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Las ciudades alemanas se llenan de flores para salvar a las abejas

La nueva iniciativa busca que las ciudades sean refugios para las abejas, cuya población se ha reducido drásticamente en los últimos años.

Entre el bullicio de la ciudad, un remanso de naturaleza lleno de flores para recuperar la población de abejas en declive. Esa es la propuesta de algunas ciudades alemanas que ya cuenta con más adeptos que escépticos.

Jardín silvestre en Koblenz, Alemania (Foto: Twitter @zeroplasticlive)

Amapolas, plantas, hierbas, margaritas, y sobre ellas los insectos que más necesitan de las flores: las abejas. La población de estos insectos tan importantes para sostener la vida de los ecosistemas y de las sociedades humanas se ha reducido considerablemente.

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En Alemania habitan unas 580 especies de abejas, 300 de ellas en Berlín. Más de la mitad están en peligro o al borde de la extinción. La pérdida de hábitat y la exposición a gases tóxicos son algunas de las causas para la reducción del 75% de la cantidad de insectos voladores en las áreas de protección alemanas desde 1989, explica un estudio de la Sociedad Entomológica de Krefeld.

Abeja (Foto: Pexels)

Una situación que no se circunscribe al país germano. Según la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), el 40% de las especies polinizadoras, especialmente abejas y mariposas están en vías de extinción.

Con el objetivo claro, hace tres años que los campos silvestres en las ciudades se pusieron en marcha. Al principio, muchos ciudadanos se oponían a esta propuesta pues les impedía tomar sol, hacer picnic en el pasto o jugar a la pelota en una superficie homogénea. "Al principio era bastante escéptico", dijo a The Guardian O'Doyle, un irlandés que vive hace más de 10 años en Berlín. "Parecía desorganizado. Y me molestaba la pérdida de una gran parcela de césped donde podía jugar a la pelota con mi perro", sumó.

Jardín silvestre Britzer, en el sur de Berlín (Foto: Dpa- Municipalidad de Berlín)

Sin embargo, el modelo alemán cada vez está más aceptado entre los vecinos, e incluso los ciudadanos han pedido plantar sus propias parcelas de flores y también piden al ayuntamiento dejar de cortar el pasto de los espacios verdes cuidados.

Desde entonces, Alemania ya ha instalado unos 100 prados de flores silvestres. La tendencia se inició en Hamburgo. Pronto se extendió por el resto de urbes. Desde entonces en Múnich se han creado unos 30 prados y Berlín ha reservado 1,5 millones de euros para cultivar más de 50 jardines silvestres en un periodo de cinco años. Similar ocurrirá en la ciudad universitaria: Stuttgart, Leizpig y Braunschweig.

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A pesar de lo positivo de la propuesta, como acercar a las grandes urbes entornos naturales, algunos expertos han indicado que la conservación requiere de cambios más amplios en las zonas agrícolas. Esta es la opinión de Christian Schmid-Egger, que coordina las praderas de flores silvestres de Berlín en nombre de la Fundación Alemana para la Vida Silvestre, "si queremos salvar a las abejas, no lo haremos en las ciudades", opina. Aunque cree que estos prados silvestres pueden enseñar a los habitantes de las ciudades a conocer la importancia de los espacios naturales y quizá animarles a crear hábitats naturales en sus patios, balcones o jardines. "Con el tiempo, muchos de estos puntos podrían crear una red de espacios naturales dentro de nuestras ciudades", concluye Schmid-Egger.

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