Del "bla bla bla" de Greta a las lágrimas de Sharma: ¿por qué la Cop26 se suma a 30 años de frustración y fracaso?
Los cambios de último momento impulsados por China, EEUU, UE e India para rebajar el concepto "eliminar" por "reducir progresivamente" los combustibles fósiles, sepultó una nueva cumbre para la acción climática. Los niños y jóvenes se hacen eco del bla bla bla de los políticos mientras se juegan su propia supervivencia. La ciencia ya se expresó: "las decisiones deben ser drásticas".
Pocas horas antes a que se labrara el acuerdo final de la Cop26, la lluvia y el gris del cielo de Glasgow, ciudad escocesa donde se realizó una nueva cumbre para la acción climática, adelantaba el veredicto final: no hay ni habrá pronunciamiento radical ni esfuerzo de los grandes emisores para reducir -al ritmo necesario- los gases de efecto invernadero y salvarse siquiera el propio pellejo. En definitiva, la esperada Conferencia de las Partes n° 26 se suma a los 30 años por la carrera de los bla bla bla.
Aunque por estas horas hay quienes celebren para las cámaras y lo micrófonos, dudo que quien tenga sensatez política, social, económica y ambiental dialogue en paz con su propia consciencia. Y, en este escenario de doble moral, probablemente, las lágrimas del presidente de la Cop26, Alok Sharma, al cierre de la "máxima negociación climática", sean lo más sensato y hasta lo más simbólico a la hora de resumir el fracaso.
"Quiero decirles a todos los delegados que pido disculpas como esta presidencia se desarrolló y lo siento profundamente", dijo Sharma, quien, entre suspiros, agregó: "Entiendo la profunda decepción, pero creo que, como se dieron cuenta, también es vital que protejamos este paquete".
El llanto, traicionero de las palabras del británico, puso en evidencia durante casi un minuto la sensación por encima del discurso. Y no es para menos: mientras la expectativa por un posible acuerdo entre China y Estados Unidos crecía, el lobby de los grandes grupos económicos hacía estragos tras bambalinas, allí donde las máscaras se caen y la declamación se pausa.
Como en un típico meme de expectativa vs realidad, a última hora, la realidad abofeteó a la expectativa y tiró por la borda un concepto clave para esta Conferencia de las Partes: "Eliminar". Una sola palabra bastó modificar para que la aclamada Cop26 entrara en el historial de la desgracia. Concretamente, mientras trascendía un compromiso sin precedentes para eliminar los combustibles fósiles, en las salas de negociaciones y a último minuto, China, Estados Unidos, la Unión Europea y la India, rebajaban el concepto "eliminación" a "reducción progresiva".
¿Podemos ser progresivos en un planeta que arde en llamas? La ciencia (ya no la creencia ni el fanatismo) asegura que no. Lo hizo previo a la Cop26, a través del último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) que asegura que en todos los escenarios analizados se supera la barrera de 1,5 grados en los próximos 20 años, menos una excepción a la regla: llevar a cabo reducciones rápidas y a gran escala de las emisiones.
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Pero toda excepción tiene su receta. En este caso, saltarse a la regla tiene como protagonista a los combustibles fósiles. Es que, una vez más la ciencia señala que "el 60% de los proyectos de petróleo y gas a nivel global deben quedan literalmente bajo tierra para evitar el sobrecalentamiento del planeta y evitar que la temperatura terrestre aumente más de 1.5°C de los niveles preindustriales".
Entonces: ¿alcanza con las reducciones progresivas? Y lo que es peor: ¿alcanza con la ambición y el compromiso? Porque, como bien definió la activista sueca Greta Thunberg, hasta acá todo es parte del "bla bla bla".
Conservando su diplomacia, el Secretario General de ONU, António Guterres, se sumó a la sensación de frustración y fracaso: "Es un paso importante pero no es suficiente. Debemos acelerar la acción climática para mantener vivo el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados", y sumó sobre la necesidad de eliminar los combustibles fósiles: "No hemos conseguido estos objetivos en esta conferencia. Pero tenemos algunos elementos para avanzar".
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¿Peor es nada?
Si forzosamente miramos el vaso medio lleno y acudimos a frases célebres para tapar la angustia y decepción tales como "la esperanza es lo último que se pierde", "peor es nada" o "más vale tarde que nunca", la Cop26 dejó algunas luces al final del túnel.
¿Cuáles?
-Se ultima a los Estados desarrollados a duplicar la transferencia de fondos para la adaptación y mitigación de los menos desarrollados.
-Los países tendrán que actualizar como máximo el próximo año sus metas de reducción de carbono para 2030.
-Los países firmantes del acuerdo llaman a reducir el uso del carbón como fuente de energía y los subsidios a los combustibles fósiles ineficientes
-Se toma la posibilidad de dialogar para analizar la relación financiamiento económico por daño climático generado.
-Estados Unidos y China se comprometieron a cooperar para el clima en la próxima década. Esto incluye actuar sobre emisiones de metano, transición energética, descarbonización.
-Los referentes de más de 100 naciones, que representan casi el 85% de los bosques del mundo, se comprometieron a frenar la deforestación hacia 2030 aunque no está claro cómo se controlará dicha declaración conjunta.
-Se acordó un programa para disminuir un 30% las emisiones de metano hacia 2030.
-Más de 40 países acordaron reducir el uso de carbón y, de forma inédita, se lo señala explícita como causa directa del calentamiento global. Australia, India, China y EE.UU, grandes consumidores de carbón, aún no firman el acuerdo.
Los alicientes del fracaso se leen y suenan bien. Sin embargo, hay que llegar a "casa" y cumplirlos. A esta altura y después del bla bla bla de Greta y de las incontenibles lágrimas de Sharma, la crisis climática entra en el plano de la Fe. Es que con estas acciones y con la bandera del gradualismo, legislar para la vida (como pide el niño activista Francisco Vera Manzanares) es para la política y los grandes grupos económicos un slogan más de campaña.
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Lo que no quieren saber los grandes líderes y verdaderos responsables del ecocidio de nuestro planeta es que lo que esta generación de jóvenes y niños se juega es su propia supervivencia. Y, como reza la Declaración Universal de Derechos Humanos: "Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona".
¿Acaso, les importa la vida?