¿Cuál es la diferencia entre vegano y cruelty free? Qué tenés que saber al leer una etiqueta
La oferta de productos naturales y ecológicos es cada vez más grande, pero también las dudas sobre qué es preferible consumir y qué los diferencia a cada uno.
Los productos naturales, ecológicos y ‘handmade' (hechos a mano) son cada vez más populares en comercios, especialmente online, que buscan revolucionar el mercado de la belleza y el cuidado personal con una oferta más armónica con la naturaleza y menos dañina.
Que los seres humanos son parte de la naturaleza y no propietarios de ella es una idea que está creciendo y que necesita, inevitablemente, llevarse a la práctica en lo cotidiano, para lograr una coherencia entre los pensamientos y los hechos.
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Entre la enorme cantidad de productos que se suben a esta tendencia sustentable que llegó para quedarse, abundan las etiquetas en las que se puede leer "vegano" y "cruelty free" (sin crueldad), dos motes que aplican a muchos de los productos que se comercializan, y que para muchos son sinónimos, aunque en realidad refieran a cosas distintas.
¿Qué significan?
Vegano: no contiene ingredientes de origen animal, ni derivados.
Cruelty-free: no fue testeado en animales.
Así, vemos que un cosmético, por ejemplo, podría ser vegano, es decir, sin contenidos de origen animal, pero haber sido probado en animales antes de salir a la venta. Asimismo, un producto puede ser cruelty free, no testeado en animales, pero puede no ser vegano ya que puede contener derivados de origen animal.
Para estar más informado, es importante saber leer las etiquetas. Por ejemplo, si algún producto contiene colágeno o keratina, no puede ser vegano. El primero se obtiene de huesos y cartílagos de animales; y la keratina es una proteína presente en el pelo, cascos, pezuñas y cuernos de animales.
Tres aplicaciones que pueden ayudarte a comprender los ingredientes de los productos que consumís son: MyRealFood, Yuka y ElCoco.
Por lo tanto, si querés asegurarte de que ningún animal haya estado involucrado en el proceso de producción, la etiqueta debe contener los dos términos: vegano y cruelty free.
No obstante, un producto que reúna estas dos características tampoco es suficiente para considerarlo totalmente sustentable. Y menos si se vende, por ejemplo, envuelto en plástico. La Fundación Ellen MacArthur estima que, de seguir este ritmo, para 2050 habrá más plásticos que peces en el mar.
La sostenibilidad como eje transversal
Como se mencionó anteriormente, ser vegano y consumir productos cruelty free no alcanza para ser totalmente "sustentable". Aunque tampoco se puede vivir con la presión de serlo todo el tiempo.
El envoltorio de los productos es uno de los puntos más claros. Hay veces que tienen más de una capa de plástico para sellarlo innecesariamente. Lo que se puede hacer es siempre recurrir al reciclado, aunque no sea lo más preferible seguir generando este material contaminante.
Pero otro tema fundamental es aquel que no vemos: el camino de producción.
¿Las personas que trabajaron en su elaboración cobraron un precio justo?, ¿se respetaron todas las leyes laborales?, ¿cómo sabemos que el producto no está contaminado con otros químicos?
Por otro lado, para tener la seguridad de que un producto no contiene químicos dañinos para la salud, debe ser agroecológico u orgánico. Y acá se abre otro interrogante: ¿en qué se diferencia lo orgánico de lo agroecológico?
Orgánico: no contiene agroquímicos y cuenta con alguna certificación avalada por el SENASA. Este sello no asegura que se haya producido en ideales condiciones laborales. Sus productos son más caros que los agroecológicos por el tipo de certificación.
Agroecológico: no contiene agroquímicos, pero no está certificado. Desde la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), están trabajando junto con el SENASA y el INTA en una "certificación agroecológica". Por ahora, solo se basa en la confianza entre productor-consumidor que asegura que el producto fue elaborado en buenas condiciones laborales. Es más barato que el orgánico.
Hasta ahora, hay 34 campos con "certificación agroecológica" pero son parte de una "prueba piloto". La UTT, con el acompañamiento de estos dos organismos oficiales, está elaborando varios protocolos para conseguir la certificación oficial.
Según Rubén Gutiérrez, miembro del Consultorio Técnico Popular (COTEPO) de la Secretaría de Comercio y Producción de la UTT, el presidente del SENASA, Carlos Paz, les dijo que "hay una gran posibilidad de inscribir esta certificación como un nuevo sistema participativo de garantía desde las organizaciones sociales".
Esta nueva certificación en marcha es necesaria, según Gutiérrez, porque la orgánica les pedía unos galpones especiales que los productores agroecológicos no pueden construir ya que el "90% de estos trabajadores alquilan la tierra y por contrato, tienen prohibido edificar cualquier estructura de material o que dure muchos años".
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Además, el referente también sostuvo que tampoco les gusta la certificación orgánica porque no tiene en cuenta las condiciones laborales en los campos. "Para nosotros es fundamental que evalúen los aspectos laborales, sociales, de género, y que los hijos de los productores estén viviendo bien", destacó Gutiérrez. Aún no hay fecha estipulada para la finalización del proceso de esta nueva certificación.
La tendencia de consumir productos más sanos llegó para quedarse. La oferta es diversa y cada vez mayor. Todas las personas pueden ser parte del camino hacia la sostenibilidad, que implica que lo que se elabora no impacte negativamente en el ambiente, y busca un beneficio económico y social tanto para las personas como las empresas.