"Bond Eyewear", la firma de San Isidro que transforma botellas plásticas desechadas en gafas
Ya emplea a casi a una veintena de trabajadores y tiene un catálogo con más de 150 productos distintos.
Malcolm Rendle, un joven de 30 años que estudió Administración, salió a correr por Vicente López cerca del vial costero del Río de la Plata y se sorprendió con una triste imagen: la marea baja dejaba ver miles de envases vacíos y abandonados.
A partir de ese momento su cabeza hizo un click y se propuso generar un negocio sustentable para poder reutilizarlas, para que recobraran vida.
Se transformó en emprendedor de manera impensada y con una inversión inicial de 13.000 dólares desarrolló la marca Bond Eyewear que convierte los residuos en lentes de sol y de lectura gracias a las impresoras 3D.
Mirá también: "Plastic Oceans: "El océano genera una de cada dos respiraciones""
Se trata de un claro ejemplo de la llamada ‘Economía Circular' ya que el cien por ciento de los insumos proviene de material abandonado. En inglés, Bond significa "vínculo" y eyewear, "gafas". Por lo tanto, el significado general es "gafas con propósito".
Bond Eyewear organiza recolecciones de desechos en la vera de los cursos de agua contaminados y también recibe desperdicios como forma de pago de sus productos. Ya emplea a casi a una veintena de trabajadores y tiene un catálogo con más de 150 productos distintos.
Las estructuras de PET son trituradas, lavadas y transformadas en pellets (un producto totalmente natural, catalogado como biomasa sólida). Luego, gracias a un proceso de inyección, se ingresa el compuesto en las matrices.
Consultados por Carbono.news, los responsables del emprendimiento expresaron:
"La gente no relaciona lo bello con lo reciclado. Por ello, la cuestión estética para nosotros es muy importante. Nuestra principal característica es hacer marcos de importantes dimensiones y cristales llamativos. También tenemos la posibilidad de gafas más clásicas. Hay para todos los gustos. Optamos por crear una mercadería que tenga rotación de inventario, que la gente utilice mucho tanto los oscuros como los recetados. Fuimos autodidactas en el aprendizaje de todo este proceso".
Con sencillez, describen los cinco pasos fundamentales de un sistema donde un recipiente es suficiente para elaborar un anteojo en apenas 40 minutos:
"Primero, se limpia la botella. Luego, se la tritura y se la funde a 250 grados en la extrusora. Más tarde, con un tornillo rotador, se calienta el plástico y sale por una boquilla de 1,75 mm en forma de tanza para que una bobina la levante y la enrolle. Finalmente, ese mismo plástico se pone en una impresora especial donde se construye el producto final".
La última campaña que diseñaron llama a que sus clientes puedan llevar sus plásticos domiciliarios (limpios y compactados) para que sean pesados en sus locales y, por cada kilo, pueden sumar un 2% de descuento.
Ya operan a través de las tiendas online y tienen presencia en más de 400 ópticas de todo el país.
Desembarcaron en Panamá, Chile, Uruguay, Costa Rica, Paraguay y están cerrando acuerdos comerciales en Alemania, España, Holanda y México.