Salud y alimentación
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Soberanía alimentaria: La huerta urbana agroecológica Margarita II se está construyendo en el patio de Nutrición de la Facultad de Medicina

En un lugar emblemático para demostrar que un modelo sano, sin venenos, es posible, Maximiliano Beltrán, integrante del Colectivo Reciclador, invita a sumarse a toda la comunidad a este proyecto y a sembrar sus propias huertas: "Cualquier persona lo puede hacer".

*Por Abigail Silva, colaboradora freelance

Integrado por vecinos que apuntan a un cambio de alimentación soberana comunitaria, el Colectivo Reciclador impulsa proyectos para demostrar que "la agroecología es el camino para ser amigable con el ambiente". Su misión es visibilizar a través de sus escuelas, sus huertas y composteras comunitarias en las calles y mediante las redes sociales, que es posible vivir mejor y producir comida sana. Bajo una perspectiva en soluciones sostenibles, reutilizan cualquier elemento y lo hacen funcionar para sus huertas: contenedores, cubiertas de autos y tachos de pintura, entre otros.

Mirá también: "Se aprobó la ley que suma la carrera de Huertero Urbano a la enseñanza oficial en CABA, un paso más para la soberanía alimentaria"

Su meta final es cultivar solidariamente en todos los espacios libres de CABA para que cualquier habitante pueda consumir las frutas y verduras de las plantaciones, como los paltos y los limoneros. Pero, paso a paso. Ahora, consiguieron que su escuela de agroecología Margarita II esté en el patio de Nutrición de la Facultad de Medicina, un lugar emblemático para demostrar que un modelo sano, sin venenos es posible.

Maximiliano Beltrán, integrante del Colectivo, cuenta a Carbono.news que junto al grupo de colaboradores logran la experiencia participativa de "producir alimentos de manera soberana" y afirma "que cualquier persona lo puede hacer".

Beltrán dice que los que deseen incursionar en la escuela agroecológica "pueden ser parte de un circuito de alimentación sustentable o sostenible". Además, indica que gracias al accionar del Colectivo demuestran "que los pasivos ambientales pueden ser reutilizados sin romantizar que las empresas produzcan esta cantidad de desechos".

Con respecto a la ola de calor que padeció el país recientemente, Maximiliano resalta que "estamos en un momento en el que el país está atravesando tal crisis climática" que necesita algo elemental: "Nos estamos quedando sin espacios verdes y nos estamos quedando sin sombra. Si no nos ponemos a plantar árboles y no empezamos a exigir que los gobiernos actúen, esto va a seguir avanzando".

"Si no nos ponemos a plantar árboles y no empezamos a exigir que los gobiernos actúen, esto va a seguir avanzando" (Foto: Colectivo Reciclador)

Sobre la emergencia ígnea que afecta a las huertas, Maximiliano despeja dudas y brinda soluciones para los cuidados de huertas en espacios urbanos: "Si nosotros tenemos los cuidados de regarla dos o tres veces al día y alguna protección de cobertura sobre la tierra que la proteja del sol directo, regando las raíces, nunca las hojas, y una observación diaria, van a estar super bien".

-Además de los neumáticos y baldes, ¿qué otros elementos de la vida cotidiana se pueden usar para las huertas?

-Utilizamos todos los vasitos de ultra procesados, que son los de queso crema, yogures, mermeladas, dulce de leche y demás para hacer los famosos repiques; también, los bidones de 6 litros y medio de agua para hacer semilleros. Utilizamos placas radiográficas antiguas que una persona tenga en su casa para hacer cartelitos para invitar a la gente a la huerta o para poner alguna advertencia en las cubiertas; usamos los cubiertos descartables de plástico también para señalizar qué tipo de planta sembramos o las fechas; los famosos "CAR" que son los cajones de alto rendimiento que se descargan en las pescaderías; botellas de PET de cualquier tamaño para guardar bio-preparados, fungicidas y demás que hacemos de forma agroecológica; y usamos las viejas barritas de azufre para hacer bio-repelentes. Es un gran abanico de reutilización el que hacemos.

