Energía
Combustibles fósiles

¿Por qué le llaman natural si es gas fósil? La cara B de la transición en Argentina

El gas es presentado como un contaminante bondadoso si se lo compara con otros como el carbón o el petróleo, sin embargo, expertos advierten del peligro de confiar la transición en este combustible fósil.

Los gobiernos y tomadores de decisiones proponen el gas como un recurso menos contaminante para acelerar su transición energética. Sin embargo, el gas es un combustible fósil y está formado en un 80% por metano, un gas de efecto invernadero considerado incluso más contaminante que el dióxido de carbono a corto plazo.

Extracción de hidrocarburos (Foto: Pixabay)

El gas natural -el combustible fósil- es la segunda fuente de energía más consumida a nivel mundial, y la que más crece. Se utiliza principalmente para la generación de energía eléctrica en las centrales termoeléctricas, también para la producción de calor y en la industria para producir productos químicos y plásticos.

Según un informe de Greenpeace publicado en junio de 2021, ya hay avances tecnológicos que podrían sustituir el gas por otras alternativas más limpias. "El problema es que el gas todavía goza de una amplia aceptación social, política y económica", dice el documento.

Mirá también: Petróleo obsoleto: la Agencia Internacional de Energía pide frenar la exploración de hidrocarburos

Ya es sabido que ante la crisis climática se necesita un cambio de perspectiva. La Agencia Internacional de la Energía estima que para evitar un calentamiento global de 1,5 ºC se tendría que reducir la demanda de gas mundial en un 55% para 2050. Para Greenpeace, la fecha tope para usar este combustible debería ser 2030 para el uso en energía eléctrica, y 2040 para el sector energético.

Sin embargo, algunos países del mundo, entre ellos Argentina, apuestan al gas como el recurso para transicionar hacia energías renovables.

Argentina, entre el laberinto y la oportunidad

"Argentina desde hace varios años se ha definido por prorrogar el desarrollo del gas, sobre todo a partir del protagonismo que está tomando el yacimiento de gas no convencional de Vaca Muerta, que es uno de los más importantes del mundo y que claramente el gobierno y la industria están queriendo aprovechar al máximo", dice a Carbono News Enrique Maurtua, asesor senior de política climática de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).

Explotación de hidrocarburos en Vaca Muerta (Foto: Gustavo Mehl)

Julián Gadano, profesor en la Universidad de San Andrés y Director del Programa de Energía Nuclear e Innovación de la Universidad Nacional Tres de Febrero reafirma esta tesis. Aunque para él, la producción de este recurso es una buena noticia porque permitiría administrar la transición hacia un mundo libre de emisiones. "Vaca Muerta tiene potencial si se la piensa como un negocio de exportación; permitiría alcanzar un balance en la matriz energética basada en energías limpias con una presencia cada vez menor de hidrocarburos, dejando a cero los fósiles que no sean gas y crecer, al mismo tiempo, en la generación a través de energías renovables", dice Gadano.

Sin embargo, de acuerdo a Maurtua, el aprovechamiento de Vaca Muerta tiene un costo muy alto para el Estado nacional que fomenta la producción de gas no convencional a través del fracking, mediante subsidios, incentivos y otros apoyos. "Las últimas partidas presupuestarias de la Nación tienen como destino específico la producción de gas no convencional, o sea subsidios del Estado nacional directamente dirigidos a esta actividad", explica el especialista.

Mirá también: Carbono Explica | ¿Qué es Vaca Muerta y por qué es un problema ambiental?

De acuerdo con Maurtua desde hace muchos años existe un plan de estímulo al gas que consiste en fijar un precio anual para su producción con el dinero de los contribuyentes. "Es un incentivo muy grande, porque hace que no importe el precio internacional o el valor de mercado del gas, el productor va a tener asegurado un precio fijo, una rentabilidad clara frente a eso", continúa.

El apoyo más reciente tiene que ver con la decisión del gobierno de utilizar el 25% del total recaudado con el llamado impuesto a la riqueza a la producción de hidrocarburos no convencionales en Vaca Muerta. "La cantidad de incentivos por parte del estado es muy significativa y realmente es preocupante", opina Maurtua.

A pesar de la narrativa del gas como "combustible puente" o el "menos malo de los fósiles", incentivar el gas para transicionar hacia energías renovables podría acarrear más contras que ventajas, según Maurtua. "Las inversiones energéticas no establecen una fecha de vencimiento, el tiempo que suele durar una inversión energética son 30 años. Por lo que ya en el 2021 no podemos pensar en nuevas inversiones al gas porque quedaríamos atrapados en estas inversiones hasta 2051", continúa. Una fecha para la que Argentina pretende ser carbono neutral, lo que implica una reducción drástica de las emisiones.

La energía eólica es una fuente prometedora para Argentina (Foto: Pixabay)

A pesar de ser un país con una tradición hidrocarburífera importante, Argentina también tiene oportunidades al alcance de su mano para reducir emisiones. "Hay una diversidad de recursos que puede utilizar para reemplazar la industria del gas, como la geotermia, el viento, sol, mar, pequeños aprovechamientos hidroeléctricos", suma el experto.

Mirá también: Inglaterra bate récords de energía eólica cubriendo la mitad del consumo nacional

Otra de las alternativas es el hidrógeno generado a partir de energías renovables. A pesar de que demanda un cambio de infraestructura importante, aclara el especialista, las instalaciones gasíferas del país se podrían adecuar, como han hecho en otros países, para el uso del hidrógeno.

De acuerdo con Maurtua, Argentina tiene un potencial enorme para el aprovechamiento de fuentes renovables, "que todavía no está ni cerca de ser lo suficientemente explotado".

Esta nota habla de: