Activismo
Entrevista

Julián Weich: "La conservación del planeta es tan importante como salvar a las personas"

Embajador de Unicef desde hace más de 20 años, aprovecha su popularidad para ayudar lo más que puede, siempre atento a la sustentabilidad.

Julián Weich nació hace 54 años en una familia que le inculcó la solidaridad y la ayuda al prójimo, a pesar de que en esa época, dice, "a nadie le preocupaba" la ecología. Fue durante su carrera en televisión cuando descubrió que tenía influencia y capacidad de hacer un cambio, y se dedicó a eso.  

Desde 1994 es "embajador de buena voluntad" de Unicef y desarrolla proyectos solidarios y educativos para niños. También fundó Conciencia, la primera "empresa de consumo masivo con impacto social" que distribuye y vende productos de primera necesidad y dona el 50% de la recaudación a cuatro ONG: Techo, Ruta 40, Cooperadora Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y Fundación Huésped.

"Dentro de todo lo que hago trato de que una parte se equipare. En la medida en que comercialmente se puede, trato de que sea sustentable", dice a Carbono.news.

Alguna vez contaste que tu misión era ayudar a los que ayudan, ¿te pasa seguido que te piden consejos?

Todo el tiempo me pasa y todo el tiempo asesoro en base a mi experiencia. Como hace mucho que lo vengo haciendo, aprendí lo que se puede hacer o no, o lo que conviene o no conviene. Y lo que trato de aportar es que la gente no se frustre, porque cuando uno tiene ganas de ayudar, empieza y se da cuenta de que no es todo tan fácil ni todo tan lindo, generalmente se frustra esa persona y no ayuda más, entonces es como perder un soldado.

Busco que la gente que tiene ganas de hacer algo empiece de una manera como para que le salga no bien, sino lo menos mal posible. Y 

¿Recordás alguna vez que te hayas desanimado?

Como hace tanto que lo hago no tengo memoria de algún día en especial. Obviamente que pasa muchas veces, pero si ayudaste a 1000 y te fue mal en 10, bueno, hay 990 que están bien, y cuando uno es consecuente en el tiempo, cada vez es más lo que hacés bien que lo que haces mal. No me preocupa cuando algo no sale, es parte del hacer.

¿Cómo lidias con esa sensación de que, mientras más involucrado estás, más fácil es desanimarse?

Yo soy consciente de que no voy a salvar al mundo, pero también soy consciente de que peor no lo voy a dejar. Es la manera de ver tu trabajo. Yo sé que cuando intento ayudar no puedo ayudar a todos, pero bueno, sería muy omnipotente pensar que puedo ayudar a todos.

Pero no dejo de ayudar: si hay 1000 personas que me están escuchando, con que yo ayude a uno la misión está cumplida. Obviamente yo quiero ayudar a más, pero con ayudar a uno vale la pena. Si son más, mejor, pero no me preocupa la cantidad, sino te frustras siempre, porque siempre son más lo que necesitan que los que no.

¿Cómo se cruza el activismo social con el ambiental?

En mí son lo mismo, ayudar al planeta o a una persona... obviamente entre salvar a un árbol o a un chancho voy a elegir una persona, no lo dudes. Pero para mi la conservación del planeta es tan importante como salvar a las personas, porque sin planeta no podés salvar nunca a la humanidad: si el agua del mundo estuviera completamente contaminada, no tiene sentido la humanidad, entonces tenemos que ocuparnos de todo.

Me pasa en Conciencia, que es una empresa que dona lo percibido a cuatro ONG. Por ejemplo yo vendo agua, y el agua viene en una botella de plástico, que obviamente no está bueno, pero no hay otra manera hoy de vender en forma masiva agua que no sea en botella de plástico, porque podés vender en botella de vidrio, pero pasan dos cosas: si yo tengo que llevar mi agua a Salta la tengo que llevar en un camión, que va a gastar mucha nafta, y después me tengo que traer esa botella de vidrio, y voy a gastar nafta en traerla, después tengo que lavar esa botella... entonces no es tan fácil, no es que todo es color de rosa porque es de vidrio.

También dentro de la empresa tenemos cepillos de dientes: hay dos con tapita -que es un invento argentino- y otros que están hechos de madera. Lo que tiene la madera es que uno dice "¡eh, cuánto árboles!", pero no, porque los muebles de madera y todo eso se siguen haciendo. 

Cepillos de dientes compostables (Instagram @conciencia_ar)

Por eso tenemos los tradicionales, los de tapita, que son iguales pero con plástico reciclado y los de madera, que son nuevos, sustentables. Dentro de todo lo que yo hago trato de que una parte se equipare. En la medida en que comercialmente se puede, trato de que sea sustentable.

No hay que ser absolutista ni fanático, porque hay gente que es fanática del todo o nada. Si todos fuéramos vegetarianos nos comen las vacas, estarían los chanchos corriendo por la avenida. Hay que buscar un equilibrio y hay que tratar de hacer el menor daño posible, hacer todo en forma consciente.

