Suma de voluntades y acciones para cambiar el futuro
Comunidades latinoamericanas martirizadas por la minería viajan a Europa para denunciar su situación y dialogar sobre el cuidado de la Casa Común. "Transición Minero-Energética: ¿solución o sacrificio de los pobres y la tierra?" es el nombre de la III Caravana por la Ecología Integral ( III CEI) que busca garantizar la justicia ambiental y promover una relación armoniosa entre la humanidad y la naturaleza.
La Ecología Integral es un concepto derivado de la observación de la interconexión entre el mundo natural y nosotros. Esa interdependencia afecta a todos los aspectos de nuestra vida, desde los políticos y económicos hasta los culturales, sociales y espirituales. Los valores y las decisiones basados en estos diferentes aspectos tienen consecuencias directas, en la forma en que convivimos y compartimos los abundantes recursos de nuestra Casa Común (Planeta Tierra). Muchos de los problemas globales/locales que vemos hoy en día son un reflejo de la interrelación entre nuestra Casa Común y nosotros mismos, no son crisis separadas, sino una sola crisis compleja.
Por lo tanto, abordar estas cuestiones requiere el desarrollo de una Ecología Integral: un enfoque holístico integrado que considere las interacciones entre los sistemas naturales y sociales.
En este sentido, el Papa Francisco ha orientado al respecto de la siguiente manera:
El cuidado de nuestra Casa Común es una llamada a convertir la Ecología Integral en acción: "Es un bien para la humanidad y para el mundo que los creyentes reconozcamos mejor los compromisos ecológicos que brotan de nuestras convicciones". (Laudato Si', 64).
El cuidado de nuestros hermanos y hermanas es una llamada a convertir la Ecología Integral en acción comunitaria: "Todos tenemos responsabilidad sobre el herido que es el pueblo mismo y todos los pueblos de la Tierra. Cuidemos la fragilidad de cada hombre, de cada mujer, de cada niño y de cada anciano, con esa actitud solidaria y atenta, la actitud de proximidad del buen samaritano". (Fratelli tutti, 79).
El cuidado de las generaciones futuras es una llamada a convertir la Ecología Integral en acción intergeneracional: "Una auténtica fe (...) siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra". (Evangelii gaudium, 183).
El cuidado de la creación y la atención a los pobres favorecen la paz: "Estos y otros eventos, que han marcado el camino de la humanidad en el último año, nos enseñan la importancia de hacernos cargo los unos de los otros y también de la creación, para construir una sociedad basada en relaciones de fraternidad". (54ª Jornada Mundial de la Paz, 1)
Con este marco de referencias, comenzó la III CEI, la cual es promovida por la Red de Iglesias y Minería, el Consejo Indigenista Misionero, la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil y la Red Eclesial Panamazónica; la gira se lleva a cabo desde el 17 de septiembre hasta el 11 de octubre.
Esta Caravana que lleva por nombre "Transición Minero-Energética: ¿solución o sacrificio de los pobres y la tierra?", tiene la finalidad de establecer el diálogo e incidencia en procesos eclesiales y políticos en torno a cuestiones relacionadas a la economía extractiva y la transición energética, Además, busca denunciar internacionalmente los efectos del modelo extractivo y minero, así como propiciar espacios de diálogo y reflexión que permitan encontrar alternativas para dar lugar a un modelo económico post-extractivista que no afecte las comunidades ni al ambiente.
La gira se desarrolla visitando España (Madrid, Bilbao, Valladolid y Cáceres) Bélgica (Bruselas e instituciones de la Unión Europea (UE)), Francia (París), Italia (Roma), Vaticano, Austria (Viena y Linz) y Alemania (Berlín) para contar a distintos públicos la situación de sus territorios por la contaminación y vulneración de derechos y las nuevas lógicas extractivistas. Al mismo tiempo, presenta propuestas que surgen desde las comunidades para frenar el avance irreparable del cambio climático e impulsar otras economías en defensa de la vida.
Esta III CEI está integrada por 9 jóvenes, activistas y representantes de pueblos indígenas de Argentina (Valentina Vidal), Brasil (Railson Guajajara, Ytaxaha Braz Pankararu, Christian Clevels y Guilherme Cavalli), Chile (Joan Jara Muñoz), Perú (Vito Calderón y Padre Enrique González) y Bolivia (Hermana Gladys Montesinos), portadores de propuestas personales y colectivas que llaman a conversiones a una Ecología Integral y que se basan en la experiencia de sus comunidades. Como objetivos tienen:
frenar el modelo de consumo,
articular y apoyar iniciativas productivas en marcha que garanticen la seguridad alimentaria, la protección del agua y la sostenibilidad de la tierra,
incorporar a las discusiones políticas y académicas las experiencias de los pueblos indígenas, que se prueban como alternativas para una vida en armonía con la Casa Común y con todos los seres.
