La magia de los hongos: son clave para la economía circular, super-alimentos y fuente de grandes beneficios medicinales
El mundo fungi fue reconocido como tal en 1967. La evolución del conocimiento científico y su globalización contribuyó a utilizar los hongos para potenciar y agilizar el cambio de paradigma. El micólogo Emanuel Grassi repasa todas sus bondades. Fungipor y Fungus, dos emprendimientos nacionales de impacto.
Es inevitable: cuando nos encontramos con algún ejemplar del mundo fungi, la asociación inmediata es magia, duendes, hadas. ¿Será que las asociaciones del inconsciente son sensatas y en ese reino radica la magia?
Quienes lo estudian y adoptan a su vida diaria, lo confirman. La belleza y el misterio que encierran son apenas un par de atractivos en su gama infinita de colores. Hoy, los hongos no sólo tienen el reino que se merecen, sino que el "boom" de su estudio, consumo, y negocio reivindican las bondades de estos seres vivos que están en boga en el mundo.
El documental Fantastic Fungi, dirigido por Louie Schwartzberg y guionado por Mark Monroe en 2019, coronó a un reino tácito que, durante siglos, permaneció sin corona. En la película lanzada en Netflix, diversos expertos en la temática pregonan los siete milagros de su existencia: la biodiversidad, la innovación, la alimentación, la salud física, la salud mental, la espiritualidad y la cultura.
"El boom tiene que ver con la evolución del conocimiento y la globalización del conocimiento científico. No es tan vieja la comprensión del reino, recién en 1967 se lo reconoce como tal. Incluso en la curricula de muchos colegios se los sigue dando dentro de la botánica", dijo a Carbono News el micólogo, director general del Instituto Misionero de Biodiversidad (IMiBio), Puerto Iguazú (Misiones) y co-fundador de la Fundación Hongos de Argentina, Emanuel Grassi.
"Los hongos tienen muchas cualidades que generan ese interés. Hay mucho morbo también que los cree peligrosos o raros y que, por lo tanto, aumenta la curiosidad en ellos. Esto sumado al surgimiento de instituciones dedicadas al estudio y difusión de este reino explica por qué hoy despiertan ese interés creciente", agregó Grassi.
Ni plantas ni animales: ¡hongos!
Hasta no hace mucho tiempo, las personas pensaban que los hongos eran un tipo de planta. Tal como explicó el micólogo misionero a Carbono News, su reconocimiento fue a fines de 1960. Sus características únicas le dieron un lugar exclusivo entre otros reinos.
Según contó Grassi, "existen millones de especies a tal punto que se cree que sólo se conoce el 16% de ellas ya que solamente vemos una parte que es la estructura de reproducción (fruto) pero el verdadero entramado está en el suelo, madera, insectos, etc."
"Hay muchos hongos que no estamos viendo porque no estamos en el momento justo o porque, sencillamente, no somos capaces de hacerlo. Es muy difícil estudiar el mundo fungi. Como especie humana tenemos que categorizar. Por eso, al principio, los ubicamos dentro de las plantas ya que (por ejemplo) no se movían, pero después y a raíz de muchos estudios, se detallaron amplias diferencias con el reino vegetal, entre ellas, que no producen su propio alimento, sino que lo obtienen de fuentes externas con un mecanismo similar al de los insectos", explicó el científico, quien añadió: "Evolutivamente es un linaje previo a los vegetales. Incluso tienen más características similares a los animales que a las plantas. Ejemplo: usan enzimas como nosotros. En el humano están en el tracto digestivo mientras que ellos las liberan al medio como las arañas y luego absorben".
Recicladores naturales, impulsores de la economía circular
"El principal uso es el de degradar la mayoría de los compuestos de la materia vegetal, lo cual es sumamente importante para el ecosistema y para nosotros: esos nutrientes secuestrados pueden ser reutilizados. Entonces, su principal función es la de ser recicladores naturales. Esa misma capacidad la podemos extender a nuestros propios residuos propiciando una economía circular en la industria agroforestal, textil, papel, derivados del petróleo, etc.", detalló el micólogo misionero, quien enfatizó: "Usamos su característica natural de ser recicladores del ambiente para reciclar nuestra basura como sociedad".
¿Imaginan el potencial de los hongos para revertir los dramáticos efectos de la sociedad de consumo? En verdad no hace falta imaginarlo porque ya está ocurriendo. Fungipor es un emprendimiento nacional que define su propósito en su web diciendo: "Preocupados por la creciente demanda de contaminación por plásticos, comenzamos a investigar en nuestro laboratorio soluciones innovadoras para incorporar biomateriales, como alternativa a esta problemática mundial. Inspirados en la naturaleza de los hongos contando con la expertiz necesaria para el desarrollo de biomateriales, buscamos ayudar a las empresas a reducir su impacto negativo en el planeta. En Fungipor nos mueve el respeto por la tierra, sus recursos, y el bienestar de las personas".
En conversación con Carbono News, Ayelén Malgraf, especialista en biomateriales y encargada de Laboratorio e Investigación del emprendimiento circular, explicó: "Comenzamos hace 17 años con Hongos del Valle, cultivando comestibles. Con los años y preocupados por la contaminación que genera el plástico, armamos un laboratorio para empezar a investigar sobre biomateriales. Con la investigación surgió Fungipor".
La empresa salteña que diseña y biofabrica embalajes, empaques y productos de diseño a base de micelio de hongos y residuos agrícolas, apunta especialmente al poliestireno expandido o telgopor.