Yo siempre digo que hago pis en el bidet porque uso menos agua potable. No puede ser que uses cuatro litros de agua potable para sacar el pis del inodoro, no tiene sentido. En cambio con el bidet usás un chorrito, limpiás y no pasa nada. Yo sé que es una pavada o parece que no es nada, pero a mi me hace sentir mucho mejor no desperdiciar ese agua y estoy colaborando con el agua del planeta. Puede ser que nadie se entere, pero yo me siento mejor.

¿Cómo es el proceso de los productos que vende Conciencia?

Maxiconsumo me distribuye en todo el país. Yo me apalanco en empresas que ya existen y ya producen alimentos, por eso tengo agua, arroz, pasta, cepillos de dientes, arvejas, tomate, agua con gas, agua de litro y medio. Ahora estamos sacando pintura, termos, mates. Todo lo que sea de consumo masivo y que sean productos básicos trato de que sean marca Conciencia, porque eso me permite que la gente cuando compra este producto al mismo precio que otro, parte de lo que está gastando vuelve a la sociedad a través de las ONG.

Es una manera de que el capitalismo en el que vivimos sea consciente. El capitalismo no es malo, lo malo es qué haces con la plata: si yo gano y me dedico a comprar máquinas que contaminen no tiene ningún sentido que gane la plata, ahora si con esa plata ayudo a gente o a ONG o cultivo árboles o planto todo lo que le haga bien al planeta, está buenísimo.

¿Cuándo nació tu conciencia sobre la ecología?

Cuando yo era chico hace 50 años no existía la ecología, no se hablaba de reciclado, de lo sustentable, a nadie le preocupaba. Todo el mundo se empezó a preocupar cuando vieron que el planeta se estaba cayendo a pedazos. Lo que sí aprendí en mi casa es a vivir en un ambiente solidario, pero normal: hacer una gauchada, atender al vecino, llamar al que estaba enfermo, regalar lo que no se usaba, la típica solidaridad de un hogar normal. Mi mamá era partera, trabajaba como enfermera también, mi abuela también era partera, había un vínculo con el ayudar, una predisposición por estar atento al otro.

Pero a mi se me potenció en la TV, al trabajar en TV y darme cuenta de que yo era conocido, que la gente me hacía caso dije "bueno, voy a potenciar lo que yo creo que hace bien", y así empezó.

Dijiste en una entrevista que tenías un proyecto de desarrollo en 20 años para Argentina, ¿podrías contarnos los puntos principales?

Sí, tengo un plan a 20 años. Es un solo punto, es muy fácil y ojalá alguien me escuche: si nos dedicamos a transformar cada escuela de este país en una usina de educar personas salimos adelante.

Yo fui a 150 escuelas rurales, conozco otras 100 tradicionales, y no se usan para educar, se usan para que los chicos vayan a comer, y en algunas se educa. Educar no significa estudiar geografía, matemática e historia, educar significa formar personas. Para eso tenés que dedicarle mucho más tiempo. El punto de partida es la escuela, si logramos que todos los chicos entren a la escuela y pasen por este proceso ninguno va a salir ladrón ni delincuente ni nada, va a salir una persona de bien, o al menos van a ser más los que salgan personas de bien que lo que salgan pensando en no hacer el bien.

Muchos terminan la primaria y no saben leer. Fueron a la primaria, pero no quiere decir que hayan aprendido. Esto se ve cuando entran a la facultad, las falencias que tienen los alumnos, y no porque no tengan capacidad, sino porque transcurrieron la escuela como algo que hay que terminar. El tema está en la calidad educativa, esto no tiene que ver con los docentes, sino con la manera de invertir en una escuela: los recursos, como los administrás dentro de una escuela, qué querés lograr.

¿Qué sumarías a la educación actual?

Todo lo que hace a un ser humano: la espiritualidad, lo físico, lo emocional, lo académico. Las escuelas tienen que estar impecables, bien construidas, el nene tiene que ir a la escuela porque lamentablemente el baño de la escuela es mejor que el baño de su casa.

Hay que lograr que las escuela estén abiertas mucho más de ocho horas por día, 20 horas, en turno mañana, tarde, en capacitación y en post-hora para un montón de cosas que se pueden hacer dentro de la escuela. Que se aproveche al máximo el lugar físico y la cantidad de ya sea docentes, profesores, cualquier persona que tenga la capacidad de darle algo a un niño hay que aprovecharlo. Hay que hacer todo lo posible para que el chico quiera estar en la escuela.

Esto ya lo vi en otras escuelas: funciona. No es que estoy inventando un modelo que es una utopía. Ya lo vi y funciona, pero lo que pasa es que tiene que estar en todas: en la más chiquitita y en la más grande, en todas.

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