La III CEI, cuenta con la colaboración de organizaciones eclesiales y de la sociedad civil de Europa, como CIDSE, COMECE, Cáritas Europa, Cáritas Francia, CCFD - Terre Solidaire, "Enlázate por la Justicia" (Cáritas, Cedis, Confer, Justicia y Paz, Manos Unidas y REDES), horizont3000, ALBOAN y Misereor. Así lleva una propuesta muy concreta a las organizaciones de fe, a la sociedad civil, a los bancos, y a todas las personas y organizaciones de buena voluntad, invitando a decir no a una economía de muerte, a un sistema que mata dejando descartados y donde la Madre Tierra sufre dolores de parto. En este sistema, las prácticas financieras son cómplices de todas las violaciones denunciadas por los territorios, llamando a la coherencia ética en las inversiones y financiaciones.
El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM) se unió a la III CEI, afirmando que "llevará la voz de estas comunidades hacia Europa, avanzando en la amistad social y el compromiso de denuncia de un sistema económico y social que produce víctimas e impide la fraternidad universal". Del mismo modo, el CELAM advirtió que América Latina y los pueblos afectados por la minería "requieren cambios profundos en los estilos de vida, en los modelos de producción y consumo, y en las estructuras de poder consolidadas"; por ello, realiza acciones orientadas a rediseñar "multilateralismo desde abajo y no meramente decidido por las élites de poder, en respuesta a las crisis socioambientales que afectan al mundo, especialmente a los más pobres y a la Tierra".
Europa tiene una agenda marcada en lo que se ha llamado Transición Energética, diversos enfoques que vienen desde la UE, o de acuerdos y convenios bilaterales de países europeos con gobiernos de América Latina, que promueven un avance para la obtención de minerales críticos, considerándolos "alternativas" a los combustibles fósiles y al carbón. Para América Latina la historia es distinta. Esta llamada transición energética no supone un cambio de modelo, sino que continúa sosteniendo el sistema colonial y extractivista de materias primas, a costa de la vida de miles de personas y territorios.
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El Banco Mundial ha sugerido que la demanda de minerales de transición clave podría aumentar alrededor de un 500% para 2050 (Hund et al., 2020). Sin embargo, la superposición económica y socioambiental que ha usurpado territorios de una política colonial está siendo cuestionada por los pueblos indígenas, las comunidades tradicionales, los movimientos sociales, la sociedad civil y las iglesias que acompañan las realidades martirizadas por las economías extractivas.
Asimismo, la iniciativa Global Gateway de la UE, anunciada a partir de 2021, tiene como objetivo abordar las brechas de inversión en el Sur Global. Durante el período 2021-2027, el Equipo Europa (la UE y sus estados miembros) se ha comprometido a movilizar hasta 300 millones de euros para proyectos en todo el mundo, centrados en la transformación digital, la resiliencia climática, la sostenibilidad energética, las redes de transporte eficientes, la salud, la educación y los sistemas de investigación. Sin embargo, según una investigación publicada por CONCORD, si no se replantea eficazmente el Global Gateway, exacerbará las desigualdades en los países socios en lugar de reducirlas.
Uno de los ejemplos que están generando procesos muy violentos tiene que ver con la extracción del litio. El litio se utiliza para fabricar celulares, baterías, pantallas y los tan de moda autos eléctricos. Es uno de los minerales que Europa y el Norte Global han nominado como minerales críticos y para su extracción se utilizarán cantidades incalculables de agua. El agua es precisamente una de las principales claves de la disputa. Estudios recientes estiman que se pueden utilizar hasta 2 millones de litros de agua para producir un kilogramo de litio. El litio se extrae de salares y zonas cercanas a glaciares. También se pretende extraer litio en piedra en comunidades indígenas con vocación agrícola y ganadera, que ya sufren sequías.
Los defensores que estarán presentes en la gira, denuncian un panorama de múltiples violaciones a los derechos humanos, especialmente en contextos donde las comunidades indígenas enfrentan proyectos extractivistas y falta de protección estatal adecuada. Criminalización y persecución a quienes resisten al avance del modelo capitalista extractivista, gobiernos de distintos niveles que protegen y legitiman a las empresas mineras. También muestran irrespeto a la consulta previa y al Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que los protege y debería garantizar sus derechos colectivos.
Esto está derivando poco a poco en una violencia racista y etnocida que busca destruir a pueblos enteros y que pretende despojarlos de sus territorios, que no consulta, que ingresa a sus territorios sin su consentimiento y que no respeta su cosmovisión, espiritualidad y forma de vida. Denuncian la contaminación, destrucción del ambiente y de las fuentes de agua, así como problemas de salud que no están siendo atendidos.
"Escuchar las voces que han sido silenciadas", es lo que proponen Vito, Gladis, Valentina, Joan, Ranilson, Itaxaha, Christian y Guilherme; ellos conmueven los oídos de quienes escuchan con las palabras que nombran el sufrimiento, el martirio, el dolor, la enfermedad en los territorios donde ha llegado la minería. Pero también conmueven con el testimonio de que hay que defender la vida, de que hay que sacudirse para enfrentar el monstruo que tiene muchas cabezas y rostros y que no va a parar, que encontrará nuevas formas de reproducirse y de llamarse. Conmueven y movilizan con la esperanza de que sumando voluntades y acciones es posible cambiar el futuro.