Granjas porcinas: la campaña para frenar el acuerdo con China
Argentina prevé multiplicar enormemente su producción de cerdos para abastecer al país asiático, pero los expertos advierten sobre las gravísimas consecuencias de esta decisión.
El anuncio se hizo a principios de julio y no tuvo mucha trascendencia. La cancillería argentina celebraba los primeros pasos de una "asociación estratégica" con China para producir "nueve millones de toneladas de carne porcina de alta calidad" en el país, y exportarlo para abastecer a China.
Producir esos nueve millones de toneladas implicaría multiplicar 14 veces lo que Argentina produjo en 2019, y pasar de producir entre seis y siete millones de cerdos, a cien millones. Como China sufrió un brote de peste porcina africana, tuvo que sacrificar cruelmente a más de 250 millones de cerdos, y por eso pensó en Argentina para exportar sus granjas industriales y producir aquí eso que ellos ya no pueden.
Pero ese movimiento tendría consecuencias nefastas para el país. Y así lo advirtió la periodista Soledad Barruti, autora de "Malcomidos" y "Mala leche", en un posteo que se viralizó e impulsó una campaña en contra de este acuerdo con China y de la instalación de granjas porcinas en Argentina.
Barruti expuso las tremendas condiciones en las que son criados cerdos y cerdas y el riesgo enorme que implicaría para el país comenzar a producir la carne que los chinos consumen a mansalva cada año, comenzando por las enfermedades zoonóticas -como la Covid-19- que matan a millones de personas anualmente.
"Esto que muchos ven como un negoción puede traer consecuencias tremendas para el campo en general y para nuestras vida en particular", comienza explicando Barruti en el video de Instagram que se viralizó e impulsó la junta de firmas para frenar este acuerdo con China.
Y continúa "Argentina (gracias al programa Pura Soja en el que nos metimos en 1996) es el gran alimentador de los cerdos de China. Somos los productores de la soja que luego comen los animales que se engordan en ese país. Ahora además vamos a producir esos animales. Este documento todavía no se firmó, por eso es importante, todavía estamos a tiempo de oponernos".
Entre los problemas que enumera Barruti, éstos son solo algunos:
- La sojización. Provocó un aumento del 1400% en el uso de venenos. Ahora vivir en el campo es la posibilidad de agarrarse cáncer, de tener infertilidad, enfermedades rarísimas y vivir bajo una guerra química.
- La deforestación. Argentina es uno de los diez países del mundo con más deforestación. "No estamos cargando todos los bosques en pos de extender estos cultivos que hay que multiplicar", dice Soledad.
- Los fertilizantes. "Otros de los químicos que se utilizan en el campo y van destruyendo la biodiversidad y la fertilidad de la tierra".
"Una granja industrial de cerdos es un lugar absolutamente infernal", cuenta después y detalla cómo los animales son sometidos a la extracción de sus propios colmillos -sin anestesia- y al corte de sus colas, para evitar que, por el enorme estrés al que estarán sometidos, se mastiquen unos a otros.
Las cerdas pasan casi toda su vida embarazadas, hasta que van a parar al matadero. Dar entre 12 y 14 cerditos cada seis meses y todo su tiempo transcurre en una jaula del tamaño de su propio cuerpo.
Por supuesto, las terribles condiciones de vida causan que los animales bajen su inmunidad y desarrollen enfermedades, que se contienen con antibióticos, antivirales.
El uso sostenido de estos "remedios" provoca que las bacterias muten y que se vuelvan más resistentes y después no haya forma de tratar las enfermedades que producen. Allí es justamente donde se gestan enfermedades zoonóticas, como la Covid-19, que saltan del reino animal al humano.
"No queremos transformarnos en una factoría de cerdos para China, ni en una fábrica de nuevas pandemias", dicen miles de argentinos, con la esperanza de ser escuchados y frenar este acuerdo.