"Usamos descartes vegetales de la agroindustria. Salta y Jujuy tienen 400 mil hectáreas de porotos, cuyo rastrojo es desperdiciado en el campo. Antes de julio recolectamos paja de poroto y la usamos para construcción de biomateriales y cultivo de hongos comestibles. "Cultivamos materiales imitando la tecnología de la naturaleza, mediante un proceso natural de crecimiento del micelio sobre residuos agrícolas formando estructuras que pueden tomar infinitas formas o variaciones. Así, el micelio que es la parte vegetativa no visible se une y se alimenta en un sustrato dentro de un molde y, con ese proceso natural, podemos realizar infinitas variantes de embalajes", detalló Malgraf. El producto que se obtiene es liviano, resistente al fuego y térmico.
Hoy por hoy la empresa tiene un laboratorio y una sala de incubación de moldes que les permite trabajar a escala pequeña con humedad y temperatura controlada. Sin embargo, en el 2019 se presentaron al programa Emprende Consciencia que les permitió acceder a puntos extras y les facilitó el alcance a un pac de impacto con el cual armarán dos salas más de incubación con mesa de siembra y espacio para escalar en cuanto a la producción.
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Su capacidad productiva es de 500 piezas por mes, pero con la creciente demanda de embalajes sustentables, el emprendimiento tiene la necesidad de multiplicar su oferta. Incluso, están trabajando con una bodega y una cosmética que les demandará mayor cantidad de productos.
En ese sentido, el equilibrio de la oferta y la demanda es un desafío para la incipiente industria nacional de biomateriales. "Hay una gran oportunidad de mercado. Con el crecimiento del comercio electrónico va a incrementar la demanda de packagin sostenible", contó la especialista, quien agregó: "Hoy el sector no está preparado para recibir una demanda disparada. Necesitamos desarrollar la industria".
"El alimento es tu medicina"
El otro gran potencial del mundo fungi es la generación de alimentos ricos en proteína no animal de fácil asimilación a base de residuos. Al mismo tiempo, sus bondades nutritivas convierten a los hongos en grandes portadores de beneficios medicinales.
Los betaglucanos son polisacáridos indigeribles o azúcares complejos que se hallan presentes en las paredes celulares de hongos, levaduras, algas, líquenes y cereales, como cebada, avena y salvado. "Estos componentes activan el sistema inmunológico que cuando se expone a patógenos externos permite responder de forma rápida", explicó Grassi, quien sumó: "Al ganoderma lucidum o reishi se le confiere propiedades anticancerígenas- antioxidantes mientras que el hongo cucumelo se está estudiando para mitigar problemas de presión, cefaleas, etc".
En línea con la capacidad alimenticia y medicinal de este reino, nació Fungus, un emprendimiento mendocino que cultiva hongos comestibles y realiza preparados medicinales a partir del poderoso hongo ganoderma.
"Nuestro emprendimiento nace a partir de conversaciones entre amigos sobre el potencial de la economía circular y la necesidad de mantener la circularidad y neutralidad en cuanto a generación de residuos y desperdicios. Con el profundizar de las charlas nos contagiamos y motivamos al conocer la función principal de los hongos: ser descomponedores y poder nutrir y alimentar a las personas", contó Juan Pablo Giol, quien lidera Fungus junto a Franco Torelli y Matías Suárez.
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Inspirado por experiencias personales y el libro "La Economía Azul" de Gunter Pauli, los jóvenes mendocinos empezaron a investigar más sobre la gírgola u hongo ostra, gran descomponedor primario de materia orgánica. "Después de varias pruebas para hacerlo crecer, encontramos como principal sustrato: los restos de poda de los municipios".
La siguiente puerta que abrieron desde Fungus fue el cultivo de ganoderma. "Es un hongo con muchas propiedades medicinales. Este hongo triturado a partir de una maceración de alcohol y extracción en agua pueden aprovechar más los beneficios medicinales", contó Giol.
A través de preparados que apuntan a la regeneración celular, Fungus expandió su modelo de negocio que tiene a estos seres como principales protagonistas. "Cultivamos en el garaje de la casa y armamos una estructura para mantener la temperatura y humedad. Queriendo ampliar la producción, dispusimos de la sala para el reishi y encontramos una cava en Chacras de Coria (Luján de Cuyo) y ahí estamos cultivamos las gírgolas. Es decir, multiplicamos por 10 el espacio", describió el emprendedor mendocino, quien sumó: "Hoy producimos entre 5 o 6 kilos semanales de gírgola fresca mientras que con el ganoderma hacemos aproximadamente 50 goteros por mes de 50 cm cúbicos".
Nuevas tendencias: un largo recorrido a transitar
La psilocibina, es una sustancia psicoactiva producida de forma natural por ciertas especies de hongos conocidas como "alucinógenas". Si hay "boom" del reino fungi, este será en materia de salud mental. Es que diversos estudios revelan el potencial de este componente en transformaciones estructurales en el cerebro que permitirá regenerar conexiones neuronales.
Comparable con el proceso del cannabis medicinal, Grassi destacó los avances mundiales de países como Estados Unidas para trabajar con la psilocibina en trastornos neuronales. "Administrada en micro dosis el componente no es alucinógeno y puede reparar estructuras cerebrales", detalló el micólogo misionero. Sin embargo, en Argentina, la psilocibina entró por decreto dentro de las sustancias prohibidas por lo que los desafíos hacia adelante son muchos.
Para Emanuel Grassi, "Argentina tiene buenas condiciones climáticas para llevar el cultivo sin requerir de grandes inversiones". No obstante, el micólogo destacó: "Falta mucha cultura micológica".Si bien destacó algunos proyectos federales como los realizados en Misiones, "no hay políticas para acompañar a emprendedores que se larguen a la producción como así tampoco carteras alimentarias que difundan a los hongos como alimentos clave"