El más reciente informe de la ONU ultima al mundo: "Es probable que el escenario se ponga peor"
El sexto informe del IPCC es contundente en responsabilizar al hombre y al abuso de los combustibles fósiles en la crisis climática. "Podemos esperar un aumento significativo de las condiciones meteorológicas extremas en los próximos 20 o 30 años", afirma el documento.
Con un preludio marcado de hechos categóricos tales como la abrumadora ola de calor en Canadá hacia fines de junio, las históricas inundaciones que puso en jaque la resiliencia en el centro de Europa y China en julio, los incendios en la cuenca del Mediterráneo, la impactante sequía que atraviesa el Río Paraná en Argentina, el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) presentó esta lunes su sexto informe sobre la ciencia física del cambio climático.
El documento, aprobado por 195 gobiernos y nutrido por más de 14.000 estudios, es contundente en dos de sus variadas afirmaciones: en primer lugar, determina que "es inequívoco que la actividad humana ha calentado la atmósfera, el océano y la superficie terrestre" y, en segundo lugar, responsabiliza el calentamiento del planeta en 1,1°C -con respecto a la era preindustrial- especialmente a la quema de carbón, petróleo y gas para obtener energía.
Ver el informe completo (en inglés).
Como era de esperar, el informe no suaviza ni escatima en alarmas. Por el contrario, advierte con crudeza que, de no realizarse transformaciones rápidas, radicales y globales, es probable que el escenario para la vida en este planeta se torne cada vez peor: con especies animales y vegetales en extinción, corales de arrecifes muertos, retroceso de los glaciares, abrupta subida del nivel del mar. Con párrafos determinantes, el IPCC advierte: "Muchos de los cambios observados en el clima no tienen precedentes en miles, si no en cientos de miles de años".
No obstante, y aun cuando se tomaran medidas drásticas en reducir las emisiones, el estudio asegura que la temperatura seguirá en ascenso, al menos, hasta mediados de este siglo. Sin embargo, y entre los múltiples escenarios que proyecta el panel de expertos por cada centígrado subido, el peor estima un incremento de 4,4 grados si las emisiones de GEI siguen creciendo al ritmo actual. Lo más preocupante es que absolutamente ninguna generación puede ser parangón de semejante incremento ya que, tal como indica el informe, "la última vez en la que se llegó a un nivel de calentamiento por encima de los 2,5 grados fue hace tres millones de años, cuando ni siquiera existía el ser humano".
De lo que sí son testigos las generaciones anteriores, y la actual, es de la virulencia cada vez mayor de los fenómenos meterológicos. "Es prácticamente certeza que los extremos cálidos, entre ellos las olas de calor, se han tornado más frecuentes e intensos en la mayoría de las regiones terrestres desde la década de 1950", explica el documento. Por su parte, Piers Forster, científico del clima de la Universidad de Leeds y uno de los cientos de expertos internacionales que ayudaron a escribir el informe, destacó en conferencia de prensa: "Podemos esperar un aumento significativo de las condiciones meteorológicas extremas en los próximos 20 o 30 años".
El escenario que describe el IPCC en su sexto informe no debería ser una sorpresa. Ya en su última edición, en 2014, el grupo de científicos convocados por ONU, alertaban sobre la crisis climática y sus efectos devastadores a nivel socioeconómico y los obstáculos para alcanzar un desarrollo sostenible. Sin embargo, los últimos años, con líderes de grandes países emisores (como es el caso de Estados Unidos con Donald Trump,) militando el negacionismo al cambio climático, los avances no han sido realmente significativos a tal punto que aún se está lejos de alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. En este documento, firmado en 2015 por los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas, se fijó el objetivo central reducir las emisiones para que el aumento de la temperatura global se estableciera entre 1,5 y 2 grados. No obstante, en todos los escenarios proyectados por el IPCC se espera que la barrera de los 1,5 grados se supere en los próximos 20 años.
Más allá del diagnóstico crudo que presenta el estudio, los científicos no dejan de acudir a la acción para revertir una posible catástrofe climática. Por este motivo, el documento insta a las Naciones, quienes en noviembre renovarán sus compromisos y ambiciones climáticas en la COP-26 de Glasgow, a realizar un esfuerzo coordinado para dejar de añadir dióxido de carbono a la atmósfera hacia 2050. Esto implica abandonar de forma rápida y rotunda la exploración y explotación de combustibles fósiles, pero, también, eliminar grandes cantidades de carbono del aire a partir de nuevos sumideros naturales y, especialmente, a partir de nueva tecnología que permita capturar dicho gas de efecto invernadero.
Entre las repercusiones a la presentación del informe, se destaca la del actual Secretario General de la ONU, António Guterres, quien ha manifestado en sus redes sociales: "El umbral acordado internacionalmente de 1,5 ° C de calentamiento global está peligrosamente cerca. Debemos redoblar nuestros esfuerzos y actuar con urgencia y decisión para mantener vivo el objetivo de 1,5 ° C", y agregó: "La evidencia es irrefutable: las emisiones de gases de efecto invernadero están asfixiando nuestro planeta y poniendo en peligro a miles de millones de personas. El calentamiento global está afectando a todas las regiones de la Tierra, y muchos de los cambios se vuelven irreversibles. Debemos actuar con decisión ahora para evitar una catástrofe climática".
Por su parte, Alok Sharma, presidente de la COP-26, sumó en su Twitter: "El informe IPCC muestra que las luces parpadean en rojo en el tablero del clima. Debemos unirnos en la COP26 y acordar objetivos ambiciosos de reducción de emisiones que nos lleven a cero neto para 2050".
La presentación del informe de IPCC