto que se asocia a este tipo de ambientes es el de matriz productiva, no el de una ecorregión rica en términos de biodiversidad. Eso tiene correlato en la poca cantidad de áreas protegidas nacionales, provinciales y municipales que conservan ambientes de pastizal y las fuertes modificaciones que han sufrido estos ambientes a lo largo de nuestra historia.

El paisaje en torno al Centro de Control Aeroespacial que tiene la Fuerza Aérea en Parque San Martín, partido de Merlo

Frente a esta realidad, las especialistas entienden que, a través del conocimiento de nuestras plantas nativas, se pueden brindar herramientas para resignificar los ecosistemas naturales dentro del área metropolitana. Para ello es fundamental "poner nombre y apellido a nuestras especies nativas y descubrir parte de nuestra identidad natural en esos espacios que muchas veces se miran con recelo".

Las regiones más urbanizadas funcionan como grandes islas de calor, debido al aumento de la superficie de cemento en desmedro de los espacios verdes naturales y a la construcción de edificios que obstruyen el paso del viento. A esto se le suma la disminución de cuerpos de agua "abiertos", como consecuencia de la rectificación o el entubamiento de arroyos que funcionan como amortiguadores de los cambios de temperatura.

Los pastizales también les dan refugio a las aves que no pueden prosperar en otros ambientes, ya sean ciudades o bosques, permitiendo su conservación y desarrollo, por eso requieren del compromiso de gobiernos e individuos para su protección.

Pastizal pampeano de la Reserva Ecológica Lago Lugano. Foto: GCBA

Para hacer frente a las islas de calor se deben conservar espacios con su vegetación natural, ya que permiten amortiguar ese efecto y mejorar la calidad de vida de los habitantes. Además, contar con más pastizales y flora nativa favorece el reencuentro de las personas con su ambiente natural y su cultura y les ofrece espacios de educación ambiental y recreación.

Otro beneficio de sembrar y plantar nativas es que estas requieren de poco mantenimiento, ya que se adaptan rápidamente a los suelos locales y a los regímenes de lluvias, no requieren de tanto riego y son más resistentes a las plagas.

A su vez, las plantas nativas permiten una forma de interacción con la fauna local que no se da con las especies exóticas. De hecho, al plantar árboles nativos, se puede observar cómo paulatinamente se van repoblando de especies de aves nativas que hasta entonces no encontraban refugio.

Pastizal pampeano de la Reserva Ecológica Lago Lugano. Foto: GCBA

Si tenemos en cuenta todas las virtudes de proteger el entorno natural, es fundamental que cada persona se involucre en la conservación ecosistémica; una de las mejores formas de empezar es la integración de espacios comunitarios, asociaciones de vecinos y vecinas con quienes compartir estos intereses y construir un entorno más sustentable. Según las integrantes de Pastizal Conurbano, "es importante conocer qué problemáticas hay en nuestro barrio, conocer parte de su historia natural, recorrer los espacios silvestres que haya y descubrir en conjunto la biodiversidad con la que aún compartimos el espacio que habitamos".

Entendiendo que el cambio individual es fundamental pero no suficiente, es necesario que en todos los municipios del AMBA existan áreas protegidas que conserven este ambiente, así como la incorporación a los jardines de especies de flora nativa y la creación de pequeños refugios de biodiversidad.

En términos de normativa, las consultadas afirman que "sería bueno pensar una ley que fomente que el avance de la urbanización contemple dejar remanentes de pastizal natural o seminatural".

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