Argentina y el desafío de la agroecología española: nuestro campo también podría combinar sustentabilidad y rentabilidad
El diez por ciento de la superficie cultivable de la península ibérica ya tiene plantaciones ecológicas
España ya logró que un millón de hectáreas de Andalucía se tornaran productivas y sustentables. Una extensión similar también se ha desarrollado en la comunidad de Castilla-La Mancha.
En Argentina, la Dirección Nacional de Calidad Agroalimentaria informó que las cosechas sustentables crecen año tras año y que se destinan casi en su totalidad a exportaciones a los Estados Unidos (46%) y el viejo continente (38%).
En los dos últimos años, en Argentina, la superficie de cultivos orgánicos aprovechada subió un 14% con respecto al 2020.
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La región que más incrementos demuestra es la de Cuyo (61% más).
Los cultivos que se destacaron fueron porotos, olivos, vid y soja. Las legumbres, los frutales y los cultivos industriales son los preferidos.
Por el contrario, la caña de azúcar y el trigo-pan mostraron una disminución.
Consultado por Carbono.news, el ingeniero agrónomo Marcelo Tenaglia expresó: "Estamos en una encrucijada en lo productivo porque si no llegamos a los números europeos, en breve, no va a existir más tierra sana ni alimentos saludables en la Argentina. Obviamente, es difícil llegar a esa proporción porque nuestra superficie cultivada es mucho mayor que la de ellos. Tenemos varias veces la extensión que aprovecha, por ejemplo, España. La crisis climática que vivimos no es solamente producto del calentamiento global sino también de la obsesión que tiene el agro-negocio por tumbar los montes y los bosques para plantar soja en las tierras arrasadas. Así, se va perdiendo la capacidad del ecosistema de almacenar agua".
Tenaglia se refirió también a las consecuencias que ya está produciendo la deforestación generalizada.
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"Grandes sequías, calores extremos e inundaciones: todo está relacionado con el desmonte. Por eso, las producciones llamadas ecológicas (más precisamente la agroecología) son las únicas formas que existen de producir comida sin destruir el monte nativo. Por ejemplo, la agrofloresta, una versión de la agroecología, es la solución ideal para las regiones boscosas. Asimismo, la producción extensiva (trigo, maíz y hasta ciertas variedades de soja) podrían realizarse de manera agroecológica. Lo ha hecho en la práctica el ingeniero Eduardo Cerdá, actual Director Nacional de Agroecología. Ha quedado demostrado que la ecuación económica es positiva, que podemos ser rentables y sustentables al mismo tiempo".