La guerra en Ucrania desnuda que Europa no es tan "verde" como se creía: depende de los hidrocarburos en un 77%
El poder de extorsión del presidente ruso con respecto a sus países vecinos de Occidente, no proviene solamente de su sistema espacial de misiles nucleares, surge también de las entrañas de la tierra. Sin embargo, la Agencia Internacional de la Energía ya prevé medidas para paliar la crisis.
Durante años vimos en medios gráficos y audiovisuales internacionales, los notables avances del viejo continente en materia de transición energética. Las grandes naciones occidentales se teñían de verde y florecían:
- autobuses impulsados por hidrógeno en Londres y Estocolmo,
- colectivos de larga distancia eléctricos entre Barcelona y Madrid,
- aerogeneradores que satisfacían la mitad del consumo domiciliario de Reino Unido en pleno invierno,
- parques con paneles fotovoltaicos que aseguraban el aislamiento de ciudades enteras con respecto a los sistemas interconectados en la Selva Negra alemana,
- grandes concesionarias de autos que solamente vendían rodados impulsados por baterías de litio.
Sin embargo, la dramática guerra de Ucrania dejó al descubierto que la matriz europea sigue siendo altamente contaminante y que depende en un porcentaje gigantesco del gas y del petróleo ruso.
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Consultado por Carbono.news, el ingeniero industrial, ex director de YPF y ex Secretario de Energía de la Nación, Emilio Apud, destacó: "Actualmente, el 77% de la energía que consume Europa proviene de los hidrocarburos. El resto es energía nuclear y renovable. Más del 40% de ese gasto total (del 77%) se basa en gas que llega desde tres grandes gasoductos rusos. Luego, un 20% desde Noruega, un 11% desde Argelia y el restante es gas natural licuado que arriba desde barcos que zarpan de Medio Oriente".
Con respecto a la chance de prescindir del fluido cuya llave maneja el presidente Vladimir Putin, Apud fue cauteloso: "En lo inmediato, solamente pueden acelerar el trabajo en sus plantas regasificadoras costeras y encargar la llegada de más buques. También, podrían reabrir explotaciones de carbón que habían sido abandonadas por ser altamente contaminantes".
Por su parte, otro ex Secretario de Energía de Argentina, Daniel Montamat, coincidió con ese planteo: "Rusia es un actor de primer orden en materia petrolera. Junto con Arabia Saudita, encabezan la producción de crudo en el mundo, con diez millones de barriles diarios cada uno. Se trata de un recurso fácilmente sustituible, pero en materia de gas, todo se complica. Europa no está preparada aún para evitar la dependencia de Moscú. Alemania, por ejemplo, depende de manera vital. Deberían volver los germanos al carbón mineral como solución inmediata si la crisis escala y el gas escasea, ya que este año cerrarán por completo sus usinas nucleares. Todo esto ocurre en un mercado donde el barril ya cuesta 100 dólares y el millón de BTU de GNL ya vale 45 dólares, 12 veces más de lo que pagamos en Argentina por ese mismo volumen de gas natural".
Paradójicamente, los hidrocarburos, que tantas guerras generaron, en este caso podrían aplacar las batallas y calmar los ánimos. El poder de extorsión del presidente ruso con respecto a sus países vecinos de Occidente no proviene solamente de su sistema espacial de misiles nucleares, surge también de las entrañas de la tierra.
Las naciones más desarrolladas han tomado nota de lo ocurrido en los últimos días y por ello la transición hacia las energías renovables se verá acelerada para cuidar no solo el ambiente sino la propia integridad continental.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ya presentó un plan de diez puntos para reducir en el plazo de un año, un tercio de la dependencia de la Unión Europea (UE) de las importaciones del gas ruso. Entre estas medidas, se encuentra inexorablemente la aceleración de las energías renovables. En la próxima cumbre informal de líderes de la UE, el 10 y 11 de marzo, se abordarán estos temas.