Tecnología y urbanismo
Arquitectura

La casa de la Costa que prueba que construir un hogar sustentable es posible

Su dueña es ecologista y encontró la mejor forma de aprovechar al máximo los recursos naturales.

En Costa Esmeralda, uno de los balnearios más destacados del Partido de la Costa, emerge junto a la playa una estructura redondeada de 4,5 metros de altura que parece un domo.

Es tan llamativa la cúpula del edificio que los turistas suelen fotografiarse con ella cuando visitan la ciudad cada verano.

La casa tiene cuatro sectores bien diferenciados:

  1. El principal donde el living y el comedor son calefaccionados por una salamandra
  2. Las habitaciones con techos circulares y ventanas triangulares se ubican en lo más alto de la construcción
  3. Un ambiente semienterrado en los médanos, que se usa durante el verano para jugar
  4. El último, destinado a las cocheras y las zonas de relax donde se destaca un hidromasaje

Esto permite, de acuerdo a la época del año, abrir una, dos, tres o cuatro partes distintas de la casa de acuerdo a la temperatura exterior y la hora del día.

Las aberturas de aluminio con doble vidrio garantizan el ahorro de energía los doce meses del año.

Su dueña, Ximena Brito, una mujer comprometida desde hace años con la ecología, reconoce que su propiedad se ha convertido en un punto de atracción y referencia de la zona. Su "vivienda del futuro" se abastece con paneles solares, tiene un termotanque que calienta en base a la energía del astro rey, cuenta con un estanque de recolección de agua y despliega también un techo de vegetación para frenar el impacto exterior.

La figura del domo ofrece varias ventajas:

  • No altera el entorno natural, respetando el dinamismo de los médanos
  • Permite el ahorro de energía gracias a la buena circulación de aire, lo que logra una calefacción más sencilla en invierno y una refrigeración ideal en verano
  • Usa materiales "verdes" de bajo impacto ambiental a la hora de ser extraídos
  • Optimiza los tiempos de construcción, ya que sus ambientes amplios ahorran trabajo a los obreros, técnicos y operarios.

En el exterior, se pensaron senderos circulares aromatizados por salvias, lavandas, eucaliptos, pinos y ciruelos. Por último, un estanque funciona como barrera para que la arena no entre a la casa.

¿Será posible en el futuro cercano pasar en la Costa Atlántica de los triangulares techos a dos aguas (diseñados originalmente para que la nieve se deslice) a estas soluciones esféricas mucho más cercanas a las arenas, el agua salada y los fuertes vientos oceánicos?

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