Política
Día Internacional de la Mujer

#8M: Marina Silva, la ministra de Ambiente brasilera, un emblema del ecofeminismo en la región

¿Por qué Marina Silva es una activista socioambiental reconocida no solo en Brasil, sino a nivel mundial?

En el Día Internacional de la Mujer, quisiéramos homenajear a todas las mujeres en la figura de Marina Silva, una persona con mucho peso y reconocimiento en la comunidad ambientalista internacional. 

Hay un dato por el que me gustaría empezar para hablar de la ministra de Ambiente de Brasil: mientras que en la era bolsonarista la deforestación en el Amazonas aumentó un 75%, durante el primer mandato de Lula, cuando Silva comandó por primera vez la cartera que hoy vuelve a tener a cargo, la deforestación había disminuido un 58% y, además, el país sudamericano se había convertido en líder mundial en la creación de áreas protegidas.

Foto: Twitter

Marina Silva fue una activa militante del Partido de los Trabajadores en su juventud, luego se alejó del PT y formó parte de un novedoso Partido verde con el cual compitió en dos elecciones presidenciales para ser la primera mandataria del país -algo que, hasta ahora, no consiguió- y, en 2022, para "defender la democracia" tal como afirmó, se reconcilió con Lula bajo una clara condición: que la dejara luchar por el ambiente.

Mérito, no meritocracia

A pesar de que obtuvo solo el 1% de los votos en las elecciones presidenciales de 2018, eso no la frenó en su carrera política, como tampoco no lo hizo la pobreza en la que vivió en su infancia y juventud.

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Marina Osmarina da Silva nació en 1958, en un pueblo inmerso en la Amazonía en el estado de Acre y creció en una familia de bajos recursos económicos. De once hijos, ocho sobrevivieron a la miseria y al paludismo.

Silva trabaja desde sus 10 años, cuando comenzó a ayudar a su padre en las explotaciones de árboles de caucho. A los 16, enfermó y fue enviada a Río Branco, la capital de Acre, para ser tratada en un convento católico. Fue en estas circunstancias adversas que logró formar (y formarse) un pensamiento político colectivo que, posteriormente, pondría en marcha.

En esa época, aprendió a leer y escribir y tomó contacto con la teología de la liberación, un movimiento de la izquierda católica conocido por su lucha contra la pobreza y las violaciones de los derechos humanos

Mientras trabajaba como empleada doméstica, pagó sus estudios universitarios y se recibió diez años más tarde. En 1985, participó en la creación del primer sindicato de trabajadores del estado y se unió al PT de Lula da Silva. Así, comenzó su militancia por la defensa de la selva amazónica junto al activista Chico Mendes. A sus 36 años, se convirtió en la senadora federal más joven en la historia de Brasil.

Marina Silva lideró el ministerio de Ambiente entre 2003 y 2008, durante parte del gobierno de Lula (2003-2010), pero renunció tras comprobar cómo la influencia en el Gabinete de los grupos de presión económicos, sumada a la connivencia de algunos gobernadores impedía la aplicación de varias de sus directivas más importantes.

Por esos años, Silva criticó la falta de capacidad del PT "para conectar con las utopías del siglo XXI" y dijo que Brasil sufría una "crisis social" y "ambiental de consecuencias dramáticas". Además, hizo un llamamiento a "reinventar la manera de caminar en la política, ser intolerantes con la corrupción, hacer una gestión pública basada en la transparencia y en la competencia, y desarrollar políticas ciudadanas basadas en principios y valores". En 2013, creó su propio partido político llamado Red Sostenibilidad (REDE).

Hoy, 15 años después, vuelve al mismo lugar a continuar su lucha, entendiendo que el contexto así lo amerita.

Foto: Twitter

Volver a empezar

"Peor de lo que esperaba". Esta fue la declaración de Silva en enero pasado sobre la situación ambiental de su país tras el mandato de Bolsonaro. Este último febrero, la deforestación batió un nuevo récord en el Amazonas.

Un mes antes de las presidenciales de 2022, Marina Silva dejó a un lado sus diferencias con Lula porque entendió que la "democracia estaba en juego" si Bolsonaro era reelecto. Sin embargo tomó recaudos y condicionó su apoyo a cambio de una serie de compromisos, como la creación de una Autoridad Nacional de Seguridad Climática.

Su misión no es ni más ni menos que proteger la selva amazónica, es decir, la selva tropical más grande del mundo, que cubre el 40% del continente sudamericano y se extiende por Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Brasil, Bolivia, Guyana, Surinam y la Guayana Francesa.

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Es por eso que Silva, antes de las elecciones, le entregó a Lula un documento con 27 propuestas enfocadas en la protección del ambiente, incluido en su manifiesto como candidata a diputada por São Paulo, y que se llama "Compromiso de rescate de la agenda socioambiental brasileña perdida". Esta iniciativa apunta a la meta de la neutralidad en carbono de la economía nacional para 2050.

Entre los pedidos de la REDE a Lula, se destacan la "deforestación neta cero" para 2030, la tolerancia cero con la minería irregular, garantizar el acceso a internet y a las energías renovables de las comunidades campesinas y el llamado "crédito verde", un incentivo fiscal para las empresas respetuosas de las normas ambientales.

Marina Silva, una mujer que fue vulnerabilizada desde pequeña por ser pobre y negra, logró ser reconocida a nivel internacional por lo que siempre fue: ni más ni menos que una defensora de la selva tropical más grande del mundo. Por eso, en este nuevo #8M Día Internacional de la Mujer, rendimos homenaje a Silva y a su movimiento ecofeminista, mientras seguimos reclamando más justicia social y ambiental con perspectiva de género.