Ambiente y naturaleza
Ciencia empresarial

¿Podrán las cadenas de fast food mundial volverse carbono neutrales en los próximos años?

Los negocios de comida rápida cumplieron hace pocas semanas un siglo de existencia. En septiembre de 1921, irrumpió en el mercado White Castle, inaugurando un rubro que creció de manera explosiva.

El cien por ciento de los niños norteamericanos saben quién es Santa Claus y el 96 por ciento de ellos puede identificar a Ronald McDonald, el payaso icónico de la cadena más grande del planeta. Solamente en Estados Unidos, existen hoy 250.000 eslabones de comida rápida. A nivel mundial, este fenómeno genera cada año unos 600 mil millones de dólares (dos veces la deuda externa de Argentina) de acuerdo a datos de FranchiseDirect.com.

Los ingredientes precocinados y elaborados a granel motivan que estos gigantes sean hoy los mayores compradores de carne vacuna en el sistema global. McDonalds, con 40.000 negocios distribuidos en 119 países, alimenta diariamente al uno por ciento de la población de los cinco continentes.

McDonalds, con 40.000 negocios distribuidos en 119 países, alimenta diariamente al uno por ciento de la población de los cinco continentes (Foto: McDonalds)

Al igual que la mayoría de los grandes holdings de comida rápida, Arcos Dorados ha prometido convertirse en carbono neutral para el año 2050. Muchas reducciones vendrán de la mano de:

   aumento en el uso de energía renovable en sus locales,

   impulso a la agricultura regenerativa en sus proveedores

   abastecimiento de materiales de empaque sostenibles

   reemplazo del 70 % de la flota de camiones diesel por unidades eléctricas

   separación de materiales reciclables junto a las mesas del comedor

Sin embargo, la bala de plata que planean utilizar estará bastante alejada de los sitios de expendio.

Tres ideas para desterrar la contaminación

Se calcula que el ganado es responsable de hasta un 14% de todas las emisiones de efecto invernadero derivadas de la actividad humana. El metano es expulsado hacia la atmósfera en gran parte por los rumiantes, principalmente por el ganado vacuno. En promedio, cada ejemplar produce entre 250-500 litros de metano por día. El metano es uno de los peores gases de efecto invernadero, aproximadamente 25 veces más potente para atrapar el calor que el dióxido de carbono.

En Nueva Zelanda, escondido dentro de los estómagos de los bovinos, se está llevando a cabo un experimento que según dicen, podría cambiar el planeta. La empresa de medicina veterinaria AgResearch está probando suerte con una vacuna contra ciertos microbios intestinales que son los responsables de producir metano mientras los animales digieren sus alimentos. Estos viven en el rumen, la primera sección del intestino. A través de un proceso conocido como fermentación entérica, estos microbios descomponen y fermentan los materiales vegetales que comen los animales, produciendo el dañino gas. Para liberarse de la presión que genera, los animales lo eructan. Si la medicación fuera efectiva, la raza humana podría seguir ingiriendo carne y productos lácteos sin generar impacto en el medio ambiente, al menos, por el metano.

El actual modelo de producción intensiva de carne es insostenible (Foto: Cámara Argentina de Feedlots)

Consultado por Carbono.news, el doctor en Ciencias Naturales Pablo Eduardo Berrozpe explicó otro método para frenar la grave difusión: "La descomposición de las proteínas resulta en urea, energía en forma de calor y fluidos entre los que se encuentran los más letales de efecto invernadero. Si se les entregara urea sintetizada de manera industrial, el rumiante podría ahorrarse la descomposición interna de esa proteína. El actual modelo de producción intensiva de carne no es sostenible. Deberían existir menos feedlots y más pasturas, pero eso significa menos ganancia para los productores. Resultará muy difícil poder convencerlos acerca de que abandonen los grandes establos y las importantes ganancias".

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Finalmente, otro reconocido biólogo reporteado por Carbono.news, el doctor Federico Kopta, integrante del Foro Ambiental de Córdoba, aportó una tercera posibilidad de solución: "Hay que terminar con el actual modelo de fast food. Este tipo de alimentación termina reduciendo la expectativa de vida de los consumidores, especialmente por obesidad, ya que se trata de una comida adictiva. ¿Qué tal si cambiamos las carnes vacunas, porcinas y aviares por ingredientes vegetales que sean igualmente sabrosos y no tan lesivos para la gente y para el medio ambiente? Si modificáramos las estructuras del negocio iríamos al fondo de la cuestión".

Que su salud elija y se apliquen las medidas políticas necesarias.

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