¿Vuelos a ningún lado o nunca más un vuelo?: un dilema post pandemia
Los vuelos comerciales y privados son los medios de transporte más contaminantes.
Uno de los sectores más golpeados por la pandemia de coronavirus es sin duda el del turismo y los viajes, especialmente la aviación. Por eso, para contrarrestar el golpe, la aerolínea de Singapur (SIA) no tuvo mejor idea que vender vuelos a ningún lugar.
Los pasajeros suben al avión, se ajustan los cinturones, despegan, dan algunas vueltas por el cielo, y regresan nuevamente a Singapur, después de un paseo de unas tres horas. Si bien no es oficial todavía, es una de las ideas que se manejan y podría hacerse realidad a fines de octubre.
Ahora bien, ¿alguien puede pensar en el ambiente? Es sabido que los vuelos en avión son de las actividades más contaminantes que el ser humano puede realizar. A mediados de 2019, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo estimaba que los vuelos comerciales eran responsables del 2,5% de las emisiones globales de carbono, y la cifra iba en crecida con la aparición de más y más aerolíneas lowcost.
Según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente recogidos por traveler.es, viajando en tren un pasajero emite 14 gramos de dióxido de carbono por kilómetro, en comparación con los 285 gramos emitidos si se desplaza en avión.
Eso sumado a que, antes de la pandemia, en el mundo despegaba un avión cada 0,86 segundos, todos los días.
Un artículo del diario español El Mundo indica que un vuelo entre Londres y Nueva York produce las mismas emisiones que calentar una casa durante un año entero. Y con los aviones privados es mucho peor: emiten casi 10 veces más que los comerciales.
"Nunca más"
Este desenfreno por los vuelos comerciales -y privados- generó la reacción de cientos de miles en varios países del mundo, y así surgieron movimientos como el sueco "Flygskam", que significa literalmente "la vergüenza de volar" y que tiene como abanderada a Greta Thunberg, la adolescente que ya dio el ejemplo viajando desde Reino Unido a Nueva York en velero, y luego de Hampton (EEUU) a Lisboa para llegar a la Cumbre Mundial del Clima que se celebró en Madrid en 2019.
"Stay on the ground" ("Quedate en la tierra") es otra organización que aboga por lo mismo: concientizar sobre la contaminación que genera volar, e incentivar otras formas de viajar. "El clima se va calentando provocando las catástrofes que conocemos y las, aún mayores, de mañana. Por eso, hoy, decidimos adoptar una decisión: no tomaremos más el avión", dicen, y enumeran sus razones:
"Para reducir nuestro impacto sobre el clima: un año de vida en Francia, considerando transporte, calefacción, electricidad y alimentación, emite lo mismo que un viaje de ida y vuelta a Bali".
"Para ser coherentes: nos esforzamos por compartir el coche, bajar la calefacción, aislar las viviendas, cambiar los coches por bicicletas eléctricas y todos los esfuerzos de un año resultan arruinados tan pronto como subimos a bordo de un avión para un vuelo de larga distancia".
"Para inaugurar una nueva era: hoy declaramos que trasladarse en unas horas a varios millares de kilómetros es un sueño que pertenece al pasado. Mañana será irresponsable. Nos proponemos encarar de otro modo nuestra relación con el mundo y con el viaje", sostienen.