Salud y alimentación
29 de abril - Día del Animal

Nuestras mascotas, por una alimentación saludable y respetuosa con el medioambiente

En la mayoría de los hogares, las mascotas forman parte de la familia. Según un estudio de la consultora internacional GFK, una compañía de análisis de mercado, más de la mitad de las personas en el mundo tiene una.

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En Argentina, según GFK, el 80% de las personas posee un animal de compañía, siendo el país del mundo con más cantidad de mascotas por habitante. Un 66% de los mascoteros encuestados prefiere perros, un 32% gatos, el 8% tiene peces, el 7% tiene pájaros y el 6% otro tipo de animales. Muchos tienen más de una especie animal como mascota.

Con un mercado de tales dimensiones, el negocio de los alimentos para los animales resulta sumamente rentable para los gigantes de la industria agroalimentaria. La exigencia de calidad de las materias primas es mucho más baja que la necesaria para la alimentación humana y, por ende, son más baratas, por lo que se podría sospechar que los márgenes de ganancia son bastante amplios. Las bocas de expendio son variadas y, además de grandes distribuidores, supermercados, almacenes y tiendas de mascotas, pueden encontrarse en las veterinarias, donde se produce tanto la prescripción como la venta.

Los perros y los gatos, los animales domésticos más populares, no se alimentan de la misma forma. Mientras que los gatos son carnívoros estrictos con el hábito de ingerir pequeñas cantidades de comida varias veces al día, los perros se conforman con realizar una o dos comidas diarias, prefiriendo la carne, pero se adaptan a otro tipo de alimentos, son carnívoros facultativos.

Foto: Kevin Turcios para Unplash

La elaboración de esta enorme cantidad de comida genera, sin dudas, un enorme impacto ambiental. Según un estudio realizado en 2017, en EE.UU. hay más de 163 millones de perros y gatos que consumen un 20% de la cantidad de energía calórica que necesitan los seres humanos. Más del 33% de esas calorías proviene de productos animales (carnes), por lo que son responsables de más del 25% del impacto ambiental derivado de la producción de animales de consumo, debido al uso de la tierra, agua, combustibles fósiles, fosfatos y biocidas. El consumo de alimentos cárnicos por perros y gatos produce la liberación de hasta 64 millones de toneladas de CO2 (sólo en EE UU). Esto es casi el mismo impacto que la emisión de 13.6 millones de automóviles durante un año. Por otra parte, también producen cerca del 30% de las heces en relación a los humanos (y mucho de ello se arroja a la basura en bolsas de plástico, en lugar de tratarse).

Es momento de preguntarse entonces ¿de qué se compone el alimento de nuestros animales de compañía? ¿Es todo carne? No, en realidad solo entre un 4 y un 15% de la composición de los alimentos balanceados es de origen animal y cuanto más barato sea el alimento, menor el porcentaje de proteínas. Tampoco vamos a encontrar en los alimentos secos ni en los húmedos un bife o una pechuga de pollo picados. En general, se fabrican con los "desechos" de la industria o con subproductos derivados, como tripas, vísceras, huesos, cartílagos, incluso picos y pezuñas. El resto está compuesto por cereales que aportan el almidón y los glúcidos necesarios para darle forma a las "croquetas", la presentación más difundida. Para conseguir palatabilidad (que sean apetitosos) se los suele espolvorear con materias grasas, sal, azúcares y aromatizantes.

¿Qué pasa con la salud de nuestros compañeros peludos que siguen estas dietas?

Hace unos años, hubo muchos reclamos a diferentes marcas por la muerte de mascotas debido a la presencia de melamina, compuesto químico que se adicionaba al gluten de trigo de las croquetas para aumentar artificialmente el porcentaje de proteínas de los productos. Sin caer en estos extremos, a los alimentos industriales se les recrimina la poca proporción de carne en su composición, siendo que están destinados a animales carnívoros, la gran cantidad de hidratos de carbono que causan sobrepeso y la utilización indiscriminada de aditivos y pesticidas, ya que como ocurre en la alimentación humana, hay estudios que correlacionan el consumo de alimentos ultra procesados con la aparición de diferentes patologías.

A pesar de todo lo expuesto, casi no se encuentran trabajos científicos que se dediquen seriamente a analizar el tema de la alimentación de las mascotas y su incidencia en el ambiente y en la salud de los animales ¿Estamos pagando entonces enormes costos ambientales para darles una nutrición que ni siquiera es la adecuada? ¿Cuáles serían nuestras opciones?

Tratando de responder al interrogante, Carbono News consultó a la médica veterinaria Magalí Morgui, especializada en comportamiento canino y felino y en nutrición, quien señaló: "Los veterinarios vemos en animales que consumen los ultra procesados cada vez más casos de intolerancias alimentarias y de problemas de piel, en el caso de los caninos y, en el caso de los felinos, enfermedades endocrinas como la diabetes y trastornos urinarios. En los últimos años, la calidad de los alimentos balanceados bajó mucho en Argentina, en otros países, las conformaciones nutricionales de los productos balanceados son totalmente diferentes. Las marcas suelen ser internacionales, pero elaboradas en Argentina con una economía totalmente diferente, las materias primas no tienen nada que ver con las que se utilizan afuera. Con lo cual, terminamos comprando una marca, pero no comprando un producto adecuado".

Foto: Carbono News

"Por esta razón, me estoy dedicando a la elaboración de dietas formuladas, porque vi que estos productos no satisfacían las necesidades de mis pacientes. Estudié nutrición, alimentación fisiológica y un poco de medicina tradicional china para el tratamiento de patologías específicas desde lo alimentario y estoy viendo resultados excelentes. Dietas elaboradas caseras, cocidas, semi cocidas, BARF (que son las crudas), hay una variedad gigantesca de dietas, siempre se puede mejorar y no es todo blanco o negro. Hay muchas maneras de suplementar y de mejorar la alimentación dependiendo del bolsillo de cada tutor, del tiempo que tenga y de las ganas. No es lo mismo alimentar que nutrir. Cuando alimentamos, saciamos el hambre y cuando nutrimos, estamos, además de alimentando, previniendo la aparición de enfermedades, mejorando la calidad de vida y, muchas veces, revirtiendo procesos patológicos, o sea, revirtiendo enfermedades desde la alimentación".

Actualmente, existen marcas y productos veganos, con 100% de proteínas vegetales, marcas "bio" u orgánicas que se presentan como respetuosas con el medio ambiente e incluso, algunos alimentos elaborados a partir de proteínas obtenidas de insectos molidos. Con un mercado tan tentador, es indudable que las marcas se van a esforzar por controlarlo, satisfaciendo las nuevas demandas de sostenibilidad de los clientes.

Al respecto, la veterinaria Morgui advirtió: "las dietas basadas en alimentos veganos, que no contienen derivados de origen animal, me parecen terribles. Exponer a un animal, ya sea carnívoro estricto o carnívoro facultativo, a una dieta que no contenga carne es incurrir en maltrato animal. Hay muchos tutores que son vegetarianos o veganos por elección y quieren hacer que sus mascotas sigan el mismo plan alimenticio y eso es totalmente errado, es coartar al animal en su libertad de expresarse como especie. Existen alimentos de ese tipo y no está bueno que se usen o se recomienden, pero existen un montón de cosas".

La mejor opción hasta el momento sería consultar al médico veterinario para adaptar y suplementar la dieta de nuestras mascotas, elaborando recetas caseras sencillas, aprovechando muchas veces productos que tenemos en casa, evitando producir desechos y cuidando la calidad de lo que ingieren.

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