Ambiente y naturaleza

Japón verterá al Pacífico más de un millón de toneladas de agua de la siniestrada planta nuclear de Fukushima ¿Es un proceso manejable e inocuo?

Los reguladores nucleares del país afectado y la Agencia Internacional de Energía Atómica aprobaron el controvertido plan de acción.

Los líquidos están contaminados con tritio, un radionucleido que no puede ser eliminado por las tecnologías actuales. Sin embargo, su dilución en el mar ya se practica con éxito en tierras niponas y en el extranjero.

El operador de la planta, la empresa Tepco, ha utilizado aguas de lluvia, subterráneas e inyecciones a presión para enfriar los núcleos de los reactores de la planta que quedó devastada por un tsunami el 11 de marzo de 2011.

El agua superó el muro de protección de la central nuclear y anegó el sistema eléctrico, incapacitando el de enfriamiento de los reactores. Fuente: Meteored

Cada día, la central produce 100 metros cúbicos de agua contaminada y esos volúmenes se filtran y almacenan en grandes tanques. Sin embargo, con más de 1,3 millones de metros cúbicos acumulados, el espacio disponible se está agotando

Según los expertos, el tritio solo es peligroso para los humanos en dosis muy concentradas, situación a priori excluida en caso de que se produzca una liberación en el mar a lo largo de varias décadas, tal como prevé Tepco.

El proceso se iniciará en la primavera de 2023 en el hemisferio Norte. Dentro de apenas dos meses. Se construirá un conducto submarino para transportar los fluidos hasta, aproximadamente, un kilómetro de la costa. 

El proyecto fue criticado por países vecinos como China y Corea del Sur. Asimismo, por organizaciones ambientales como Greenpeace. La conocida ONG afirma que los pescadores nipones aseguran que el vertido afectará a las especies marinas que explotan.

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Consultado por Carbono.news, el ingeniero Julián Gadano, ex sub secretario de Energía Atómica de la Argentina, explicó: "El impacto hay que analizarlo desde cuatro dimensiones diferentes: la técnica, la política, la social y la económica. Sobre la técnica podemos decir que toda esta movida está muy controlada y estudiada. Se cree que el impacto que va a generar, ante la inmensidad del Océano, será irrelevante. Un millón de toneladas parece muchísimo pero frente al Pacífico y la forma gradual de liberación no generará cambios significativos en el ambiente. En realidad, lo que significaría un problema sería seguir guardando año tras año el material. Esta solución es mucho mejor que no hacer nada. Desde el punto de vista político, está claro que ningún dirigente querrá ser el responsable de tomar estas decisiones. Ellos temen por el posible impacto negativo que se daría en la imagen del gobierno frente la opinión pública". 

Y agregó: "La tercera dimensión es la social, ya que existen todo tipo de mitos sobre la energía nuclear. Aún persiste la falta de información y los prejuicios. Por último, el tema económico se relaciona con el miedo de que quede afectada la marca Japón, que es muy prestigiosa a nivel internacional. Sobre todo, en la pesca, la agricultura y el turismo. Lo importante es desarrollar una política de comunicación sincera y abierta para que se comprenda que la decisión tomada fue la más indicada".

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