Carteles hechos con radiografías recicladas (Foto: Colectivo Reciclador)

-¿Qué consejos le brindarían al nuevo vecino que comienza con su propia huerta desde su balcón, patio trasero o terraza?

-Al vecino o vecina le diría que experimente, que pruebe, que arranque. Que se equivoque, que se llene de plagas. Que produzca sus propias semillas adaptadas a su espacio, a sus condiciones lumínicas y de agua, y que todas las personas que puedan y tengan la oportunidad, que produzcan sus propios alimentos.

Vecinos ayudando a construir la Margarita II en la Facultad de Medicina (Foto: Colectivo Reciclador)

Las cubiertas, además de ser recicladas, son pintadas para decorar la huerta (Foto: Colectivo Reciclador)

-Mencionando las charlas y prácticas educativas que realizan en las escuelas agroecológicas, ¿cuáles son las consultas más frecuentes que les llegan de aquellos que quieren aprender y colaborar?

-A muchas personas las huertas se les llena de olor o les sale mal o le salen bichos por todos lados. Entonces las preguntas frecuentes son sobre fracasos en el proceso de compostaje. Otras preguntas son sobre el cultivo en la urbanidad, sobre el tema del smog y demás mitos que hay. También sobre cuándo conviene plantar árboles frutales o exóticas o nativos. Sobre todo, la respuesta más cotidiana para no hacer sus huertas es "no tengo espacio", "no tengo tiempo", "no puedo comprar semillas, tierra". También una frase que solemos escuchar recurrentemente es "se me muere todo, se me mueren hasta los cactus".

El CEAMSE hizo una donación de compost para la Margarita II (Foto: Colectivo Reciclador)

-¿Se puede optar por una alimentación soberana 100% o los precios para sus cuidados y mantención no acompañan de momento esta experiencia?

-En cuanto a precios, siempre va a convenir la agroecología porque no tenés que comprar elementos transgénicos, ni venenos, ni ningún otro fungicida, ni herbicida. Todo lo podés hacer con cosas que conseguís en tu casa o en tu huerta. Se puede optar al 100%. El único limitante es el espacio, porque nosotros hablamos de que por cada cubierta más o menos de 80 centímetros por 80 centímetros producimos de cinco a siete kilos de alimento anuales. Entonces aún no conseguimos hacer entender que podemos producir en lugares ociosos en el costado de la vía del tren, en parques, edificios públicos.

-¿Algún fruto extra que desean adicionar a su lista de futuras plantaciones?

-Todo lo que se pueda germinar y esté dentro de las condiciones climáticas de CABA, que por suerte son híper amplias lo probamos. Al principio, germinábamos los carozos de palta en agua. Después, al tener una charla con un experto en dengue, nos dijo que esto puede producir mosquitos. Entonces, germinamos directamente en tierra y tuvimos el mismo éxito, porque la planta no tiene que acostumbrarse a un medio hidropónico, sino que es directamente desde su inicio.

-¿Tienen futuras participaciones en otras instalaciones facultativas como ocurre ahora con la refundación de La Margarita II al patio de Nutrición de la Facultad de Medicina?

-Queremos hacer una huerta de muchos miles de metros y ese es nuestro objetivo final. Mientras tanto, vamos a ir fundando escuelas, vamos a continuar con las charlas de compostaje convenciendo a la gente de que este es el camino y lograr que cada persona tenga la experiencia. También lo que tiene la escuela es una oferta de cursos, talleres, de las "7R" por hogar y una vida sustentable. Y también alguna que otra cosa más hay, no quiero spoilear mucho porque todavía estamos armando. Pero hay algo de redes sociales. Hay algo de energías, de riego. Vamos a tener novedades en nuestro Instagram en muy poquito tiempo. Si Dios quiere.

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