Construcción colectiva del conocimiento: la estrategia de Natura Argentina en los bañados del Río Dulce
La lucha de dos ONG para cuidar al humedal salino más grande de Sudamérica.
Cuando se nombra la provincia de Santiago del Estero se piensa en una chacarera, en el calor agobiante, en el bosque nativo con sus Quebrachos y, a veces, en el famoso Río Dulce. Este río recorre la provincia de norte a sur y pocos conocen el secreto que esconden sus aguas al unirse con la laguna Mar Chiquita, en el extremo sur de la provincia. En este sector, el Río Dulce forma un increíble delta que junto a la laguna conforma un enorme humedal de un millón de hectáreas, el mayor humedal salino de Sudamérica, con una biodiversidad enorme.
En sus diversos ambientes acuáticos se concentran miles de aves coloniales y migratorias que sustentan más del 1% de sus poblaciones a nivel global. En los ambientes terrestres asociados, se encuentran especies amenazadas de mamíferos como el yaguarundí (Herpailurus yagouaroundi), el pecarí de collar (Pecari tajacu), la tortuga terrestre (Chelonoidis chilensis), el lobito de río (Lontra longicaudis), el aguará guazú (Chrysocyon brachyurus) y numerosas especies de anfibios, reptiles y peces.
Una parte de este humedal se encuentra en la provincia de Córdoba y otra en la provincia de Santiago del Estero. El área correspondiente a Córdoba es reconocida como sitio RAMSAR y el sector de la laguna Mar Chiquita forma parte de la Red Hemisférica de Aves Playeras, pero el humedal está designado como Reserva Provincial de Uso Múltiple, una categoría relativamente débil que no alcanza para garantizar la conservación de sus valores naturales y culturales. Esto ha llevado a una campaña provincial, nacional y global para convertir esta zona en Parque Nacional. En dicha estrategia -liderada desde el tercer sector por Aves Argentinas y apoyada por Natura y numerosas organizaciones e instituciones- trabajaron todos los niveles de gobierno.
En Córdoba, desde 2017, se han realizado trabajos fundamentales para preservar la región y ya está muy cerca la creación del Parque Nacional Ansenuza, aprobada por la legislatura cordobesa. Ahora es el turno del gobierno nacional, ya que la ley tiene que ser tratada en la Cámara de Diputados y en la de Senadores. A pesar de todos estos importantísimos avances, el área correspondiente a Santiago del Estero carece de protección legal o designación internacional y, hasta hace muy poco, casi no había información sobre qué especies estaban presentes en el lugar ni sobre quiénes eran los pobladores que viven en estrecha relación con el humedal.
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Desde 2019, el equipo de Natura Argentina trabaja en la zona de los bañados del Río Dulce, en la provincia de Santiago del Estero. Una de las principales actividades que se realiza junto a los pobladores locales es la de actualizar la información sobre el conocimiento y la utilización local de los ecosistemas y sobre las especies que se pueden encontrar en los distintos ambientes de los bañados.
Al trabajar con los pobladores, se afianza la construcción colectiva de conocimiento, uno de los pilares de su trabajo en conservación. Gracias a esos diálogos, descubren cómo perciben su territorio, cómo se vinculan con el resto de las especies y sus ambientes, cómo creen que influyen los usos y las actividades que realizan en la salud del territorio y cómo se ven afectados por su dinámica diaria de trabajo. El conocimiento de las poblaciones locales es clave en un proceso de construcción de estrategias para conservar los valores culturales y ambientales de un lugar y las comunidades deben participar de las decisiones que se tomen al respecto, porque son parte del territorio a construir y los principales beneficiados.
Gracias al trabajo y la información social, se pudo identificar qué especies vulnerables suelen ser vistas y en qué ambientes. Con estos saberes, se buscaron las especies catalogadas en peligro de extinción o vulnerables, según la lista de IUCN y gracias al apoyo de Rain Forest Trust. El trabajo técnico consistió en la colocación de cámaras trampa en diferentes puntos para realizar muestreos, observar huellas, avistar fauna y relevar cualquier otro tipo de evidencia sobre la presencia de las especies.
Estos esfuerzos dieron sus frutos y el equipo de trabajo logró registrar un total de 152 especies de aves, lo que representa el 39,3% del total de las presentes en Santiago del Estero. De estas, 35 son migratorias y utilizan los humedales durante el verano para alimentarse y/o anidar. Además, se confirmó la presencia de 16 especies de mamíferos, seis de reptiles, seis de anfibios y tres de peces. Entre ellas, se destaca la presencia del flamenco andino (Phoenicoparrus andinus) que suele verse durante el invierno y cuando el río sube y forma humedales.
Mediante entrevistas, los lugareños confirmaron la presencia del águila coronada (Buteogallus coronatus), el pecarí chaqueño o quimilero (Catagonus wagneri) y la tortuga chaqueña o terrestre (Chelonoidis chilensis), catalogados como vulnerables o en peligro de extinción por la UICN. Estas especies están asociadas a las zonas altas con bosque nativo en el margen de la depresión de los bañados del Río Dulce.
Crear un área protegida (AP) en el delta sería un gran paso en la conservación de estos humedales. Es una forma de resguardar los bienes y servicios que los residentes utilizan para vivir y un recurso para proteger los ecosistemas donde viven todas las especies identificadas en los bañados del Río Dulce. Por ello, continúa el trabajo en la zona, avanzando con los estudios biológicos necesarios y aumentando y actualizando la información sobre la presencia de especies amenazadas o en peligro de extinción. Además, continuará el contacto con sus pobladores, no solo para conocer sus opiniones, sino también para brindarles toda la información necesaria para que puedan ser parte de las distintas etapas de la creación de un AP.