¿Qué es el Grounding?
Somos naturaleza y necesitamos el contacto con la tierra. La importancia y los beneficios de esta práctica, por Paula Varelo.
*Por Paula Valero, comunicadora y profesora de yoga. Creadora de Flama Yoga.
Todos los días surgen nuevas propuestas para conectar con la tierra, ser más conscientes del presente y cuidar nuestro planeta. Por eso hoy, 5 de diciembre, como se conmemora el Día Mundial del Suelo, te invitamos a conocer más sobre el "Grounding" o "Earthing".
Siempre me pregunto: ¿Por qué nos cuesta tanto conectar con lo simple y buscar el bienestar día a día? ¿Cómo puede ser que no permitimos que alguien nos trate mal en el espacio público y sin embargo no prestamos atención a cómo nos tratamos a nosotros mismos?
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Te propongo evitar el escepticismo, partiendo de la base de que cualquier propuesta que nos ayude a frenar la mente nos hace bien, ya sea por segundos, minutos u horas. Y si eso implica estar conectados a la naturaleza para tomar conciencia, agradecer y cuidarla mejor. Afinar nuestros sentidos y enfocarlos en percibir nuestro cuerpo en perfecta comunión con el entorno nos puede brindar momentos de felicidad, lucidez y relajación. Y, por supuesto, mayor compromiso para el cuidado del ambiente.
¿Qué se entiende por grounding?
Aunque el "grounding" sea conocido con el término inglés, este concepto no es más ni menos que estar en contacto con la tierra, es decir, no es ningún invento anglosajón. Esta tendencia te invita a poner en contacto tu cuerpo con la tierra -sentado, acostado o parado- para permitir que su energía fluya hacia vos. La palabra aterrizar es eso, tocar tierra. Por eso, aterrizar con nuestro cuerpo en la tierra es algo tan simple como natural.
Apunto y te cuento mi experiencia personal: si veo pasto, arena o rocas, siempre intento sacarme el calzado, caminar y sentir cómo la planta de mi pie entra en contacto con esa superficie, con otra temperatura, con otra forma, con la energía de la tierra. Acompaño este momento cerrando los ojos e intento que todas las sensaciones vengan de esa conexión con la tierra. Practicarlo siempre me hace bien, me conecta con la naturaleza y con la energía más sutil de mi ser. Me siento integrada con el planeta y el universo en el cual estamos inmersos. Respiro y, por el simple hecho de concentrarme, entro en un estado de meditación. No importa cuánto dura, lo importante para mí es hacerlo.
Esto no deja de ser una herramienta más, entre muchas otras, para ayudar a calmar nuestro sistema nervioso. Cada vez más naturalizamos el hecho de vivir con ansiedad y estrés. Y se le suma la contaminación de las grandes ciudades, los estímulos tecnológicos, la cantidad de ondas eléctricas que nos atraviesan todos los días.
La clave número uno, para mí, es la constancia. Y la segunda, confiar en la entrega a la naturaleza como fuente reguladora de nuestra vida. No hace falta viajar a un bosque o a la playa. Podés hacerlo en la plaza o en el jardín de tu casa, si tenés esa posibilidad. Intentalo al menos una vez por semana, tomate 15 minutos y, de a poco, vas a ir sintiendo los resultados.
Recordá que la base de recarga de nuestro cuerpo es la tierra, por eso es importante vincularnos con ella. A través de este ejercicio, logramos conectar con el momento presente y reducimos el estrés.
Ponelo en práctica y contame cómo te va.