La Joven de la Perla sufre un ataque de ecologistas
Una vez más activistas ecologistas recurren a una acción sobre un cuadro famoso para visibilizar sus reclamos.
Los ataques a las obras de arte tienen antecedentes más que numerosos, ya sea perpetrados por personas con problemas psicológicos, envidiosas, despechadas, ignorantes, buscadoras de fama o amantes del vandalismo. Pero últimamente, se están multiplicando los que están en manos de grupos de activistas climáticos.
"¿Qué vale más, el arte o la vida?" es la pregunta que intentan instalar los ecologistas para señalar la hipocresía de los que se indignan por los atentados pero permanecen indiferentes ante el deterioro progresivo del planeta.
Esta vez le tocó el turno a una de las obras maestras del pintor neerlandés Johannes VermeerLa joven de la perla, conocida también como Muchacha con turbante, que se encuentra en el Museo Mauritshuis de La Haya.
En las imágenes difundidas se ve un hombre apoyando su cabeza sobre el cuadro, usando algo similar a un marcador. Luego se acerca otro hombre que le arroja salsa. Lo que parecía un marcador es un envase de pegamento que ambos utilizan para pegarse a la obra, los dos portan remeras con el nombre del grupo ecológico Just Stop Oil.
Esto ocurre días después de que lanzaran puré de papas en el Museo Barberini de Potsdam a Los almiares de Claude Monet. Anteriormente, La Gioconda de Da Vinci, Los girasoles de Van Gogh y Masacre en Corea de Picasso habían corrido con la misma suerte.
Todas las obras estaban protegidas por gruesos cristales por lo que no sufrieron daños. Sin embargo, los activistas se encuentran detenidos, con procesos o han debido pagar multas por "violencia pública contra bienes".
Los museos están reforzando los sistemas de seguridad para evitar que los episodios continúen. La organización Last Generation, a través de su portavoz, Aimée von Baalen, explica el ataque a la pintura de Monet: "Monet amaba la naturaleza y plasmó su belleza única y frágil en sus obras. ¿Cómo puede ser que tantas personas tengan más miedo de que esas reproducciones de la realidad sufran daños, que de la destrucción de nuestro propio mundo, cuya magia Monet admiraba tanto?" Y añade: "¡Cuando entremos en guerra por los alimentos y el agua ya no habrá tiempo para admirar el arte!"
Muchos rechazan los métodos de protesta y otros tantos los apoyan, lo cierto es que el debate está abierto y es mucho más amplio y profundo que un simple cuestionamiento a las maneras de visibilizar un problema.