Marcha atrás: Corrientes anuló la caza de carpinchos, una especie afectada por los incendios
El ministro de Turismo, Sebastián Slobayen, comunicó que el gobernador Gustavo Valdés decidió anular, en todos sus efectos, una disposición propia que autorizaba la cacería de diversas especies autóctonas.
Luego de los históricos incendios que consumieron el 10% del territorio correntino (más de un millón de hectáreas), el gobierno provincial había autorizado, inicialmente, la persecución deportiva de palomas, patos, liebres, antílopes, chanchos salvajes, ciervos y carpinchos.
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Las autoridades parecían haber olvidado que, durante el verano, se registró la muerte de millares de ejemplares de reptiles, lagartos, serpientes, mamíferos pequeños y medianos en este distrito mesopotámico: estos animales resultaron los más afectados, tuvieron escasas posibilidades de escapar de las llamas. Además, muchísimos debieron ser curados en sus patas por las quemaduras recibidas.
Pero, a pesar de la mortandad y de la inmensa afectación de la fauna local, la Dirección de Recursos Naturales de Corrientes había dado luz verde a la caza deportiva menor y mayor en todo el territorio provincial.
Ahora, fue el ministro de Turismo, Sebastián Slobayen, quien comunicó que el gobernador Gustavo Valdés decidió anular, en todos sus efectos, la norma que avala la cacería de diversas especies autóctonas.
Mientras los biólogos e investigadores veterinarios aún estaban estudiando cómo se recuperaba el ambiente y cómo los animales respondían al estrés y lograban reproducirse, alimentarse y buscar refugio, la disposición gubernamental cayó como un balde de agua fría en el entorno científico.
Consultado por Carbono.news, el veterinario Marcelo Zysman explicó: "El problema que existía hasta hace poco con los carpinchos era que la población de sus predadores tradicionales se había visto muy afectada. Me refiero a los yaguaretés, los pumas, los caimanes y los yacarés. No existiendo posibilidad de control ecológico natural, estos mamíferos se reprodujeron de manera mucho más veloz. La sumatoria total había avanzado mucho en uno de los espejos de agua dulce más importantes del planeta".
Lo paradójico es que los feroces incendios y la profunda crisis económica de nuestro país mermaron seriamente las poblaciones de carpinchos. Resumiendo: el hombre empezó a ocupar el lugar que tenían antes los grandes felinos y reptiles.
Un ejemplo grafica claramente lo que ha ocurrido en Argentina en los últimos años con los carpinchos. El avance de estos roedores gigantes en la mega urbanización tigrense de Nordelta -donde viven más de cincuenta mil vecinos de alto poder adquisitivo- obedece a una triste verdad: son las personas quienes invadieron su hábitat al construir sobre los humedales. Allí los vecinos no los cazan para comerlos o quedarse con sus pieles y, por eso, se multiplican tranquilamente junto a los muelles del exclusivo barrio privado, pero cuando manadas de ejemplares dejan este sitio protegido y se sumergen en el vecino Río Luján o en las islas del Delta son capturados de manera casi inmediata.